Panamá
De aburrido a interesante
En un mundo donde a diario resulta más apetecible y asequible la posibilidad de viajar, con amplías facilidades de financiamiento como el sistema "viaje ahora y pague después", el más de lo mismo, traslado a las playas o montañas cercanas es solo para aquellos sin afán de conocer.
- Jaime Figueroa Navarro
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- - Actualizado: 07/11/2022 - 12:00 am
Es muy corta la vida y la rutina a quemarropa desvanece el espíritu y corroe el alma. Por ello resulta importante variar de ambiente de tiempo en tiempo, cuando, valga la redundancia, el tiempo, el bolsillo y la oportunidad se presenten.
Gozando el Istmo de una situación geográfica privilegiada, ello nos permite la posibilidad de trasladarnos a otros lares, sin distingo de peculio. Por ello desde niño admiré a los marinos, siendo Popeye mi primer ídolo y al personal de vuelo en las aeronaves porque sus desplazamientos les permiten gozar de constantes aventuras en geografías diversas, descubriendo nuevas culturas, degustando diversas gastronomías y cultivando amistades para toda la vida.
En un mundo donde a diario resulta más apetecible y asequible la posibilidad de viajar, con amplías facilidades de financiamiento como el sistema "viaje ahora y pague después", el más de lo mismo, traslado a las playas o montañas cercanas es solo para aquellos sin afán de conocer.
La semana pasada iniciamos nuestro crucero anual. Posterior a visitar prácticamente todos los puertos del Caribe, nuestro desplazamiento nos enfila hacia otros lares, algunos conocidos, otros harto interesantes, por conocer.
Este es el relato de la primera semana de nuestra travesía transatlántica de 21 días iniciando en Miami con desembarque final en Lisboa, capital de Portugal, abordo del crucero Norwegian Sun.
Posterior a dos días en la mar, gozando de generosa mesa, actividades a tutiplen, variados espectáculos diarios y la obligada visita al gimnasio, fue nuestra primera escala en la ciudad de Nueva York, gozando el 3 de noviembre de una jornada soleada y a todas luces afortunadamente cálida para la fecha.
Posterior a una visita al Museo de Cera de Madame Trudeau, el más famoso del mundo, nos reunimos con nuestro amigo George Komninakis, antiguo compañero universitario, para desplazarnos como camellos a sitios de interés turístico como el Empire State Building, Times Square, la Catedral de San Patricio y Radio City Music Hall, incluyendo un almuerzo en un popular parque citadino, anterior a nuestro despido y agradecimiento.
Nuestra segunda escala nos traslada al impresionante puerto de Newport en el estado de Rhode Island, con mansiones frente al mar valoradas en cientos de millones de dólares. Allí nos reciben Jerry Morelle, compañero de escuela preparatoria y su muy gentil esposa Donna, departiendo con nuestros otros compañeros Don Brouillette y Richard Riley durante un divertido almuerzo preñado de recuerdos.
Las visitas en estas dos primeras escalas no hubiesen sido lo mismo sin la compañía de amistades lugareñas que le añaden la salsa al filete, por su familiaridad con el destino, que tantos no logran degustar durante sus traslados a ultramar. No se pierda nuestra próxima entrega para mayores detalles, ya alejados de las costas de América.
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