La novena cruzada
Publicado 2001/09/17 23:00:00
Requirieron antes de emprenderla, poner sus ejércitos bajo una sola bandera y esa fue la del Vaticano, que les puso como símbolo común la cruz y la fe cristiana como credo, que superaran las irreconciliables diferencias. La iglesia pues, sirvió como una especie de ONU bajo cuyos pendones se lanzaron numerosos ejércitos cruzados a la aventura de recuperar los lugares santos de Palestina y someter a los infieles islamitas.
La historia se repite, se dice. ¿Y qué es lo que está ocurriendo hoy? Estados Unidos está llamando a nueva cruzada contra los infieles, representados por los extremistas musulmanes. Estos a su vez son jurados enemigos de Occidente. El escenario está montado para una nueva era histórica marcada por un hito, el derribo de las Torres Gemelas de Nueva York y la destrucción de la mitad del edificio del Pentágono, símbolo del mayor poder jamás existente sobre la Tierra. Es algo así como la toma de Constantinopla por los turcos el 29 de mayo de 1453, que marcó el inicio de la Era Moderna. Ese día, el sultán Mehmet II al frente de un ejército de doscientos mil soldados, derrotó a las menguadas tropas de Constantino XI que había resistido durante meses, con apenas ocho mil hombres, el implacable asedio otomano.
Igual que sus antecedentes medievales, se nota en el ambiente un fuerte ingrediente religioso e ideológico, salpicado de intenso fanatismo, sobre todo del lado del extremismo árabe. Pero no puede de modo alguno excluirse otros elementos de índole económico y político. Occidente tiene hoy un categórico predominio tecnológico y material en el planeta. En el mundo árabe prevalece en cambio la pobreza y las desigualdades extremas. Es tercer mundo o como opina Miguel Amat, "un mundo de tercera".
Un solo elemento adicional es piedra angular de confrontación de esos dos mundos y lo es el petróleo. Si algo ha diferenciado y caracterizado nuestra era, a partir de la revolución industrial, es el oro negro, por encima del carbón, en su etapa inicial. El desarrollado mundo tecnológico de Occidente depende de un combustible que es ajeno, que pertenece al mundo árabe. Y la presión se alterna en precario equilibrio, en forma pendular, hasta que reviente. ¿Es éste el momento?
La nueva cruzada se hará bajo la bandera de la ONU o de cualquier otro organismo multinacional. Las fronteras nacionales y las soberanías pasarán a la historia. El mundo entero será escenario de una guerra sin cuartel. Los del mundo árabe, que brinden resistencia frontal, serán reducidos a cenizas. Al final, la globalización asentará su imperio sobre el planeta, integrando un solo mercado y poniendo las fuentes energéticas al servicio de la humanidad bajo un nuevo concepto ajeno al dominio de país alguno. Las ideologías y creencias religiosas discrepantes tendrán que ceder y evolucionar en pos del nuevo orden.
El 11 de septiembre nació una nueva Era.
La historia se repite, se dice. ¿Y qué es lo que está ocurriendo hoy? Estados Unidos está llamando a nueva cruzada contra los infieles, representados por los extremistas musulmanes. Estos a su vez son jurados enemigos de Occidente. El escenario está montado para una nueva era histórica marcada por un hito, el derribo de las Torres Gemelas de Nueva York y la destrucción de la mitad del edificio del Pentágono, símbolo del mayor poder jamás existente sobre la Tierra. Es algo así como la toma de Constantinopla por los turcos el 29 de mayo de 1453, que marcó el inicio de la Era Moderna. Ese día, el sultán Mehmet II al frente de un ejército de doscientos mil soldados, derrotó a las menguadas tropas de Constantino XI que había resistido durante meses, con apenas ocho mil hombres, el implacable asedio otomano.
Igual que sus antecedentes medievales, se nota en el ambiente un fuerte ingrediente religioso e ideológico, salpicado de intenso fanatismo, sobre todo del lado del extremismo árabe. Pero no puede de modo alguno excluirse otros elementos de índole económico y político. Occidente tiene hoy un categórico predominio tecnológico y material en el planeta. En el mundo árabe prevalece en cambio la pobreza y las desigualdades extremas. Es tercer mundo o como opina Miguel Amat, "un mundo de tercera".
Un solo elemento adicional es piedra angular de confrontación de esos dos mundos y lo es el petróleo. Si algo ha diferenciado y caracterizado nuestra era, a partir de la revolución industrial, es el oro negro, por encima del carbón, en su etapa inicial. El desarrollado mundo tecnológico de Occidente depende de un combustible que es ajeno, que pertenece al mundo árabe. Y la presión se alterna en precario equilibrio, en forma pendular, hasta que reviente. ¿Es éste el momento?
La nueva cruzada se hará bajo la bandera de la ONU o de cualquier otro organismo multinacional. Las fronteras nacionales y las soberanías pasarán a la historia. El mundo entero será escenario de una guerra sin cuartel. Los del mundo árabe, que brinden resistencia frontal, serán reducidos a cenizas. Al final, la globalización asentará su imperio sobre el planeta, integrando un solo mercado y poniendo las fuentes energéticas al servicio de la humanidad bajo un nuevo concepto ajeno al dominio de país alguno. Las ideologías y creencias religiosas discrepantes tendrán que ceder y evolucionar en pos del nuevo orden.
El 11 de septiembre nació una nueva Era.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.