Panamá
La ética en la virtualidad
- María Elena Hill Navarro
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- opinió[email protected]
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La tecnología proporciona sin duda una gran multiplicidad de aparatos, herramientas, aplicaciones, programas, por cierto, muy útiles y atractivos.

La tecnología proporciona sin duda una gran multiplicidad de aparatos, herramientas, aplicaciones, programas, por cierto, muy útiles y atractivos que otorgan información, comunicación, entretenimiento, telefonía fija y la móvil, la televisión, las consolas de videojuegos, computadoras, tabletas, etc.
A través del Internet se pueden enviar y recibir correos electrónicos; establecer videoconferencias, videotelefonía, bajar o subir información o archivos, entablar foros de discusión, el chat, y las tan atractivas redes sociales, como: Facebook, Twitter, Instagram, Youtube, Whatsapp, Google+, Badoo, LinkedIn. Si bien es cierto que todas estas tecnologías proporcionan estos y tantos otros servicios y beneficios, también es cierto que pueden ocasionar conductas poco deseables, e incluso enfermedades cuando se usan de manera indiscriminada, intensa y constante.
Algunos trastornos conductuales y enfermedades causadas por el empleo inadecuado de estas tecnologías, tienen consecuencias negativas en la salud, causando algunos problemas conductuales, en incluso algunas enfermedades. La tecnología usada en exceso trae importantes problemas o trastornos psicológicos como: la depresión, ansiedad, aislamiento social, pérdida del disfrute de las actividades diarias como el ejercicio físico o el deporte.
Otro aspecto perjudicial de la virtualidad es ciberacoso, sexting, trolling, happyslapping, entre otros, ya sea como figurantes o receptores que traspasan el contexto ético y educativo.
Para involucrar la ética y la moral dentro de las plataformas virtuales es importante desarrollar la personalidad moral a través de distintas estrategias didácticas donde se desarrollen las dimensiones morales, como: El autoconocimiento y autoestima; La autonomía y la autorregulación; La capacidad del diálogo; La comprensión crítica; La empatía y perspectiva social; Las habilidades sociales y para la convivencia; El razonamiento moral.
Queda claro que la enseñanza tiene una dimensión moral, lo que significa que la institución escolar deberá enriquecer, con virtudes, todo su contexto, ayudando a formar seres humanos razonables, pensantes y que reflexionen sobre lo que está bien o está mal. Así, pues, en nuestro día a día, nos ajustaremos a ciertos principios o normas que guiaran u orientaran nuestra conducta.
Otro contexto que influye en el ser humano es el hogar y es el lugar más apropiado para que se reciba la educación moral. El valor moral es una cualidad realizada por el hombre en los actos que constituyen su obrar. Y la ética es la base de los códigos de conductas que crean condiciones de convivencia humana y social en todas las etapas de la vida.
En definitiva, la escuela y la familia deben estar pendientes del mal uso de la virtualidad, no se deben dejar sin supervisión ni control cuando se conectan, para evitar que estén expuestos y vulnerables frente a material inadecuado o personas inescrupulosas, para estos se deben reducir tiempo de uso de redes sociales y de objetos tecnológicos, equilibrar las actividades online con las actividades al aire libre y sobre todo estar alertas a cualquier variación significativa en el comportamiento físico, cognitivo, emocional y social del niño o adolescente.
La autora es profesora de la Facultad de Ciencias de la Educación, de la Universidad de Panamá.
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