Aprenda cómo ser un triunfador
Publicado 1999/05/28 23:00:00
- Redacción/
En este Mensaje al Corazón hoy le decimos: Si usted quiere puede convertirse en una persona excepcional, en un triunfador, en cualquier arte, negocio o profesión al que se sienta inclinado. No importa los años que tenga, usted puede aprender, autoeducarse, y seguir ampliando sus conocimientos y habilidades sin detenerse nunca.
Es opinión generalmente admitida, que durante la juventud es mucho más fácil aprender que al llegar a la edad madura. Esa idea suele expresarse por el dicho: "Perro viejo no aprende jamás habilidades nuevas". La gente ha convertido esto en una verdad por el solo hecho de aceptarlo como verdad. ºDeje ya esa idea! Hemos visto cómo personas de 50 años comienzan la universidad y tienen notas brillantes, y personas de 40 y 45 años que se lanzan a negocios que hace 20 años eran pura ilusión y no podían llevar a cabo por motivos familiares, económicos, etc., más tarde logran grandes éxitos. ¿Por qué razón? Porque creyeron que podían hacerlo. Si nuestra mente crece y se fortalece con los años, lo natural es que usted aprenda mejor y más completamente en la edad madura.
"Aprender el modo de aprender", es la clave para aprender mejor y más aceleradamente algo nuevo. La mente humana puede cumplir todo aquello que se propone de modo persistente. Si usted mantiene en su mente la actitud del deseo para la obtención de todas aquellas cualidades que puedan faltarle a fin de obtener éxito en sus esfuerzos, logrará lo que se propone. No hay estudio difícil para edad alguna. El verdadero estudio consiste en un esfuerzo mental, agradable y fácil. Estudiamos cuando contemplamos o admiramos alguna cosa. Inconscientemente estamos examinando en todos sus aspectos ese algo y recordamos después sin necesidad de esfuerzo alguno muchas de sus fases o expresiones. Esto significa que usted puede a cualquier edad seguir las inclinaciones de su corazón y de su mente aprendiendo o estudiando aquello que le agrade y ser realmente un maestro en ese campo. Se nos impone un estudio difícil cuando se nos obliga admirar; se nos obliga a admirar cuando se nos obliga a amar y cuando se nos obliga a amar por la fuerza alguna cosa generalmente acabamos por odiar esa misma cosa.
La experiencia de aquellos que antes que nosotros han ejercido algún arte o profesión que nosotros también queremos hacer, tiene ciertamente un valor innegable, pero un valor solamente sugestivo. Hay una gran cantidad de reglas y de cánones de artes, que han de ser echados abajo, pues detienen y sofocan toda originalidad. Sutilmente se inculca (sin cesar) a los que se disponen aprender algo, que el límite superior de toda profesión ha sido ya alcanzado por algún maestro del pasado, y que es ridículo siguiera pensar que puede ser superado. En realidad los grandes genios no conocen a ningún maestro como lo máximo, por antiguo y grande que sea. En la exteriorización de su genio, no admiten otras reglas que las suyas propias, a las que incluyen las reglas de otros. Así hicieron los grandes hombres, pues en realidad nuestra mente puede encerrar la semilla de una idea, de un descubrimiento, de una invención, de una forma artística completamente nueva y que el mundo no conoce.
El sentir verdaderamente el deseo de hacer una cosa es prueba de que se puede hacer. Sí, así es. El deseo es la prueba más concluyente de que se posee la capacidad necesaria para dar cumplimiento a lo que se desea alcanzar. ¿Quién nos hubiera podido enseñar a andar o hablar si el deseo de hacerlo no hubiera ya nacido en nosotros? Una vez que decida comenzar cada minuto que emplee será una cantidad de práctica adquirida, al igual que cada minuto que tarde en hacerlo será una cantidad de práctica perdida en relación al arte o estudio que trate. Lo que hay que hacer es convertir esta práctica en algo agradable, como el niño que se entretiene tirando la pelota. Siempre debe empezar por lo más sencillo, lo más rudimentario, como un niño que para poder andar es necesario que se arrastre por el suelo. Para conseguir resultados perfectos se tiene que comenzar por conseguir resultados imperfectos. Cierto que no podemos esperar un éxito completo en una hora, o un año. Pero si persiste, en cada paso que dé se estará acercando al éxito total. Persistir es mantenerse activo, hacer todo el esfuerzo y esmerarse. El resultado obtenido hoy es siempre mejor que el de ayer.
Le digo una vez más, no importa la edad que tenga, comience a aprender nuevamente. Hay mucho que hacer, mucho que realizar, la vida es maravillosa. Usted puede seguir trabajando y aprendiendo hasta el último día de su vida, siga perfeccionándose, hacerlo es algo maravilloso y Dios quiere que así sea y no se olvide que con El somos...ºinvencibles!
Es opinión generalmente admitida, que durante la juventud es mucho más fácil aprender que al llegar a la edad madura. Esa idea suele expresarse por el dicho: "Perro viejo no aprende jamás habilidades nuevas". La gente ha convertido esto en una verdad por el solo hecho de aceptarlo como verdad. ºDeje ya esa idea! Hemos visto cómo personas de 50 años comienzan la universidad y tienen notas brillantes, y personas de 40 y 45 años que se lanzan a negocios que hace 20 años eran pura ilusión y no podían llevar a cabo por motivos familiares, económicos, etc., más tarde logran grandes éxitos. ¿Por qué razón? Porque creyeron que podían hacerlo. Si nuestra mente crece y se fortalece con los años, lo natural es que usted aprenda mejor y más completamente en la edad madura.
"Aprender el modo de aprender", es la clave para aprender mejor y más aceleradamente algo nuevo. La mente humana puede cumplir todo aquello que se propone de modo persistente. Si usted mantiene en su mente la actitud del deseo para la obtención de todas aquellas cualidades que puedan faltarle a fin de obtener éxito en sus esfuerzos, logrará lo que se propone. No hay estudio difícil para edad alguna. El verdadero estudio consiste en un esfuerzo mental, agradable y fácil. Estudiamos cuando contemplamos o admiramos alguna cosa. Inconscientemente estamos examinando en todos sus aspectos ese algo y recordamos después sin necesidad de esfuerzo alguno muchas de sus fases o expresiones. Esto significa que usted puede a cualquier edad seguir las inclinaciones de su corazón y de su mente aprendiendo o estudiando aquello que le agrade y ser realmente un maestro en ese campo. Se nos impone un estudio difícil cuando se nos obliga admirar; se nos obliga a admirar cuando se nos obliga a amar y cuando se nos obliga a amar por la fuerza alguna cosa generalmente acabamos por odiar esa misma cosa.
La experiencia de aquellos que antes que nosotros han ejercido algún arte o profesión que nosotros también queremos hacer, tiene ciertamente un valor innegable, pero un valor solamente sugestivo. Hay una gran cantidad de reglas y de cánones de artes, que han de ser echados abajo, pues detienen y sofocan toda originalidad. Sutilmente se inculca (sin cesar) a los que se disponen aprender algo, que el límite superior de toda profesión ha sido ya alcanzado por algún maestro del pasado, y que es ridículo siguiera pensar que puede ser superado. En realidad los grandes genios no conocen a ningún maestro como lo máximo, por antiguo y grande que sea. En la exteriorización de su genio, no admiten otras reglas que las suyas propias, a las que incluyen las reglas de otros. Así hicieron los grandes hombres, pues en realidad nuestra mente puede encerrar la semilla de una idea, de un descubrimiento, de una invención, de una forma artística completamente nueva y que el mundo no conoce.
El sentir verdaderamente el deseo de hacer una cosa es prueba de que se puede hacer. Sí, así es. El deseo es la prueba más concluyente de que se posee la capacidad necesaria para dar cumplimiento a lo que se desea alcanzar. ¿Quién nos hubiera podido enseñar a andar o hablar si el deseo de hacerlo no hubiera ya nacido en nosotros? Una vez que decida comenzar cada minuto que emplee será una cantidad de práctica adquirida, al igual que cada minuto que tarde en hacerlo será una cantidad de práctica perdida en relación al arte o estudio que trate. Lo que hay que hacer es convertir esta práctica en algo agradable, como el niño que se entretiene tirando la pelota. Siempre debe empezar por lo más sencillo, lo más rudimentario, como un niño que para poder andar es necesario que se arrastre por el suelo. Para conseguir resultados perfectos se tiene que comenzar por conseguir resultados imperfectos. Cierto que no podemos esperar un éxito completo en una hora, o un año. Pero si persiste, en cada paso que dé se estará acercando al éxito total. Persistir es mantenerse activo, hacer todo el esfuerzo y esmerarse. El resultado obtenido hoy es siempre mejor que el de ayer.
Le digo una vez más, no importa la edad que tenga, comience a aprender nuevamente. Hay mucho que hacer, mucho que realizar, la vida es maravillosa. Usted puede seguir trabajando y aprendiendo hasta el último día de su vida, siga perfeccionándose, hacerlo es algo maravilloso y Dios quiere que así sea y no se olvide que con El somos...ºinvencibles!
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