Intenta llevarte bien con la gente
Hay algo en ti que no funciona bien. Te sientes incómodo y buscar culpar a cualquiera, o a una situación en especial de tu drama. Muchas veces el mal carácter viene de esa sensación de profunda frustración por no amar ni ser amado.
Intenta llevarte bien con la gente
Intenta llevarte bien con la gente en lo posible. No vale la pena andar enojado y peleado con los demás, porque entonces tú mismo te frustras porque en el fondo de tu ser tú quieres amar. Porque tú vienes de Dios que es amor, y tu esencia se fundamenta en el misterio divino y cuando lo niegas, e impides que tu ser interior profundo se manifieste, te frustras, y de ahí proviene muchas veces la depresión. Reprimes el amor en ti; vas en contra de ti mismo, de tu esencia, y te vas malogrando, muriendo en vida, matando todo lo hermoso que hay dentro de ti. Por eso esa tristeza permanente, esa amargura, el andar de mal humor, porque estás frustrado.
Hay algo en ti que no funciona bien. Te sientes incómodo y buscar culpar a cualquiera, o a una situación en especial de tu drama. Muchas veces el mal carácter viene de esa sensación de profunda frustración por no amar ni ser amado. La persona conflictiva, que está siempre chocando con los demás, buscando la manera de provocar roces o encontronazos con otros, nunca podrá ser feliz. Nacimos para amar y ser amados. Y si en vida no lo logramos arrastraremos un malestar y una incomodidad que puede terminar en agresividad, sentir que todos son nuestros enemigos, que no merecen se les trate bien. La persona entonces se va aislando, acostumbrándose a vivir sola, y se hace arisca, insoportable. En algunos casos puede terminar cometiendo torpezas graves, como fruto de sus ataques de furia.
Hay que ver el lado bueno de las personas, y cuando se da un conflicto, tratar de ponerse en los zapatos del otro, comprender los actos negativos del otro, y tratar entonces de responder no de igual manera. Es lo que significa "poner la otra mejilla"; no responder de la misma manera en que uno fue tratado.
Devolver el mal recibido con un bien, porque de esa manera no permitimos ser contaminados por el mal que vive la otra persona. Debemos cultivar un carácter agradable, acogedor, amable, con los demás. Que ellos sientan que de parte de uno no hay deseo de dañar o agredir. El asunto es que mucha gente anda siempre a la defensiva, esperando el ataque, el golpe de la otra persona. Y es que vivimos en una cultura de la sospecha, de pensar siempre que el otro es malo, que no podemos confiarnos.
Vivimos en una cultura de la competencia y muchas veces desleal, donde nadie confía en el otro y cada uno busca ganar como sea y mantener seguro lo que tiene. Hay que romper eso, definitivamente y radicalmente, viviendo y manifestando el amor. Eso es lo que quiere Jesús.