Panamá
Diplomacia en el puente del mundo, corazón del universo
- Rodrigo Chiari Álvarez
- /
- [email protected]
- /
El servicio exterior no debe, ni puede ser percibido como una especie de botín de guerra y mucho menos, como unas largas vacaciones pagadas.
La diplomacia, en palabras más, pa labras menos, es el arte de saber llevarse bien y en armonía con tus amigos y vecinos. Esta es una definición simplista, para el beneficio del lector.
Esa relación es una de respeto y solidaridad entre las naciones de la comunidad internacional.
Desde los días de las Ferias de Portobelo, el istmo ha jugado un papel importante como centro internacional y regional de comercio. Bolívar nos escogió para el 1er Congreso Anfictrionico.
Dentro del mundo convulsionado en que vivimos, uno que ha sido testigo y escenario de múltiples conflictos entre naciones que comparten fronteras, unos en busca de espacio para fortalecer sus economías y otros motivados por una ambición de poder expansionista, las relaciones internacionales son el moderador de estas animosidades diferenciales.
Lo triste es que cada conflicto trae consigo, enormes pérdidas tanto humanas como materiales.
A pesar de que Panamá, por naturaleza, es un país pacifista, no dejan de sentirse los efectos de estas guerras. Históricamente, nuestro país ha participado como mediador en conflictos como los que vivió la Centro América de los 1970s y 1980s. Hemos producido diplomáticos de la calidad de Ricardo J. Alfaro, entre muchos otros. De una manera u otra manera, este paisito ha sido uno que siempre ha inspirado respeto, hasta en sus momentos más oscuros.
A pesar de no ser diplomático de carrera, he tenido la oportunidad de representar a nuestro país ante diferentes foros. En la actualidad me desempeño como el editor ejecutivo de dos plataformas mediáticas, ambas dirigidas al cuerpo diplomático extranjero, una en Singapur y otra en Sudáfrica. Ello me ha dado la oportunidad de desarrollar y fortalecer mis conocimientos y experiencia dentro del marco de las relaciones internacionales. Participe activamente en la redacción de dos planes de gobierno, para la gestión presidencial del 2009 y para la del 2024. En ambas contribuí al área de la politica exteriores. Este tipo de ejercicio nos permite hacer un análisis de donde nos encontramos dentro de este terreno.
No les voy a mentir. Hemos sufrido un bajon, aunque no al punto de poder rectificar en aquello que hemos errado. Creo que el peor desacierto y ni siquiera culpo a la actual administración de manera exclusiva, es que no se ha llegado a implementar una dinámica de excelencia en el ejercicio de las funciones de los jefes de misión.
El servicio exterior no debe, ni puede ser percibido como una especie de botín de guerra y mucho menos, como unas largas vacaciones pagadas. Es necesario cambiar esa mentalidad por una enfocada en ejecutar una misión diplomática evaluada en resultados.
Los embajadores son si se quiere, una extensión ejecutiva de un presidente en "x" o "y" territorio extranjero. Cada nombramiento dentro del servicio exterior debe estar relacionada a una lista de metas a lograr. La economía nacional pide a gritos que se desarrollen políticas mediante la cual cada jefe de misión cree oportunidades de inversión en el país, se promocionen los diferentes rubros que se cosechan o extraen de nuestros suelos o profundidades marinas o que son manufacturados por nuestros artesanos, se coloque la oferta de la marca Panamá como destino turístico y se aumenten las cifras del registro naval. En el plano académico y cultural, se deben obtener becas para los jóvenes panameños y promover el talento nacional artístico en sus diversas manifestaciones.
El presidente electo, José Raúl Mulino, es un excanciller de la Republica. Conoce a cabalidad este tema. Mulino ha designado a Javier Martínez Acha como ministro de relaciones exteriores. Véase esto como un gran acierto, ya que este empresario panameño, alguien con vastos conocimientos de economía y finanzas, tiene la gran oportunidad de crear un cuerpo diplomático panameño de excelencia y eficiente. Este sería uno a la altura de los tiempos que se viven en el siglo XXI. A su equipo de trabajo ya han sido incorporados dos profesionales notables. No conozco a Carlos Ruiz Hernández, pero su hoja de vida es impresionante. A Carlos Guevara Mann, lo conozco desde nuestros días en el Colegio Episcopal.
Es un erudito en ciencias políticas y relaciones internacionales. Ambos traen sustancia a la mesa.
El canciller designado tiene un gran reto por delante. La camisa no le queda grande, muy por el contrario. Este puede ser el renacimiento de la diplomacia panameña. Necesitamos a un Panamá con identidad, pero respetuoso del derecho internacional. Debe ser un Panamá, que siempre de importancia a los principios y valores humanos globalmente. ¡Lo lograremos!
¡Mira lo que tiene nuestro canal de YouTube!
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.