Caída en picado

Portadas del martes 4 de agosto de los principales diarios, que destacan la decisión del rey emérito Juan Carlos I, de vivir fuera de España,. en medio de informaciones sobre sus presuntos negocios ocultos en Suiza. Foto: EFE.

En 2008, ocurrió la peor crisis económica que sufrió España. Crisis de la cual aún, a día de hoy, casi 12 años después, se siguen viendo retazos de esta catástrofe. Un derrumbe del 2.6% del producto interno bruto (PIB)  español que le costó el empleo a más de 6 millones de personas, alrededor del 26% de la población en ese momento, y causó más de un millón de desahucios.

En 2020, luego de la crisis sanitaria en España se ha visto un desplome del 18.5% del PIB. Esta bajada es 7.11 veces mayor que la que sufrió el país hace 12 años. Lo que esto podría significar es 7.11 veces más desempleados, 7.11 veces más desahucios y 7.11 veces más trabajo para salir de ella.

¿Qué está haciendo el glorioso gobierno social-comunista de progreso para contrarrestar la hecatombe en la que han metido al país? Negarlo. Negarlo todo como hace 12 años. Mentir acerca de los datos. Desviar el odio hacia sus opositores, que llevan casi 5 años fuera del poder. Y crear cortinas de humo para seguir gobernando.

La última de estas cortinas es la supuesta huida del rey emérito Juan Carlos I. El viaje del monarca a República Dominicana ha sido más mediático que los nuevos casos de irregularidades financieras y posible corrupción de uno de los partidos en el poder, Unidas Podemos, y de su líder Pablo Iglesias o que el caso ERE del actual partido en el gobierno, PSOE, donde funcionarios socialistas utilizaron más de 680 millones de euros de ayudas a los desempleados para pagar drogas, almuerzos y cuentas en prostíbulos.

Pero, ¿por qué digo “supuesta huida”? Porque Juan Carlos I no ha sido condenado por ningún delito. Porque su salida del país fue debida a las grandes presiones antimonárquicas de los partidos al poder. Porque esto es un intento de ayudar a su hijo, el actual rey Felipe VI. Porque así se evitará una mayor crispación social en un país ya dividido por la ideología marxista.

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Y, ¿por qué quieren tumbar la monarquía? Porque es el último bastión que les queda por tomar. Porque la realeza es la última cadena que los contiene para el poder absoluto, el control del ejército y la depuración de disidentes. Porque el rey es la imagen viva de una España unida. Porque demostró su valía durante el estado de alarma consiguiendo numerosas donaciones para el país. Porque saben que la Casa Real es una institución capaz de opacar con grandes aciertos su ineptitud en el gobierno.

Son por estas razones que los aliados de Chávez, los apadrinados de Castro y los colaboradores de la dictadura iraní desean tumbar esta institución. Porque odian todo lo que  representa. Porque en los aciertos de la monarquía se encuentran las debilidades de sus ponzoñosas ideas.

Claro está que el exmonarca no es un ejemplo a seguir. Su adicción por las mujeres, su lujoso estilo de vida y sus múltiples escándalos han sido los agravantes de esta persecución. Pero fueron más sus aciertos, su gran carisma, sus inolvidables anécdotas, su liderazgo y su recordado “¿Por qué no te callas!” contra Chávez.

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Hasta que los infiltrados de Maduro no se vean encerrados en sus propias mentiras, la Casa Real no estará libre de embestidas contra su jurisprudencia. Por eso utilizan todos los medios que tengan a su disposición para arremeter contra esa imagen que tanto aborrecen. Es por eso que desde hace días solo se habla del exmandatario en los noticieros. Pero su persecución ha fallado y seguirá fallando. El pueblo sigue vitoreando a la monarquía, mientras que ellos solo reciben caceroladas a domicilio. Es por eso que se grita ¡Viva el rey!

Estudiante panameño en España.