La peste pestilente que viene
... la pandemia no ha cesado ni amainado, empero a eso se ha unido ahora el odio, la envidia y el deseo del humano a eliminar a un contrario político, religioso, vecino, compañero, pareja, hasta a familiares con los que no congenia. Todo lo cual ha hecho aparecer una pandemia más grave y pestilente que Covid.
- Miguel Angel Canales
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- - Publicado: 26/6/2020 - 12:00 am
La aparición del Corona Virus-19 no fue para acabar al ser humano ni eliminarlo del planeta sino para recordarle que dentro de su naturaleza existe un elemento de autodestrucción que lo hará eliminarse uno a otro hasta desaparecer por apasionamiento propio.
Cierto es que la pandemia no ha cesado ni amainado, empero a eso se ha unido ahora el odio, la envidia y el deseo del humano a eliminar a un contrario político, religioso, vecino, compañero, pareja, hasta a familiares con los que no congenia.
Todo lo cual ha hecho aparecer una pandemia más grave y pestilente que Covid.
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Es una peste política muy fétida que ha organizado dos bandos con sus adláteres cada uno.
Los fortines que utiliza cada bando como trincheras para protegerse de los ataques, porque ninguno sale a la calle a pelear, son letrinas.
Las armas son baldes llenos de materia fecal que lanzan como granadas con las manos desnudas.
Los miembros de esos bandos todos han militado en todos los partidos, se cambian de uno a otro y son conocidos unos de otros; han sido amigos, empero ahora son enemigos. Son mercenarios; se cambian por la mejor paga.
Entre las armas que porta cada combatiente hay un martillo, cual gladio romano, para cuando el asunto sea cuerpo a cuerpo, se machaquen los dedos de los pies, de ese modo, ninguno de ellos podrá moverse y, por lo tanto, el país permanecerá como quieren, establemente parado.
También se machacarán los dedos de la mano para que no puedan sostener el martillo.
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Y como no pueden resistir mantener la lengua enjaulada, también se la machacarán.
No usan casco porque no hay nada que machacar dentro del cráneo.
Tal como Homero describiera, los ejércitos enfrentados en Troya, haré yo con los ejércitos enfrentados ante las letrinas.
1 Los politiqueros de partidos políticos contrarios al gobierno;
2 Los politiqueros de partidos de gobierno;
3 Las organizaciones aliadas al gobierno;
4 Las organizaciones enemigas del gobierno;
5 Los caudillos de librerías, fanáticos de don Alonso Quijano, repetidores de la frase, sin saber quién la dijo: “los perros ladran, Sancho”, a los cuales les digo, “perro ladra a todo bulto que pasa”.
Quieren que otros salgan a luchar por ellos.
Se creen genios; son los que peroran ideologías políticas abandonadas ya por inútiles.
Se solazan escuchando sus voces.
Son mariposas pinchadas con alfileres en las paredes, que se quedaron con las mismas ideas de hace 40 años.
Son motores estacionarios en mesas de trabajo de talleres, que siempre están zumbando, pero no se mueven de su sitio;
6 Los indiferentes que ven la refriega como un partido de fútbol en el que la pelota va de un lado al otro.
Andan vestidos de blanco y dicen que no participan ni con uno ni con otro.
Piensan que los demás los ven como impolutos.
Dicen que Dios les ha señalado el destino de no participar en esos actos corruptos, pero no hacen nada por pararlos.
Sin embargo, esperan que los llamen para formar parte de alguna comisión de genios a asesorar al gobierno.
Dicen que son “ad honorem”, pero reciben jugosos viáticos por cada reunión y se reúnen todos los días;
7 Los que están hastiados de la corrupción, quieren cambiarla, pero son lobos solitarios.
Nunca se unen a otros porque nadie les presta atención a sus ideas.
Quieren ser los dirigentes y no son más que ególatras;
8 El rebaño. En ese grupo están los que esperan que el gobierno, o los liderzuelos les digan qué deben hacer porque son incapaces de tener ideas propias.
Se creen todas las teorías que les enseñan “los más inteligentes”, los “más estudiados”, solo porque son o han sido profesores.
Aprueban todas las actitudes de “sus gurús” sin hesitar.
Creen en cuanta teoría alocada les cuentan para dominar al planeta.
Están contra las vacunas, contra el internet, pero no sueltan el celular.
Esos son los que, si están pintando una pared en el último escalón de una escalera y esta se viene abajo, se agarran fuertemente de su celular para no matarse o contarlo de inmediato en un “whatapps” o en tuiter, en media caída se toman un “selfie”, porque ya no tienen vida privada.
Cuando sus jefes fracasan es porque “el poder económico” está en su contra.
Lo que no sospecha el rebaño es que esos jefezuelos son parte del esquema del “poder económico”.
Las preguntas que debemos hacemos son: ¿Cuál será el bando más seguro?
¿A cuál bando pertenecer?
Esa es mi duda existencial que no me deja parar de comer de la bolsa y el bono que me dieron en esta cuarentena.
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