La carne, ¡siempre la carne?!
- Jorge E. Ruiz A.
A inicios de la Edad Media, la Iglesia Católica, enclavada en la ciudad de Roma, propuso que del latín vulgar "carne levare", se extrajera la palabra carnaval, que precisaba "abandonar la carne", como el tiempo obligatorio para que el pueblo dejara de comerla.
Pero para el pueblo, en la misma época, la palabra italiana "carnevale" significaba exactamente lo opuesto. Es decir, comer carne, aún cuando se ha dicho, desde hace mucho tiempo, que es "uno de los tres enemigos del alma, que inclina a la sensualidad y lascivia", y así se consigna en el Nuevo Diccionario Ilustrado Sopena, de la lengua española.
Al final del siglo XX, unos autores han dado a conocer el origen pagano del carnaval, haciendo referencia a una supuesta tradición en la que se ofrecía carne al Dios Baal, de los babilonios (carne-baal). Sin embargo, y buscando siempre el significado de la palabra y el inicio de su uso, otros autores aseveran que ya se utilizaba muchos siglos antes de la era cristiana, cuando los romanos celebraban una fiesta pagana en el mes de diciembre, para adorar a los dioses Saturno y Baco. A estas fiestas se les llamaba "saturnalias o bacanales".
En fin, sea cual fuere el origen de la palabra y su connotación social, lo cierto es que muchos países ya celebran el carnaval, y se identifica como una fiesta "en donde la identidad de cada uno queda en segundo plano, para que la música, el baile, las máscaras y los disfraces se tomen las calles, junto a los instintos más primitivos".
En nuestro querido Panamá, en cuatro días, el consumo de bebidas alcohólicas, el baile y comer carne alcanzan cifras extraordinarias. Se come carne en palito, carne asada, carne molida, etc. Pero a partir del miércoles de Ceniza, después de ese desenfreno viene el período de Cuaresma.
¿Y qué es la Cuaresma? Para la Iglesia Católica: "es el tiempo litúrgico de conversión para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es el tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y vivir más cerca de Cristo".
Es tiempo, añadimos, de meditar y prepararnos para afrontar las consecuencias de tomar tanto licor y comer tanta carne. Amén.
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