Panamá
Futuro laboral o marionetas del poder
Y sigue la mayoría de los graduados de secundaria estudiando carreras sin sentido y con excesos de profesionales que, o ganan salario mínimo o terminan de obreros en otra cosa porque pagan más. Quieren estudiar lo más fácil para decir que son graduados universitarios.
- Antonio Mola
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- - Actualizado: 03/7/2022 - 12:00 am
Nuestra generación institutora propuso, unos años atrás, impartir varias charlas de 15 minutos a los graduandos del Instituto Nacional para orientarlos a escoger sus carreras. La Dirección de nuestra Alma Mater lamentablemente nunca nos ofreció el tiempo. Habíamos planteado un ciclo de charlas que daríamos varios egresados de la generación 64-65. No nos pararon bola.
Y sigue la mayoría de los graduados de secundaria estudiando carreras sin sentido y con excesos de profesionales que, o ganan salario mínimo o terminan de obreros en otra cosa porque pagan más. Quieren estudiar lo más fácil para decir que son graduados universitarios.
La realidad actual es que, sin una especialidad, maestría o doctorado, no eres considerado entre los primeros para ocupar una vacante en una empresa.
Sin ofender a los profesionales actuales, tengo que decir que carreras como administración pública o administración sin especialidad, derecho no especializado, economista, etc., son carreras sin una estrella en el horizonte. Y qué decir del gremio del sector educativo. Una gran mayoría de este gremio, son por derecho propio, especies que funcionan con base a tecnologías de principios del siglo XX, pero con mentalidad agiotista: primero yo, segundo yo y si hay tiempo, los alumnos. Son especímenes que deben ser extinguidos.
Como impulsar la modernidad y las tecnologías del siglo XXI si los educadores no se modernizan ni se interesan en lo mínimo en aprender las nuevas tecnologías y los desarrollos que han traído a todas las áreas de la economía, la ciencia, la EDUCACIÓN, etc.
Quedó más que demostrado en esta desdichada pandemia del Covid-19. Nuestra educación perdió dos años. Las clases por medios digitales dieron perversos resultados. Dos motivos poderosos:
1. los educadores no estaban preparados para impartir clases vía educación a distancia. Y tampoco les interesaba entrar en este nuevo mundo.
2. La carencia de dispositivos tecnológicos en los hogares, principalmente de los estudiantes de los colegios públicos y barrios de familias de escasos recursos.
Esto es contradictorio al enunciado del actual gobierno que declaró a la educación: LA ESTRELLA DE SU GOBIERNO.
2 Pero es aún más culpable el gobierno anterior por haber desmantelado el exitoso programa de un PC para cada estudiante. De no haberse descontinuado, los estudiantes de los colegios públicos hubiesen tenido al menos las herramientas para seguir adelante con sus estudios. Claro, siempre y cuando los educadores también hubiesen perseguido el objetivo por el cual, asumo, escogieron esa carrera: educar.
Este es un país en que los obreros de la construcción, en promedio unas 30,000 personas, paralizan el tránsito cuando se les ocurre, afectando a miles de ciudadanos y no hay quien le ponga, a ese minúsculo grupo de líderes sindicales, el cascabel. Se nutren de las contribuciones de los obreros sindicalizados, que comen arroz, plátano y porotos y de vez en cuando con algunas proteínas, mientras 3llos se banquetean con finas viandas los tres golpes, sin faltar el buen vino en la cena.
Dependemos de banqueros, que solo saben lucrar para sus instituciones financieras, excelentes emolumentos en la cúpula ejecutiva, buenos salarios a nivel de gerencia y administrativos. Son instituciones cuyo corazón es verde y sus riñones filtran dólares, pero que con el fin de ;proteger el negocio; se despojaron del alma. Quedó demostrado en esta pandemia al negociar con sus clientes los arreglos de pago y las ejecuciones que vienen haciendo al terminar los períodos de gracia que estableciera el gobierno.
Y qué decir de los entes estatales, quienes con la excusa de la pandemia del Covid-19, han desarrollado requerimientos que generan millonarios negocios para los allegados a los ejes de poder, llámense ejecutivos, legislativos y judicial, amén de las poderosas instituciones periféricas donde los ingresos percibidos siempre deben responder a la pregunta "¿QUÉ HAY PA' MÍ?" de los centros de mandos.
Qué decir de un pueblo que día a día lucha por depender más del Estado, vía subsidios, cuando la lucha debe enfocarse a detener la corrupción imperante en todos los estratos sociales, llámense gobierno, empresa privada y pueblo (porque el pueblo también contribuye con sus actitudes a la corrupción; por ejemplo, al aceptar dádivas por votos).
Tenemos leyes para corregir todos estos defectos, pero los personeros que las deben aplicar, están ciegos, sordos, mudos. Castrados por la cobardía y los billetes verdes. Los que intentan aplicar la justicia (que son muy pocos) caen abatidos por el constante sonar de los celulares de las pirañas, que sutilmente o directamente, le hacen ver de las consecuencias que podría sufrir una acción como la que estarían a punto de cometer.
Cómo lo veo, el futuro laboral de nuestro país no depende de la preparación educativa moderna de nuestra niñez y juventud. A menos que el currículo educacional contenga un porcentaje importante de materias que orienten a los estudiantes al cómo desarrollar él juega vivo, como ser emprendedores en el negocio de lucrar del estado sin que se cumpla lo ofrecido y evitar ser castigados legalmente. Esto mantendría el statu quo… y todos contentos.
3 Antes éramos felices porque “robaban, pero hacían”. Ahora somos conformistas con el “que roben, aunque no hagan, pero que no me toquen”.
Un pueblo sin estudios, es un pueblo dependiente de las promesas de la clase política.
Es el juego de los gobernantes. No masificar el desarrollo del pueblo. Decía un viejo verso: estudia y no serás cuando crecido el muñeco vulgar de las pasiones ni el esclavo servil de los tiranos .
Nuestro país tiene mucho que ofrecer, pero el futuro de él depende del desarrollo de profesionales cónsonos con las realidades modernas, con lo que se debe generar empleos dignos y con mejores compensaciones. Solo nosotros podemos definir nuestro futuro laboral, o simplemente conformarnos con ser marionetas del poder.
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