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El miedo en los niños pobres
Luis A. Diez Castillo, M.A. - Publicado:
En Panamá, el índice de niños desamparados alcanza una dramática cifra que seguramente llega a los 450 mil, esto es, alrededor de un 15 por ciento de la población total.Esta alarmante cifra es el reflejo de la poca atención y la indiferencia que demuestran los gobernantes hacia las condiciones deplorables que existen en los hogares humildes de este país.El abismo que separa a los niños desamparados de los gobernantes en materia de asistencia humanitaria, obligación de brindar educación e instrucción adecuadas, servicio de salud eficiente, alimentación, recreación y entretenimientos sanos, es tan grande que se nos hace complicado plantear este tema y las situaciones que queremos dar a conocer.Cuando se habla sobre los niños sumidos en la pobreza en Panamá y en la América Latina, lo fundamental es encontrar un apoyo seguro, es decir, un escalón o punto de partida claro y preciso.El resto de la polémica se dará como un torrente de lluvia en medio de la selva.Nuestros niños pobres, no importa en qué ámbito o hábitat se desenvuelvan, tienen en común su miedo a las situaciones que se presentan en sus vidas, en sus circunstancias socioeconómicas.Ellos sienten temor, porque no encuentran la forma de lograr el sustento diario; porque tienen que caminar diariamente descalzos y semidesnudos en medio de la espesura de la jungla para asistir a la escuelita; porque no cuentan con un campo de juegos ni con instructores que les enseñen a jugar; porque a ningún gobernante se le ocurre integrar bandas de música o sinfónicas dotándolas de instrumentos musicales para tal fin; además, para la formación de grupos de canto a coro en las principales urbes del país.En el ámbito rural, el miedo de los niños pobres se da cuando tienen que salir de sus hogares para realizar faenas propias de los adultos; entretanto, en las ciudades, lo que más aterroriza a los niños es el salir de sus barrios marginados temprano en la mañana y apostarse en las esquinas de los sectores ricos para pedir limosna a los conductores, que por causa de los semáforos, tienen que detenerse y, por qué no decirlo, de las niñas que se ven forzadas a prostituirse de la misma forma y por las mismas razones.Pasamos ahora a escudriñar las causas y raíces de los temores en los niños pobres de mi patria.El Gobierno Central ha confeccionado un presupuesto general de la nación, que ya está por fenecer, que alcanzó una astronómica suma que sobrepasó los 5 mil millones de dólares (B/.5,147,142.500).De esta cantidad se fijó un presupuesto de inversiones que casi llegó a los 430 millones de dólares (B/.429.952.200).Supongamos que el Gobierno Central hubiese gastado durante este año que ya termina, tan sólo el uno por ciento de esta cantidad, es decir, un poco más de 4 millones de dólares (B/.4,299,522) para atacar y disipar las causas de los temores que se dan en los niños pobres panameños, seguramente tal inversión hubiese llevado a mejorar y solucionar enormemente uno de los problemas más agudos que confronta nuestro país.Por otra parte, muchos panameños están hondamente preocupados por la ampliación del círculo de la pobreza, y por ende, la agudización de las situaciones que inciden en los temores o miedo en los niños pobres de todo el territorio nacional; tales situaciones se reflejan en la falta de planificación de las inversiones del gobierno, y en la carencia de voluntad en mejorar la conducta de despilfarro de las riquezas del Tesoro Nacional.Todo esto es verdad.Una de las fallas de la planificación y de la política económica de los gobernantes panameños es realizar inversiones y suministrar grandes capitales donde menos falta hace.Es por este motivo que uno tras otro gobernante ha fracasado en alcanzar el pago de la deuda social.No es necesario mencionar los nombres de las asociaciones cívicas y privadas que han tomado para sí la responsabilidad constitucional del gobierno de velar por la seguridad y el bienestar de los niños de mi patria.No obstante, considero que en Panamá debe darse un esfuerzo conjunto entre estas asociaciones y el Gobierno Central para erradicar los temores que sienten los niños pobres de este país, en otras palabras, debe crearse un eslabón entre el sector privado y los sectores gubernamentales a fin de mitigar las penurias de ese 15 por ciento de la población panameña, y también para que los factores que producen el miedo en los niños pobres de mi patria, pasen ser cosa del pasado y, sobre todo, para que ellos también se vean bonitos, contentos y seguros ante los ojos del resto de los países de la América Latina.