La Calzada de Amador: ¡Lugar maravilloso!

Recuerdo muy bien cómo era el Coastway, cuando estaba en manos de los norteamericanos y se nos negaba el acceso a la mayor parte del mismo, permitiéndose sólo entrar al Club de Pesca o al Club de Oficiales, cuando se celebraba algún evento especial, cuando se nos "honraba" con el permiso de visitar esta parte del país. Hoy me siento orgulloso cuando asisto a la llamada Calzada de Amador. El sólo nombre me llena de optimismo. Entro y salgo a través de unos esbeltos puentes, diseñados por el ingeniero chorrerano Arturo González. Caigo en una amplia y nueva avenida de 30 metros de ancho, diseñada con especificaciones generosas, que me hacen sentir en otro país, donde los promotores no son tan mezquinos como la gran mayoría de los nuestros. A mi izquierda veo los edificios de administración de la ARI.
Sigo por estas calles de excelentes acabados e iguales dimensiones y empiezo a encontrarme con la preciosa vista a nuestro mar Pacífico y me deleito en la bella bahía. Allí en estos espacios, con sorprendente vista a la bahía y a la ciudad de Panamá, se habilitan áreas para el desarrollo de edificios de vivienda de altura limitada, donde será un verdadero privilegio vivir. Sigo bordeando el océano y empiezo a encontrarme con el anuncio de nuevas obras, que serán dedicadas a exhibir las muestras de las más exclusivas casas diseñadoras de ropa fina. Estas obras incluyen un espacio de 10 hectáreas que se iniciarán con la habilitación de 23 edificaciones, donde se ubicarán una veintena de tiendas.
Empiezo a ver a mi izquierda el inicio de una bonita y amplia acera, en un ancho espacio, con bancas, colocadas sobre hermosos adoquines de colores llamativos, donde se reúnen grupos de personas a disfrutar de la vista a la ciudad. Esta peatonal se prolonga hasta encontrase con la otra vereda a la entrada de Flamenco, la última isla de la Calzada. Unos metros más adelante, encuentro edificaciones ya en proceso que brotan de los hermosos prados. Al preguntar su destino, me informan que pertenecen al dueño de "Los Ranchitos" restaurante de gran éxito, que se encuentra en la entrada de la isla Perico. Según su dueño, no quería correr el riesgo que el espacio que hoy ocupa, fuera requerido para otro proyecto millonario y se le obligara a salir de allí. Por tanto allí tendremos otro atractivo lugar. En lote contiguo estará ubicado un nuevo local de Tinajas, donde habrá exquisitas viandas de la cocina panameña. Contiguo hay una edificación nueva, donde se han ubicado los que alquilan bicicletas, negocio que se ha afianzado desde la restauración de la ahora esplendorosa calzada...
Cruzando la calle desde los restaurantes, encontraremos el Centro de Exhibición de Biodiversidad, que está diseñando por el mundialmente famoso Arq. Frank Gehry, casado con una panameña. Esta obra, sin duda, llamará la atención de todos los que transiten por el Canal. Después de la mencionada obra se inicia la parte más hermosa y llamativa de la Calzada, dos kilómetros de vía abierta al mar, a derecha e izquierda. Por un lado ofrece dos carriles para el paso de vehículos y contiguo, una elegante y amplia vereda peatonal, con los hermosos adoquines de colores ya mencionados, con bancas para admirar el paso de los barcos o la ciudad, alumbrado contiguo con llamativas lámparas que cuelgan de postes que, a su vez, portan recipientes de basura. Si seguimos por la Calzada, llegamos a isla Naos, donde el Smithsonian, entidad que por suerte resistió los malos tratos de Noriega, tiene un centro de estudios marinos. Un poco más adelante y a la derecha, está isla Culebra donde existe el Centro de Exhibiciones Marinas del Smithsonian, abierto al público. Pasamos antes por el restaurante de la "playita".
Al regresar a la Calzada y continuar hacia su final, pasamos otro medio kilómetro con el mar a ambos lados y arribamos a isla Perico, en cuya entrada hallamos dos restaurantes, llenos de comensales. Esta isla, que tiene un llamativo morro o cerro, está disponible por algún hotel, después que el promotor español que había propuesto un millonario desarrollo, abandonara el país, no sin antes estafar a bancos y comerciantes y quedar debiendo hasta el alquiler de su apartamento.
Detrás de Perico volvemos a una calzada abierta por sus dos lados, donde a nuestra izquierda vemos las obras de la marina para yates y cruceros pequeños, casi terminada, donde ya encontramos veleros anclados. Estas son las obras de Fuerte Amador Resort y Marina (FARM), que incluyen un edificio de administración del puerto, dentro del Centro Comercial proyectado, el restaurante Barko en funcionamiento y el hotel que se construirá en la parte superior. Este complejo ocupa la mitad de isla Flamenco, la otra mitad la había prometido desarrollar un consorcio extranjero que también hizo "mutis".
Al otro extremo de la Calzada, siguiendo la margen del Canal en dirección al puente de Las Américas, llegamos donde la Unión Nacional de Empresas (UNESA) construye un hotel y unas cabañas de tiempo compartido, frente al Canal y al fondeadero de los veleros y yates que adornan el paisaje. Allí nace la calzada peatonal, formando unos pequeños nichos con bancas bien proporcionadas, para deleite de los grupos familiares o las parejas de enamorados. Esta área se encuentra alejada de las vías vehiculares, por lo que es especialmente apta para estar con niños pequeños con sus triciclos o pequeños carros que están aprendiendo a utilizarlos. Para llegar a estos espacios, donde ya ha abierto un pequeño restaurante, contiguo a la construcción, se deja el automóvil en los amplísimos estacionamientos que se han construido, para caminar a los diferentes espacios con sus respectivas actividades. En el mar, frente al espacio descrito, se encuentra el muelle que sirve a los veleros y yates que fondean allí, así como los restos de lo que fuera el edificio del Club de Balboa. Según dicen los socios de este club, están a la espera de que las autoridades le definan su situación para reconstruir su edificio, que incluía un bar en planta baja, las oficinas administrativas y en el último piso, un elegante restaurante.
La peatonal en esta área, tiene un largo total de 5.5 kilómetros, a la que le podemos añadir la otra sección que mide algo más de 1 kilómetros. Esto nos da un total de 6.5 kilómetros de calzada.
Hay que destacar el hecho de que nuestro pueblo ha recuperado un espacio que le fue negado por muchas décadas, pero que ahora se le devuelve con creces. Toda la comunidad panameña, compuesta por blancos, negros, chinos, hindúes y mestizos, tenemos un nuevo y maravilloso espacio comunitario, donde todos juntos, en hermosa mezcla, podemos disfrutas. Donde no se paga por entrar, donde ricos y pobres disfrutamos de la brisa marina, de los paisajes hermosos, de los bellos atardeceres, la vista cercana de los más modernos navíos; donde observamos simpáticos turistas que alegres, devuelven nuestros saludos. Espacios como éste no lo veía Panamá, desde la construcción de las Bóvedas. Esta preciosa calzada se la debemos en su concepción final, al ingeniero José Fierro, quien tuvo la visión de contratar para ello a la Arq. Yolanda Escala, profesional de experiencia y exquisito gusto, quien supo dotarla de los más elegantes detalles, para establecer un carácter de distinción y elegancia.
Como última reflexión sobre Fuerte Amador, lugar que dentro de pocos años será el más lujoso espacio de Panamá, creo justo reconocer que nuestro país tuvo la suerte de que la ARI estuviera dirigida inicialmente por el Dr. Nicolás Ardito Barletta y luego por el Ing. Alfredo Arias Grimaldo. El primero, como directivo de las entidades financieras de nivel mundial, imaginó grandes y espectaculares obras para nuestro país, que serían construidas por multimillonarias empresas y para ello se preparó, estableciendo unas altísimas normas de calidad, que de no tener tales expectativas hubieran resultado muy inferiores. Al Ing. Arias, le ha correspondido adecuar el plan a la realidad del país, a la ausencia de aquellas billonarias inversiones que con optimismo se habían esperado. Ha hecho las modificaciones necesarias en consultas con arquitectos y urbanistas de experiencia y es así como más panameños podremos disfrutar de este maravilloso espacio. Antes no se preveían inversiones en viviendas, sólo se esperaban hoteles. Hoy día se favorece la mezcla de turistas y residentes permanentes, como una combinación beneficiosa para ambos sectores. Nuestra ciudad ha ganado un precioso espacio comunitario. Ojalá sintamos tanto orgullo por él, que lo cuidemos para siempre.