Decepción crónica o transfuguismo político
- César Quintero Sánchez
Debo aclararle a algunos despistados habituales que solo existe una vida por ahora y dependiendo de la religión que profeses, esperarás algo adicional después que te sepulten. Hoy quiero hablar por aquellos copartidarios del PRD que han mostrado su hartazgo ante comportamientos recurrentes y lesivos dentro de nuestro colectivo, ante la decisión ahora de abjurar de los compadres y sumarse al gobierno de turno.
En nuestro partido hay demasiada gente cansada de que solo se acuerden de ella, seis meses antes de cada torneo electoral o cuando los dirigentes les necesitan, para que los elijan en los organismos máximos de conducción y que solo te recuerden la militancia sin precio ni duda, cuando no estamos en el poder. No he podido olvidar todavía a dos dirigentes de entidades autónomas con quienes me había sacado la mugre en la campaña electoral, expresarme que ellos no eran agencia de colocaciones, al pretender conseguirle trabajo a dos familiares cercanos, más graduados que un termómetro. Demás esta decir que los hijitos de sus socios de empresa, compañeros de logia o amiguitos de secundaria de a vaina bachilleres, ya estaban en sus respectivos oficinas consulares, asesorías o estrenando sitio en el área revertida.
Que un loco te trate mal es de esperarse. Pero que un copartidario ministro o ministra de salud o directora de la CSS prepotente, atente contra tu inteligencia y dignidad, al prohibirte siquiera que pienses y menos que hables, eso si que es inaceptable. Parece que en este país hay un virus que ataca a todo a quien nombran en un alto puesto y es el de hacerle creer que posee el patrimonio de la verdad y que el cargo que ocupa es eterno. Sin recordar que la Santa Biblia expresa que serás medido con la misma vara que utilices contra tus enemigos.
Todo el mundo habla del Torrijismo, pero quienes lo enseñamos, sabemos que dista mucho de lo que implementó Pérez Balladares y su designado Martín. Debo recordar algunos de estos principios; la consulta permanente, el compromiso con los que menos tienen, la organización y participación ciudadana y la redistribución de la inmensa riqueza nacional, que empezó al conseguir que se nos devolviera el Canal de Panamá, aunque solo sea para que los que se opusieron a los Tratados Torrijos- Carter, sean hoy quienes mejor usufructen de él.
Si el PRD quiere una membresía leal y comprometida, debe empezar por sembrar una nueva semilla de principios claros, transparencia, honestidad y reconocimiento de su propia gente, y desechar de una vez por todas, aquella clonada con lo peor del neoliberalismo descarnado que hace al Estado un ente laiseferista, en donde los aparentes enemigos políticos de día, son en la noche; socios de negocios, alcobas o receptores de bolsas de papel manila.
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