Panamá
¿Cómo hacemos con las inmundicias?
El insaciable sofoco durante mis años mozos me trasegó a 41 de los 50 estados gringos y abordar el tren intercontinental canadiense.
- Jaime Figueroa Navarro
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- - Actualizado: 14/2/2024 - 12:00 am
Al topar turistas durante mis diarios desplazamientos veraniegos, sin pepitas en la lengua, sonrío, y al hacer contacto visual indago: "Where are you from?"Invariablemente que aquel saludo e invasión a su privacidad desarma a los visitantes por varias razones.Ante todo, porque siempre tratamos de lucir presentables, ni tan formal como para portar un frac, ni tan despreocupado para andar estropajoso, algo informal similar a ellos.
Segundo porque no invadimos causticamente su espacio personal. No aparento un vendedor ambulante o predicador de fe. Finalmente, porque su curiosidad en un entorno recreativo le convida a la conversación, algo así como el saludo del comensal inmediato en la barra de una cantina.
La gran mayoría de los visitantes este verano provienen de Estados Unidos o Canadá. Algunos de Europa, infinidad del mediterraneo y de vez en cuando de nuestra América y Caribe, con gotas de agua en un bajareque proveniente de Asia, Australia u África.
El insaciable sofoco durante mis años mozos me trasegó a 41 de los 50 estados gringos y abordar el tren intercontinental canadiense desde Toronto, Vancouver, lo que me dota con un as debajo de la manga para una comunicación franca y fluida con aquellos de orígenes norteamericanos, porque una cosa es echar un párrafo tal cual guía de turismo y otra con conocimiento de causa del ambiente del visitante y dominio natal de las lenguas de Shakespeare y Moliere.
Entrando en materia y a calzón quitado en un ambiente informal y refrescante como la Rana Dorada, cervecería artesanal en Avenida Eloy Alfaro Calle 11Este del Casco Antiguo, le saco el jugo a mis ilustres visitantes, porque siempre nos honra que hayan seleccionado nuestro destino dentro de tantos disponibles en la región.
Su intercambio es franco y abierto al enterarse que, a pesar de ser local, no soy ni funcionario ni vendedor, simplemente curioso sobre su experiencia en nuestro medio, asistiendo sus indagatorias sobre recomendaciones en temas específicos a su interés.
Caso en mente, una pareja de edad mediana que pernocta en el hotel Westin Playa Bonita bajo el plan todo incluido. No tenían ninguna queja sobre las facilidades ni sus afables anfitriones. Si mencionaron que, durante su traslado desde el aeropuerto a la hostería, posterior a cruzar el puente de Las Américas y doblar a la derecha camino a Veracruz, la gran cantidad de basura depositada a lo largo del camino impactó vivamente su percepción de Panamá.
¿Cómo es posible que una ciudad tan hermosa, cuya estirpe de modernos rascacielos, cautivador verdor, fascinante historia y jugosa gastronomía, despliegue no una latita de Coca Cola, aquí y allá, sino temerarios patacones por doquier, escupiendo hacia arriba un atrevido no me importa hacia propios y extraños? Y no es un caso aislado, ejemplos extremos como el camino desde Sabanitas a Portobelo, nos obligan a trasladar a visitantes en horas de madrugada para evitar la marca del cerro de inmundicias aledañas al camino.
Si nos importa tanto el turismo, como debe ser, algo prioritario en nuestra economía, debemos urgentemente resolver el tema de la basura, su eficiente recojo, multar severamente al cochino y resolver su descarte en forma eficiente, reciclando su mayor parte y evitando tribales fuegos, producto de la indiferencia colectica y las riñas entre pepenadores que afectan la salud comunitaria y conllevan un costo económico mayor al recomendado como solución.
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