La UTP: Legado y visión
Técnicos superiores, ingenieros que han literalmente diseñado y construido el Panamá que conocemos en obras que van de caminos y puentes, a estructuras que le hacen cosquillas al cielo; pero igualmente hidro y termoeléctricas, parques eólicos que domeñan las fuerzas del agua y los vientos para generar energía limpia.
- Gregorio Urriola Candanedo
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- - Publicado: 05/8/2021 - 12:00 am
La UTP tiene logros tan evidentes en programas informáticos, conectividad digital, redes y artefactos mecánicos y robóticos. Foto: Ilustración: Raquel y Gregorio Urriola.
El día 13 de agosto del año en curso se cumplen oficialmente 40 años de fundación de una de las más prestigiosas universidades del país, honra y prez de la patria panameña: la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP). Nuestra querida UTP, es hija de una coyuntura histórica singular. Su nacimiento marca la conjunción de dos voluntades egregias y dos intereses contrastantes y singulares.
La del General Omar Torrijos Herrera, quien tuvo la compulsión de un verdadero jefe de Estado y entendió que el proceso que lideraba necesitaba con urgencia de la inteligencia ingenieril más allá de lo que la Universidad de Panamá podía hacer a través de una Facultad de Ingeniería. Por la otra, el genio de un líder académico de fuste, carismático, bien formado y con temple: el Dr. Víctor Levi Sasso, quien fuera su dínamo y primer rector.
Obviamente, hay muchos más nombres y hechos en este parto histórico que no fue sencillo ni breve. La constitución de la UTP atravesó por una maduración prolongada, sobre todo por la creencia de algunos personajes importantes de la vida universitaria del país de hace 45 años quienes pensaban que crear otra universidad pública no era conveniente ni prudente.
Así la UTP vivió el largo interregno del llamado Instituto Politécnico, pero en el cual ganó experiencia y músculo, experiencia y músculo que se expresan en los personajes que acompañaron la lucha de Levi Sasso y conformaron el cuerpo directriz que ha marcado esa casa de estudios superiores por 40 años, desde sus primeros rectores y decanos, secretarios generales y directivos de esos institutos de tecnologías aplicadas por los cuales la UTP se ha ganado un nombre en el continente, y más allá.
Cierro los ojos y pienso en algunos que ya no están entre nosotros: el propio Dr. Levi, los ingenieros Roberto Barraza, Ernesto Regales, Miriam González Boutet, Nicanor Yao, el licenciado Branca, solo por mencionar algunos, a quienes la UTP adeuda que algunos de sus espacios, adopte sus nombres proceros. Nobleza obliga.
El tiempo de Dios es perfecto. Y así, llegó ese día en que la UTP nacería por una Ley de la República, dando partida de nacimiento oficial a lo que ya era un hecho social incontrastable. De aquel parto surgirían Facultades, Centros Regionales e Institutos que hoy abarcan los más amplios campos del saber ingenieril y de la que han egresado no solo una pléyade de técnicos superiores, ingenieros, maestros y doctores, todos con el sello UTP en la psiquis y el corazón.
Técnicos superiores, ingenieros que han literalmente diseñado y construido el Panamá que conocemos en obras que van de caminos y puentes, a estructuras que le hacen cosquillas al cielo; pero igualmente hidro y termoeléctricas, parques eólicos que domeñan las fuerzas del agua y los vientos para generar energía limpia, así como esos logros tan evidentes de programas informáticos, conectividad digital, redes y artefactos mecánicos y robóticos mediante el cual nuestro país puede legítimamente interlocutar con sus pares en el mundo, y fertilizar otras casas de estudio en temas que le son propios.
Y no solo en esos campos, sino también en las ciencias de los alimentos y agroindustria; el diseño de plantas, la administración y organización industrial… así como en las ciencias básicas sin los cuales no puede haber Ingeniería real: Física, Matemáticas, Química. En fin, toda esa panoplia de saberes con los cuales los ingenieros y tecnólogos se ufanan de modelar el mundo. Y además, cómo olvidar que la UTP creó y sostiene uno de los premios literarios más prestigiosos y mejor dotados de Centroamérica y lleva adelante una labor literaria relevante.
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Levi Sasso y sus colegas de la primera hora tuvieron un acierto colosal al forjar lo que forjaron y en la alquimia sutil de cómo lo aquilataron, y en pensar, tempranamente, en su relevo y en cómo consolidar las áreas de investigación y extensión. De esta suerte, los egresados con mejores promedios fueron becados para ir a las mejores universidades de los EEUU., México, Brasil y Argentina; y luego de Europa y Asia, sorteando un mal endémico que tanto daño hace a las universidades del país: la endogamia académica.
Con talento humano calificado al más alto nivel, la UTP ha podido conquistar un sitial regional de excelencia. La pertinencia de sus logros, además, lo comprueba: sin la UTP Panamá no hubiera podido alcanzar la suficiencia técnica y administrativa sobre el Canal de Panamá, ni emprender otras obras que son nuestro palmarés en el continente americano. Y lo más importante: por la UTP y su influjo, Panamá se encuentra conectada al siglo XXI en los campos más estratégicos. Pero bueno, eso será materia de posteriores escritos.
Ab imo pectore: ¡Larga vida a la UTP!
Docente y gestor universitario.
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