La metamorfosis del político criollo: de candidato, a funcionario y semidiós
Quienes llegan a puestos de mando y jurisdicción, por deferencia del soberano, el pueblo, piensan que tienen un mandato divino para hacer exactamente lo que les dé la gana con los recursos públicos.
- Arnulfo Barroso Watson
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- - Publicado: 14/6/2021 - 12:00 am
A nadie debe sorprender las respuestas al pueblo que dieron los ministros Luis Francisco Sucre y Eyra Ruiz, así como la del expresidente Ernesto Pérez Balladares, sobre los escándalos de vacunación clandestina y vacunas VIP.
Esto es parte de la descomposición social que sufre el país de manera progresiva desde hace años. La política, hace tiempo, dejó de ser un apostolado o un servicio público.
Quienes llegan a puestos de mando y jurisdicción, por deferencia del soberano, el pueblo, piensan que tienen un mandato divino para hacer exactamente lo que les dé la gana con los recursos públicos.
Por eso, salen funcionarios diciendo que el pueblo les debe dar gracias por hacer el trabajo, que nadie les impuso y que ellos tomaron de forma voluntaria. O exfuncionarios insinuando que el país tiene una deuda eterna con ellos por su servicio "honesto" a la patria.
La política ya no es una oportunidad de servirle al prójimo y la Cosa Pública se ha convertido en una hacienda personal.
Quienes ostentan algún tipo de poder, no solo se sienten por encima del pueblo que los eligió y les paga sus jugosos salarios y prerrogativas, sino que están convencidos de que no tienen por qué rendir cuentas ni ser transparentes. Y así la historia se repite en espiral.
El pueblo se deja engañar y elige a semidioses que después se presentarán de nuevo como ovejas.
Periodista.
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