Fray Odorico Tartaglia y el renacimiento de la Orden Franciscana en Panamá
...en 1513, el franciscano Juan de Quevedo es designado primer Obispo de Panamá, y que en 1514, seis sacerdotes de la orden de San Francisco lo acompañaron a Darién, a la desaparecida ciudad de Santa María la Antigua, para establecer el primer convento en todo el continente americano. Con Odorico y los suyos, vendría un segundo y ejemplar momento de la Orden Tercera en Panamá.
El Fray Odorico, al centro, sembró el primer árbol, un jacaranda que llevará su nombre, en la campaña de reforestación alrededor de la capilla San Francisco de Asís de Alto de Boquete, el domingo 6 de octubre de 2019. Fray Odorico puso la primera y última piedra de esta capilla. Foto: Facebook.com/ViveroSantamaríaenDolega
Apuntó su Eminencia Reverendísima, Monseñor José Luis Lacunza Maestrojuán, obispo de David, en sus breves, pero certeras palabras, en las exequias de Fray Odorico María Tartaglia, OFM: “La historia de la diócesis de David sería inconcebible sin Odorico, así como Odorico no puede ser entendido sin su vivir misionero en las tierras de Boquete.” (verbatim).
Ciertamente. Odorico Tartaglia exudaba Boquete. Expresaba en sí mismo la multiculturalidad del pueblo, que desde temprano se hizo con aportes de hombres y mujeres venidos de otros confines, especialmente de europeos y norteamericanos. Él dice esa italianidad del temple, del genio brusco y vivo del centro-norte de la bella Italia, y el amor por las pastas y el vino.
Pero igual, ese gusto por lo bello y bien aderezado de las que son testigos ejemplares obras arquitectónicas y pictóricas de valor que nutren el patrimonio cultural y artístico de Chiriquí, y de las que Chiriquí es deudor.
Pocos vitrales como los de la iglesia de San Juan Bautista, que rivalizan -y en mi concepto superan- los de la Catedral primada en la urbe metropolitana. Seguramente, estos vitrales sugirieron darle ese mismo toque al monumental de la Iglesia de San Antonio de Padua en Miraflores, que datan del afán constructivo de la Orden entre 1950 y 1970).
Fue Boquete el sitial privilegiado de su quehacer como pastor. Como antes mencioné, por dos períodos largos ocupó Fray Odorico el cargo de Párroco, y por otros tantos fue adjunto, consejero y colaborador, en la parroquia sanjuanina.
Iniciativas suyas fueron las romerías marianas, de las que quedan como testimonio tangible la pequeña hermita, popularmente conocida como “La virgencita”, que preside la entrada de Bajo Boquete, así como la imagen de la Virgen de Fátima que se ubica en la intersección de la actual vía a Jaramillo y hacia Los Naranjos, y en las cuales sendas placas de mármol consignan este quehacer que delata su católica filiación a las advocaciones marianas, por las cuales la orden franciscana se ha caracterizado a través de los siglos.
Recordemos, en breve pero necesaria digresión, que mariana es de origen del fervor guadalupano, y que San Francisco y Santo Domingo fueron los dos difusores principales del rezo al Santo Rosario desde el Medievo.
Aún recuerdo las frías madrugadas boqueteñas cuando mi madre y tías, como otras muchísimas madres, mujeres y varones boqueteños, iban en los albores del día a saludar a la Virgen durante el mes de mayo. Resuenan en mis oídos las salmodias del Ave María que despertaban el sol.
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Igualmente Odorico fortaleció lo incoado por Edmundo D´Amicis en los instrumentos pastorales del movimiento pastoral con la Tercera Orden Franciscana Seglar (TOFS), en especial su rama femenina, que formó y acrisoló la fe católica de innumerables familias en todo Boquete, Dolega y David; así como coordinó trabajos con las otras parroquias y fraternidades de Betania, San Antonio de Padua en Miraflores, Santa Ana y demás casas franciscanas en La Chorrera y el oriente chiricano. Los frutos de este carisma son innúmeros.
Todos los anteriores fueron centros donde la levadura de la fe preparó la masa con la dulce sazón del Poverello de Assisi y donde se preparó, con buena levadura, el renacimiento de la presencia franciscana en Panamá, tras su larga pre-eminencia la Orden durante la Colonia y posterior declive. (Ver con provecho sobre este tema apasionante de nuestra historia, Juan Carlos Solorzano: Evangelización Franciscana y Resistencia Indígena: Dos Rebeliones En La Frontera entre Costa Rica y Panamá (Cabagra, Terraba, 1761 y Bugaba, Alanje, 1787 en el Anuario de Estudios Centroamericanos, Universidad de Costa Rica, 28(1-2): 57-88, 2002, y Mario José Molina Castillo, David, Historia y Sociedad: Orígenes y evolución pre-urbana (1602-1890) Panamá: Editorial Librepensador, 2002).
De paso, y como escolio, recordemos que, en 1513, el franciscano Juan de Quevedo es designado primer Obispo de Panamá, y que en 1514, seis sacerdotes de la orden de San Francisco lo acompañaron a Darién, a la desaparecida ciudad de Santa María la Antigua, para establecer el primer convento en todo el continente americano. (Norma de Chung, 2017)
Con Odorico y los suyos, vendría un segundo y ejemplar momento de la Orden Tercera en Panamá. Pero eso merece al menos otro artículo.
Docente y gestor universitario. Director de FUNIBER-Panamá.