Investigar, innovar, competir

En una decisión histórica para el futuro de la revolución digital, un juez federal de Estados Unidos ha declarado que Microsoft es un monopolio perjudicial para la innovación tecnológica y los intereses de los consumidores, como lo fueron la petrolera Standard Oil y la telefónica AT&T.

Para evitar la fragmentación sufrida por esas dos empresas, Bill Gates tiene ahora apenas dos meses para aceptar su derrota y llegar a un acuerdo con el Gobierno.

Las consecuencias para los usuarios de ordenadores y navegantes por Internet no serán inmediatas, pero sí pueden ser enormes a partir de los primeros años del próximo siglo.

El resultado puede ser más productos y más baratos, pero también más confusión para el usuario común.

Independientemente de lo que ocurra en el futuro, en estos momentos lo de menos es que Microsoft pueda llegar a un acuerdo con la justicia norteamericana.

Lo de más es que la justicia estadounidense ha puesto un foco sobre Microsoft y no lo dejará respirar de ahora en adelante sin observar cada uno de sus movimientos.

Hay que leer las 207 páginas de la sentencia del juez Thomas Penfield Jackson, con todo detenimiento.

Es un duro veredicto, que probablemente merece Bill Gates.

Su negocio factura miles de millones de dólares al año.

Es el hombre más rico del mundo: sucede en el puesto a un petrolero, signo de los tiempos.

Pero volvamos a nuestro asunto.

En EEUU la legislación "antitrust" no sólo es dura sino cambiante: se adapta cada hora, cada minuto, a las nuevas formas de abuso ideadas por el hombre.

De lo contrario, la imaginación del empresario devorador desbordaría siempre al propósito del legislador.

En la sentencia se explica cómo Microsoft había mantenido en 1997 y 1998 una posición en el mercado superior al 95%.

Microsoft levantaba obstáculos a todo el que quisiera entrar en ese mercado.

Gates dominaba el sistema Windows, para ordenadores personales, y el más potente dispositivo informático de navegación por Internet.

La sentencia explica por qué la propia IBM había renunciado a competir con Gates en su sistema OS/2.

Algo parecido ocurría con Apple, Compaq, Hewlett-Packard.

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Conclusión: los consumidores no tenían alternativa a Microsoft, al que se incorporaba al sistema de navegación para internautas.

Microsoft usaba su potencia y sus enormes beneficios contra los posibles competidores.

En su guerra contra Navigator, de Netscape, ofrecía a los usuarios de Windows, gratuitamente, su sistema Internet-Explorer.

¿Puede recurrirse al aplastamiento del contrario en una guerra comercial? La función del Departamento de Justicia (DOJ) o la Comisión Federal de Comercio (FTC) ¿no consiste en ser árbitros, impidiendo que la ley de la selva se instale en el mundo de los negocios? Gates, repetimos, facturaba más de 10 mil millones de dólares anuales.

Frente a él se alzaba un modesto juez, en nombre de los Estados Unidos, cuya administración gasta más de un trillón de dólares al año.

Bill Gates es poderoso pero los EEUU lo son más.

Estas agencias de competencia, que en el pasado, reiteramos, habían desmantelado a la Standard Oil, AT&T, Northrop y otros gigantes, existen, entre otras razones, para preservar el mercado.

Y es bueno que se conozca acerca de la historia de las empresas, porque los gigantes suelen ser malos capitalistas.

Las agencias de competencia suelen ser mejores defensores y promotores de la competencia que las mismas grandes compañías que sólo la defienden cuando tienen que enfrentarse a sus competidores o al Estado en los juicios por prácticas monopolísticas.

Por una parte, allí está la importancia de los técnicos de esas agencias para asegurar el proceso de libre competencia e investigar las conductas monopolísticas que restringen el buen funcionamiento del libre mercado.

Por otro lado, los científicos de esas compañías están ahí para investigar y desarrollar nuevos productos, y no para otra cosa.

La innovación, que los investigadores logran llevar a veces a buen puerto, sirve entre otras cosas para bajar los precios.

De acuerdo a la "Declaración de hechos" del juez Jackson, Bill Gates no tenía mucho interés en bajar los precios, y por ello no quería que se innovara.

De cualquier forma, el capitalismo llevado a su extremo deriva hacia la caricatura.

Este cuadragenario de aspecto infantil lo llevaba escrito en la cara; era capaz de todo y mucho más.

Tal como se relata una historia que apareció publicada en una columna del diario El País del 12 de noviembre del presente, un competidor californiano recibió la visita de dos directivos de Microsoft.

Le invitaron a dar un paseo por la playa: "No te aconsejamos entrar en nuestro territorio; tenemos mil millones de dólares preparados para arruinarte".

El otro representante de Microsoft, un tipo empeñado en hacer méritos, añadió: "¿Recuerdas lo que le ocurrió a Santaolalla?" Santaolalla era un hombre de negocios mexicano; su hijo, secuestrado, llevaba meses sin aparecer.

Los paseantes preferían la playa, donde no hay micrófonos.

Bill Gates desconocía quizá los procedimientos de algunos de sus colaboradores.

Pero no hay nada más peligroso que un subordinado decidido a hacer méritos para quedar bien con el "CEO".

Actualmente, existen otras empresas que llevan causas abiertas por actuaciones de Microsoft.

Primeramente, Sun Microsystems considera que Microsoft ha incumplido el contrato para desarrollar productos en el lenguaje de programación Java, propiedad de Sun y básico en Internet.

La empresa de Gates, según los querellantes, ha desarrollado una versión de Java que sólo entienden los ordenadores con sistema Windows, cuando la principal característica de ese lenguaje es que pueda entenderlo cualquier sistema operativo.

En segundo lugar, Caldera Inc.

reclama una indemnización de 2 mil millones de dólares a Microsoft por considerar que ésta utilizó su predominio a finales de los años 80 y principios de los 90 en perjuicio de su sistema operativo DR-DOS.

Microsoft comenzó a labrar su predominio actual cuando en esas fechas impuso en el mercado su MS-DOS sobre los sistemas operativos equivalentes.

Y en la última demanda de importancia, Eolas Technologies considera que Gates violó la ley de patentes con una tecnología suya que permite en los navegadores los miniprogramas del tipo plug-in, básicos para oír música o ver vídeo a través del Internet.

La historia de Microsoft contra los Estados Unidos de América no ha hecho más que empezar.

Pero las cosas han dado, de pronto, un giro de 180 grados.

Afortunadamente, en este caso, el Estado representado por la agencia de competencia, imparte justicia, interviene, defiende, está ahí.