Institutores del "66, una generación de compromisos
Publicado 2006/12/30 00:00:00
La generación institutora de 1966 cumple 40 años de graduada.
Nos cabe, al igual que los egresados de cualquier otro colegio secundario, ese orgullo que sentimos por nuestra Alma Mater. Para nosotros, existe una dimensión adicional, y es el hecho de que sencillamente somos graduados del mejor colegio secundario que existía en el país en aquel momento, el Glorioso Nido de Águilas, el Instituto Nacional.
No quiero decir que éramos mejores en aquella época que los estudiantes de nuestros colegios secundarios actuales. Pero existen cosas que debo recordar, especialmente la riqueza de la vida estudiantil. Fui parte de un grupo político: el Frente Institutor Ascanio Arosemena, miembro del Cine Club, del Circulo cultural Justo A. Facio y del equipo de fútbol. Otros participaron en el Orfeón Ricardo Sosaya, del Conjunto Típico dirigido por la profesora Petita Escobar, o de los equipos de baloncesto, voleibol o "waterpolo".
Vivimos con fervor nuestra vida estudiantil. El Instituto estaba lleno de estudiantes no sólo de lunes a viernes, sino también los sábados, participando de un sinnúmero de actividades recreativas, culturales y deportivas.
Para nosotros, el seguimiento de los acontecimientos políticos nacionales e internacionales era algo cotidiano. Nos tocó vivir de cerca los acontecimientos de enero de 1964; los disturbios por el asesinato en Colón del líder estudiantil Juan Navas en 1965, y la huelga de maestros de 1966.
Fuimos jóvenes en un mundo convulsionado; seguimos de cerca el desarrollo de la guerra en Vietnam; la ofensiva del Vietcong en el Teth; las conversaciones de paz en París; los movimientos guerrilleros en América Latina. Recuerdo estas cosas porque en alguna forma generaron en nosotros reacciones y marcaron nuestra juventud. La indiferencia no era una opción; por el contrario, mi generación ha sido una de compromisos.
Sin discutir banderías políticas, podemos decir con orgullo que de nuestras filas han salido magistrados de la Corte Suprema de Justicia, ministros de Estado, procuradores de la Nación, sacerdotes, abogados, médicos, ingenieros, arquitectos, profesores secundarios y universitarios; embajadores y diplomáticos; hombres y mujeres decentes, buenos esposos y esposas, padres de familia responsables. Contamos con músicos, cantores del pueblo; hombres que han dejado en alto el nombre del país y nos han llenado a todos de orgullo, como Rubén Blades, Basilio Fergus, Colaquito Cortés y Ulpiano Vergara, entre otros.
En esta fecha, con tristeza recordamos los que partieron pronto. A Frida Ortega y Carlitos Valle, quienes partieron pocos años después de graduados. A otros como Erasmo Pérez, Baty Patiño, Telémaco Athanasiades y muchos más que ya no nos acompañarán en esta celebración. Todos ellos, viven en nuestro recuerdo.
Hoy, en recuerdo de esa soleada tarde del 30 de diciembre de 1966, quiero felicitar a mis compañeros de graduación y decir con orgullo nuevamente, somos institutores.
(*) Subdirector General de Aduanas.
No quiero decir que éramos mejores en aquella época que los estudiantes de nuestros colegios secundarios actuales. Pero existen cosas que debo recordar, especialmente la riqueza de la vida estudiantil. Fui parte de un grupo político: el Frente Institutor Ascanio Arosemena, miembro del Cine Club, del Circulo cultural Justo A. Facio y del equipo de fútbol. Otros participaron en el Orfeón Ricardo Sosaya, del Conjunto Típico dirigido por la profesora Petita Escobar, o de los equipos de baloncesto, voleibol o "waterpolo".
Vivimos con fervor nuestra vida estudiantil. El Instituto estaba lleno de estudiantes no sólo de lunes a viernes, sino también los sábados, participando de un sinnúmero de actividades recreativas, culturales y deportivas.
Para nosotros, el seguimiento de los acontecimientos políticos nacionales e internacionales era algo cotidiano. Nos tocó vivir de cerca los acontecimientos de enero de 1964; los disturbios por el asesinato en Colón del líder estudiantil Juan Navas en 1965, y la huelga de maestros de 1966.
Fuimos jóvenes en un mundo convulsionado; seguimos de cerca el desarrollo de la guerra en Vietnam; la ofensiva del Vietcong en el Teth; las conversaciones de paz en París; los movimientos guerrilleros en América Latina. Recuerdo estas cosas porque en alguna forma generaron en nosotros reacciones y marcaron nuestra juventud. La indiferencia no era una opción; por el contrario, mi generación ha sido una de compromisos.
Sin discutir banderías políticas, podemos decir con orgullo que de nuestras filas han salido magistrados de la Corte Suprema de Justicia, ministros de Estado, procuradores de la Nación, sacerdotes, abogados, médicos, ingenieros, arquitectos, profesores secundarios y universitarios; embajadores y diplomáticos; hombres y mujeres decentes, buenos esposos y esposas, padres de familia responsables. Contamos con músicos, cantores del pueblo; hombres que han dejado en alto el nombre del país y nos han llenado a todos de orgullo, como Rubén Blades, Basilio Fergus, Colaquito Cortés y Ulpiano Vergara, entre otros.
En esta fecha, con tristeza recordamos los que partieron pronto. A Frida Ortega y Carlitos Valle, quienes partieron pocos años después de graduados. A otros como Erasmo Pérez, Baty Patiño, Telémaco Athanasiades y muchos más que ya no nos acompañarán en esta celebración. Todos ellos, viven en nuestro recuerdo.
Hoy, en recuerdo de esa soleada tarde del 30 de diciembre de 1966, quiero felicitar a mis compañeros de graduación y decir con orgullo nuevamente, somos institutores.
(*) Subdirector General de Aduanas.
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