De los errores en común, a la tortura de los horrores
- Víctor Corcoba Herrero
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Sabemos por experiencia que, únicamente quien sabe reconocer los desaciertos, se vuelve comprensivo y no hace de los caminos un tormento.
Jamás hay que pactar con los dislates, salgamos de ellos sin temor a equivocarnos. Lo importante radica en levantarse de las caídas, en dejarse de torturar, pero en tomar el camino correcto, utilizando la cátedra viviente para poder seguir adelante, recordando andares vividos, descifrando pasos y creciendo humanamente. Sabemos por experiencia que, únicamente quien sabe reconocer los desaciertos, se vuelve comprensivo y no hace de los caminos un tormento. Seguramente tendremos que repensar mucho más lo que hacemos, tener clemencia con todo y hacia todos, porque nadie estamos libres de nadar en el terreno de la confusión. Por eso, es fundamental escuchar en el silencio la voz de la conciencia, tener tiempo para nosotros mismos, rehabilitarnos y no degradarnos, como consecuencia de prácticas sistemáticas que nos amortajan el corazón.
