El peligro del castrismo agonizante (I)
- Manuel Castro Rodríguez
“Solo la izquierda obnubilada puede dar por buenas las palabras de Castro y aceptar la teoría de la conspiración universal contra el régimen. Las restantes izquierdas solo pueden hacer lo contrario: reclamar cambios democráticos y el respeto por los derechos humanos”, se expresa en el editorial del diario izquierdista ‘El Periódico de Catalunya’, en la edición del 6/4/2010.
El escritor izquierdista Antonio Muñoz Molina explica porqué rubricó la carta abierta ‘Por la libertad de los presos políticos cubanos’ (http://firmasjamaylibertad.com/ozt/), que hasta el 8/4/2010 tiene más de cuarenta y cinco mil firmas: “Firmé esa carta porque estoy a favor de la legalidad democrática y de la universalidad de los derechos humanos, en Cuba o en Birmania. Estoy en contra de la dictadura de Castro no a pesar de que soy de izquierdas, sino porque lo soy; ser de izquierdas no me parece que sea alabar a un tirano”.
Otros izquierdistas que firmaron ‘Por la libertad de los presos políticos cubanos’ son la actriz Pilar Bardem, los cantantes Ana Belén y Víctor Manuel, y el anarco sindicalista Frank Mintz.
La hija de Salvador Allende denunció a la tiranía cubana. La senadora Isabel Allende declaró: “Ojalá Cuba comprenda que el mundo condena a los países que no respetan la libertad de opinión”. La senadora Allende respaldó la declaración de los diputados de su partido en que se le solicita al régimen militar cubano que libere a los presos de conciencia.
Intelectuales de izquierda uruguayos emitieron una carta pública condenando “los hábitos estalinistas en Cuba”.
No es la primera vez que destacados izquierdistas expresan cierto distanciamiento del castrismo. Hace treinta y nueve años se dio a conocer una carta fechada el 20/5/1971, dirigida a Fidel Castro por sesenta y dos intelectuales europeos y latinoamericanos, en la que le expresaron su alarma por el arresto del laureado poeta Heberto Padilla, autor de ‘Fuera del juego’ uno de los más célebres poemarios escritos en el siglo XX.
“Creemos un deber comunicarle nuestra vergüenza y nuestra cólera. El lastimoso texto de la confesión que ha firmado Heberto Padilla sólo puede haberse obtenido por medio de métodos que son la negación de la legalidad y la justicia revolucionarias. (…) lo exhortamos a evitar a Cuba el oscurantismo dogmático, la xenofobia cultural y el sistema represivo que impuso el estalinismo en los países socialistas, y del que fueron manifestaciones flagrantes sucesos similares a los que están sucediendo en Cuba”, se expresa en la carta. Entre los firmantes estaban Margarite Duras, Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre.
Ni uno solo de los firmantes quiso percatarse de que los métodos estalinistas ya eran parte intrínseca del castrismo, que unos años antes había enviado a campos de concentración a decenas de miles de jóvenes, entre ellos tres sacerdotes católicos y algunos seminaristas; había transformado varias escuelas religiosas en sedes de la tristemente célebre Seguridad del Estado, la STASI caribeña; había eliminado la festividad del Día de Navidad y había prohibido realizar procesiones; los creyentes confesos no podían trabajar como educadores ni estudiar Historia, Periodismo, etc.; al solicitar trabajo o matrícula para estudiar, se nos preguntaba: “¿tiene creencias religiosas? (…) ¿tiene familiares en el extranjero?”.
Todo aquel que no aceptaba el pensamiento único de Fidel Castro era reprimido con el ostracismo, el destierro, la cárcel o el asesinato; marxistas, liberales, socialistas, trotskistas, democratacristianos, anarquistas, etc. poblaban las cárceles cubanas; la tortura ya estaba institucionalizada, como bien describe el izquierdista Ariel Hidalgo, profesor de Marxismo, que fue condenado a ocho años de cárcel por “propaganda enemiga” bajo la acusación de “revisionista de izquierda”, debido a un manuscrito crítico del centralismo de Estado predominante en Cuba (http://concordiaencuba.blogspot.com). Continúa.
castroeducacion@yahoo.es
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.