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Familia, sociedad y la identidad de género
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Clarence C.King (opinion@epasa.com) / Planificador eléctrico jubiladoHoy día es evidente que nos enfrentamos a un choque de culturas entre países industrializados, que al utilizar toda su fuerza coercitiva, quieren imponer a los países emergentes y pobres, sus ideas de identidad de género, control poblacional, aborto, esterilización y homosexualidad.Centran su atención en el tercer mundo porque además de estar densamente poblado, tienen gobiernos capaces de aprovecharse más de sus ciudadanos que en los países industrializados, y son menos educados sobre los peligros reales planteados por las diversas organizaciones, fundaciones, las ONG y las clínicas médicas improvisadas donde se llevan a cabo los procedimientos médicos para esterilizar a incautos.Siempre ha habido cambios en las sociedades de generación en generación, pero lo que está sucediendo ahora relativo a la identidad de género, el matrimonio y la sexualidad, va más allá de los cambios naturales ocurridos entre otras generaciones en el pasado.Una revolución ideológica está teniendo lugar y necesita ser abordado con seriedad, ya que está dañando a nuestra juventud y perjudicando a nuestra sociedad.Somos fieles testigos del aspecto tóxico y negativo de la globalización, y para ayudar y proteger a nuestra niñez, debemos entender este mundo en rápida evolución.La ONU, según el autor Adolfo Castaneda, “se ha dado a la tarea de redefinir a la familia, con el objetivo de hacerla dependiente del Estado y de los programas de planificación familiar, y para visualizarla como una institución cambiante y evolutiva para ponerla en “armonía” con la realidad urbana e industrial del siglo XXI”.Esta redefinición de la familia encajaría dentro de los propósitos de los que promueven el control de la población por medios inmorales: aborto, esterilización, homosexualidad, matrimonio entre personas del mismo sexo y el alejamiento de las mujeres de sus hogares.Conforme estas ideas se han ido convirtiendo en realidad, la ONU se ha encargado de decir que la definición tradicional de familia ya no coincide con la realidad actual.Pero lo que en realidad ha ocurrido a la familia de hoy no constituye un simple cambio, sino un verdadero declive o descomposición, que es el resultado deliberado de debilitar e incluso tratar de eliminar a la familia por algunos grupos feministas y movimientos ideológicos.Lo que se pretende no es lo mejor para la mujer, sino para la ONU y otras organizaciones y fundaciones.Según la organización Foro de la Familia, lo que se quiere es introducir los planteamientos ideológicos sobre género y sexualidad a los jóvenes, y una vez que esos valores, esa nueva antropología de la sexualidad, de la familia y del matrimonio configuran la legislación sobre la familia, el siguiente paso es traspasarlo al sistema educativo.El filósofo griego Aristóteles, nos dice que “el Estado es una asociación de familias.Sin el esposo y la esposa juntos en familia, no hay un Estado.El Estado no hace posible el matrimonio, es el matrimonio lo que hace posible el Estado.Por tal motivo, el Estado tiene un interés legítimo en el matrimonio; sin él, el Estado no tiene futuro”.La homosexualidad ataca la misma base política de la sociedad.Un hogar homosexual no contiene “padres” ni todas las relaciones generacionales que brotan de ellos, que es lo que hace posible la existencia del Estado.El drama homosexual y transgénero nos permite una mirada triste, pero cierto al movimiento más destructivo de nuestro tiempo.¿Será que todos esos “otros géneros”, aparte de lo masculino y femenino, han avanzado un paso más allá en la evolución que el resto de los humanos y por ello necesitan consideraciones especiales?Por otro lado, el movimiento homosexual tiene a los políticos intimidados al silencio, que los hace cómplices de la perversión de nuestra juventud.De igual forma, los medios de comunicación audiovisuales y escritos han sido susceptibles a remolcar la línea homosexual, creando escepticismo, cinismo y crítica de la sociedad hacia ellos.Una institución tan importante debería ayudar a crear buenos elementos de juicio en nuestros jóvenes y no seguir directrices internacionales maliciosas.Los medios de comunicación tienen la responsabilidad de defender y promocionar la vida familiar y no seguir directrices foráneas que riñen con nuestras tradiciones, valores y ética.