“Es mejor que nos maten, nosotros no queremos quedarnos (refiriéndose a estar vivos), pues no hay nadie que se encargue de nosotros o nos cuide, no vamos a la escuela”.
Se trata del relato desgarrador de Jacob, un niño ugandés que huyo de los grupos rebeldes, en particular, del Ejército de resistencia del señor (LRA) encabezado por Kony.
El pequeño aparece en un video producido por la Fundación “Invisible Children” que lidera el norteamericano Jason Russell y que pretende, antes de fin de año, localizar y arrestar a Kony y su grupo.
Se trata del primero en la lista de la Corte Penal Internacional que lo identifica como uno de los peores criminales por la perversidad y crueldad de sus actos, entre ellos violaciones, secuestros, asesinatos y esclavitud sexual.
El pequeño Jacob sabe que otros 30 mil niños forman parte de su ejército armado, y la guerra civil que se libra en su tierra ha hecho imposible su existencia.
La única forma de tener éxito en su objetivo consiste en exponer mundialmente al rebelde para que no tuviera dónde esconderse y así lograr su captura.
Fue entonces como un video de media hora, en tan solo una semana, logró más de 75 millones de visitas en el internet.
Un movimiento, me atrevería a decir, inédito, que además promueve la causa con pósteres, pulceritas y otros artículos.
La idea fue un éxito total, pero aquí viene una gran pregunta; supongamos que de los 75 millones de visitas un millón se solidariza con “Invisible Children” y coopera con los 10 dólares de donación para la fundación, ¿cuánto dinero ha recaudado este año la organización y en qué lo invierte?
Según la página virtual, el 80 por ciento de sus ingresos los destina a tres ejes que articulan su actividad, el 16 por ciento en administración y el resto en materia fiscal.
El año pasado sus ingresos oscilaban entre los 6 a 9 millones de dólares.
Pero este año sin duda rebasarán todas las expectativas y en la misma proporción deberán dar cuentas al mundo entero de la utilización de los dineros sino quieren que se les vuelva un boomerang.
Una idea fenomenal, muy original que atrapa a millones en una causa que busca hacer justicia para los niños, nada más cautivador para demostrar al mundo y los gobernantes que la forma de gobernar ha cambiado, que las pirámides se invirtieron, y que ahora nadie puede decir que es totalmente inmune aunque crea que posee el secreto mejor guardado.
Periodista.
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