El loco inmortal
Publicado 2003/05/15 23:00:00
- Juan B. Gómez
Hace un buen rato que no recorto artículos de periódicos que me impresionan gratamente. Y esto he hecho con el magnífico que acaba de publicar el poeta César Young Núñez (El Panamá América, 10 de mayo último).
El poeta Young Núñez ha logrado que evoquemos nuestras viejas querencias quijotescas. Recordé que hace más de cuarenta años, cuando estudiábamos en la Universidad y escuchaba al profesor Raúl de Roux en su cátedra sobre Cervantes, me dio por meterme de lleno en la vida del famoso escritor que revolucionó el mundo de las letras con la creación de su fantástico personaje.
Un buen día de aquel tiempo universitario, el profesor De Roux nos pidió que escribiéramos sobre la Primera Salida del Quijote. Y yo cogí la tarea a pecho. Redacté un trabajo de más de diez páginas, y se lo entregué junto con los otros estudiantes del curso al recordado profesor. El se los llevó a su casa (como supongo que todavía hacen los profesores). Y poco después los trajo calificados. De Roux dictaba su cátedra en el amplio auditorio de Derecho, y desde ahí pontificaba sobre el inmortal personaje de Cervantes, con una voz de tenor que el teatro reclamaba. Y ese día, al entregarme el trabajo, me pidió que lo leyera a mis compañeros. Así lo hice, y nuestra querida amiga desaparecida Mélida Sepúlveda, que estudiaba con nosotros, y era (creo) jefa de Redacción de El Panamá América, me pidió ese trabajo y lo publicó (5 de enero de 1960) en el dominical de su periódico. No exagero: ese ensayo, que Mélida hizo publicar con numerosos retratos del Quijote, levantó una ola de comentarios. El destacado lingüista Gil Blas Tejeira sorprendió con varios artículos, que más que elogiosos parecían una réplica a mis puntos de vista. Yo había titulado mi ensayo audazmente: "Las equivocaciones de Cervantes".
Desafortunadamente, no conservo aquel viejo escrito de mis mocedades, pero sí recuerdo que entre las varias observaciones que hizo Gil Blas Tejeira decía, que quien se aficiona por la lectura de El Quijote, ya no lo puede olvidar nunca. Y en eso fue exacto el distinguido escritor panameño, porque yo no lo olvidé nunca. Y ahora, el buen amigo César Young Núñez, con su crónica, nos ha vuelto a recordar las andanzas del famoso personaje que, repito, me ha parecido magnífica.
Hace poco, el ex presidente Guillermo Endara habló del gran cariño que siempre ha tenido (y sigue teniendo) por la inmortal obra de Cervantes Y un escritor olvidado decía: "Somos españoles y Cervantes nos enfermó a todos". Yo hubiera dicho que "nos enfermó a todos", solamente.
El escritor colombiano Vargas Vila, en un discurso que pronunció en el Paraninfo de la Universidad de Madrid, en 1905 con motivo de las fiestas del III Centenario del Quijote, expresó que cuando en un pueblo desaparece el heroísmo, el entusiasmo y el desinterés que animaban a Don Quijote por los ideales más sublimes, ese pueblo ha perdido toda su grandeza. "Un pueblo que renuncia al Heroísmo, es un guerrero muerto bajo el escudo, cuando no es un guerrero muerto bajo el azote. Cuando un pueblo llega a creer que el Entusiasmo es demencia, y los proscribe, ese pueblo ha recobrado la Razón. Y cuando Don Quijote recobra la Razón, no le queda otro camino que morir..."
El poeta Young Núñez ha logrado que evoquemos nuestras viejas querencias quijotescas. Recordé que hace más de cuarenta años, cuando estudiábamos en la Universidad y escuchaba al profesor Raúl de Roux en su cátedra sobre Cervantes, me dio por meterme de lleno en la vida del famoso escritor que revolucionó el mundo de las letras con la creación de su fantástico personaje.
Un buen día de aquel tiempo universitario, el profesor De Roux nos pidió que escribiéramos sobre la Primera Salida del Quijote. Y yo cogí la tarea a pecho. Redacté un trabajo de más de diez páginas, y se lo entregué junto con los otros estudiantes del curso al recordado profesor. El se los llevó a su casa (como supongo que todavía hacen los profesores). Y poco después los trajo calificados. De Roux dictaba su cátedra en el amplio auditorio de Derecho, y desde ahí pontificaba sobre el inmortal personaje de Cervantes, con una voz de tenor que el teatro reclamaba. Y ese día, al entregarme el trabajo, me pidió que lo leyera a mis compañeros. Así lo hice, y nuestra querida amiga desaparecida Mélida Sepúlveda, que estudiaba con nosotros, y era (creo) jefa de Redacción de El Panamá América, me pidió ese trabajo y lo publicó (5 de enero de 1960) en el dominical de su periódico. No exagero: ese ensayo, que Mélida hizo publicar con numerosos retratos del Quijote, levantó una ola de comentarios. El destacado lingüista Gil Blas Tejeira sorprendió con varios artículos, que más que elogiosos parecían una réplica a mis puntos de vista. Yo había titulado mi ensayo audazmente: "Las equivocaciones de Cervantes".
Desafortunadamente, no conservo aquel viejo escrito de mis mocedades, pero sí recuerdo que entre las varias observaciones que hizo Gil Blas Tejeira decía, que quien se aficiona por la lectura de El Quijote, ya no lo puede olvidar nunca. Y en eso fue exacto el distinguido escritor panameño, porque yo no lo olvidé nunca. Y ahora, el buen amigo César Young Núñez, con su crónica, nos ha vuelto a recordar las andanzas del famoso personaje que, repito, me ha parecido magnífica.
Hace poco, el ex presidente Guillermo Endara habló del gran cariño que siempre ha tenido (y sigue teniendo) por la inmortal obra de Cervantes Y un escritor olvidado decía: "Somos españoles y Cervantes nos enfermó a todos". Yo hubiera dicho que "nos enfermó a todos", solamente.
El escritor colombiano Vargas Vila, en un discurso que pronunció en el Paraninfo de la Universidad de Madrid, en 1905 con motivo de las fiestas del III Centenario del Quijote, expresó que cuando en un pueblo desaparece el heroísmo, el entusiasmo y el desinterés que animaban a Don Quijote por los ideales más sublimes, ese pueblo ha perdido toda su grandeza. "Un pueblo que renuncia al Heroísmo, es un guerrero muerto bajo el escudo, cuando no es un guerrero muerto bajo el azote. Cuando un pueblo llega a creer que el Entusiasmo es demencia, y los proscribe, ese pueblo ha recobrado la Razón. Y cuando Don Quijote recobra la Razón, no le queda otro camino que morir..."
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