Panamá
El rudo tránsito al Nuevo Orden Mundial
Dura En Bali se celebró una cumbre tensa de los líderes del G-20, donde el pulso entre los dos grandes contendientes del orden que fenece y el emergente se hizo
- Gregorio Urriola Candanedo/[email protected]
- - Actualizado: 01/12/2022 - 06:30 pm
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La situación vigente en el segundo semestre de 2022 posee todos los rasgos de un momento de transición, evidentemente no iniciado este año, pero sí claramente expresados con un cariz y una virulencia poco frecuentes. El “mundo horrible” previsto por Wallerstein y descrito por otros muchos analistas de la geopolítica y la geoeconomía mundiales (Dalio, Keohane, Nye, Hoffman Aron), se hacen patentes, más allá de los titulares del movimiento de la guerra en Ucrania.
Dura En Bali se celebró una cumbre tensa de los líderes del G-20, donde el pulso entre los dos grandes contendientes del orden que fenece y el emergente se hizo más que evidente. Biden y Xi Jinping expusieron sus líneas rojas, mientras el resto no hizo más que alinearse en dos visiones contrapuestas: la visión de un mundo unipolar, con reglas y valores impuestos por los EEUU, según su estrategia imperial reconocida, seguida también por la Unión Europea e Inglaterra; y la visión de un mundo multipolar impulsada por China, y seguida muy de cerca por otras potencias interesadas en mover el tablero mundial, en especial India y Brasil, y que parece ser la agenda del llamado grupo de los BRIC, (a los que Argentina e Irán han solicitado ya su admisión formal). La propia reunión y su contexto retratan de cuerpo entero a los actores, así como los dilemas de este complejo tablero sobre el que sigue pesando la sombra siniestra de la guerra nuclear si la situación se tensa o un error induce al cataclismo, como puso de manifiesto la “crisis” de los misiles caídos en Polonia y en la cual ésta y Ucrania quisieron adjudicar a Rusia para invocar el artículo 5 del Tratado de la OTAN. Vivimos horas de auténtico terror mientras la mayoría del mundo se adormía pensando en la venidera Copa del Mundo.
EEUU ha declarado categóricamente que el adversario estratégico es China y el motivo de la guerra en Ucrania es desangrar cuanto se pueda a Rusia, sabiendo de ante mano, que Ucrania no puede ganar esta guerra. Rusia ha declarado que cualquier amenaza existencial haría que echara mano del mayor arsenal nuclear del mundo, que está en su poder. Y es más, ha expresado, que el primer objetivo sería Londres, tal vez en pago del sabotaje de los Nord-Stream perpetrado por los británicos según va saliendo a la luz. La situación fue tan grave que en Estambul se reunieron los jefes de los servicios secretos de EEUU y Rusia a fin de asegurar que no se llegaría a tal extremo, al menos por ahora. Y mientras Biden se apresuró a poner las cosas en su lugar tras la estampida noticiosa de las cadenas mundiales occidentales, Xi Jinping el dio un rapapolvo al premier canadiense Justin Trudeau por soplón. Duro Así pues, sigue la guerra, si bien hay esfuerzos cada vez más ciertos de arribar a una paz que parece esperar al final del invierno, cuando seguramente Rusia consolide su presencia en los territorios del Donetsk y el Dombás, y Kiev se vea obligada a pactar sobre las bases de algo muy parecido a lo que fue la oferta inicial pre-conflicto una suerte de Tratado de Minsk, pero donde Rusia ya ha ampliado su territorio a las zonas rusófonas de Ucrania y la previamente incorporada Crimea y Ucrania ha quedado devastada, con una deuda impagable y una población depauperada.
En el interín asistimos a procesos impensables: los líderes europeos han convertido la ayer pujante Unión en un cuasi protectorado estadounidense; son esos países, las nuevas “banana republics” de los EEUU, o un cuasi estado libre asociado de la unión americana, en lo político, y un actor de tercera en lo económico, puesto que no sólo Europa ha cambiado la dependencia del combustible barato de Moscú por el ultra-caro y altamente contaminante de los EEUU (el llamado fracking), sino que con sus propias sanciones a Rusia ha provocado un proceso de des-industrialización. Esto ha terminado por descarrilar la locomotora alemana, y con ella hacer más severa la recién iniciada recesión mundial e impulsado niveles de inflación desconocidos en décadas recientes.
Europa pasa a ser eso que ya muchos han denominado “un parque temático”, un museo de la prehistoria contemporánea, una reliquia del gran arte occidental donde se ha institucionalizado la domesticación a sus habitantes con la más sofisticada psicopolítica (Byung Chul Han).
Parece muy improbable que con esta guerra, EEUU logre impedir que los trenes chinos arriben a Europa vía Rusia, mercado apetecible, donde ya China es el principal socio comercial de muchas de las economías del viejo continente, empezando por cimentar su adquisición de puertos alemanes e inducir know-how de empresas holandesas que le son vitales, mientras los EEUU trata de frenar la transferencia tecnológica de los chips de menos de 7 nm, super conductores que están a la base de la siguiente oleada tecnológica. Ya lo dijo Bill Gates: esta estrategia de opacidad y restricciones sólo acarreará que China invierta mucho más en I+D comercial, mientras EEUU se ve obligado a la inversión en armamentos. Muestra de ello es que los chinos ya han logrado armar su propia base en el espacio, un proyecto de enorme complejidad y combinación de recursos que hasta ahora solo los EEUU se podían permitir.
En suma, pienso, como hace muchísimos años plantearon Robert Keohane y Jospeph Nye, que los liderazgos unipolares y hegemónicos han llegado a su fin. En un estado donde las condiciones de interdependencia compleja es lo que impera, un único liderazgo efectivo será de naturaleza multilateral, sea a escala global, sea a escala de áreas específicas, como economía, política o tecnología (Keohane y Nye, 1997).
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