Opinión
La imposición del austericidio
- José González Rivera
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- Cirujano Sub Especialista
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Este modelo se caracteriza por niveles intermedios de desigualdad con niveles de pobreza contenidos, pero normalmente ligados a una precariedad laboral crónica.

En la actualidad, el país cursa con una recesión económica post-covidiana que no ha tardado en mutar a crisis financiera y de deuda pública con los subsecuentes cambios en los equilibrios políticos y sociales de los modelos de bienestar panameño. Se acabaron los fondos de descentralización y están en revisión los programas de transferencia condicionada a pesar de la robusta evidencia que hay para su uso.
Históricamente, en el desarrollo de los Estados modernos, el gasto público comenzó a crecer desde finales del siglo XIX como el último recurso para asegurar un bienestar mínimo ante el auge del movimiento obrero y la conflictividad social.
Por ejemplo, el canciller Otto von Bismarck en la Alemania guillermina aprobó en 1883 un seguro de enfermedad, uno de accidentes (1884) y uno de vejez (1889) financiado de manera conjunta por el Estado, la patronal y los obreros. Había que evitar que la emergencia social fuera caldo de cultivo para la subida al poder del fascismo.
Panamá goza de un modelo de bienestar conocido como continental donde la intervención del Estado es muy amplia, aunque su vocación de redistribución sea menor que por ejemplo uno escandinavo.
Este modelo se caracteriza por niveles intermedios de desigualdad con niveles de pobreza contenidos, pero normalmente ligados a una precariedad laboral crónica en los jóvenes, las mujeres, los inmigrantes y los mayores de 50 años.
La falta de crecimiento económico con un alza de la inflación, algo que desafía la teoría keynesiana, se está viviendo actualmente con la sensación de desasosiego ante la creciente desigualdad y extinción de la clase media panameña que ha facilitado la polarización en la mesa discusión para salvar los programas del seguro social.
En paralelo con todas estas transformaciones, se ha producido un notable cambio demográfico dentro de nuestras sociedades. El sistema de bienestar que se sostenía, sobre dos pilares: disponer de una población activa lo suficientemente numerosa como para garantizar el modelo de pensiones y de una familia de corte tradicional está siendo vulnerada por la austeridad.
Entre las diferencias económicas actuales de los panameños, el equilibrio nacional que ejercía la clase media favorece el pilar solidario ante las cuentas individuales por la desigualdad estructural de la sociedad panameña.
La distancia salarial entre las clases altas y las bajas ha aumentado, por lo tanto, parece importante no perder de vista que la construcción de percepciones sociales de igualdad es clave para que el oficialismo pueda sacar adelante sus programas de bienestar social.
La polarización de la mesa actual de diálogo sirvió para entrelazar los lazos de solidaridad, entre los muchos pobres, por una inexistente clase media que no pudo decantar la balanza hacia las cuentas individuales por las secuelas de la imposición de la austeridad selectiva.
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