La vivienda urbana en Panamá
- MEREDITH SERRACIN
El propósito de estas líneas consiste en ofrecer un punto de vista sobre las condiciones en que viven las poblaciones urbanas en Latinoamérica, así como referirnos a la naturaleza de la vivienda, particularmente en nuestro país. El marco de referencia es muy amplio. No existe región alguna del mundo, ni sector de población, que no dedique a la construcción de viviendas una fracción de sus recursos.
La vivienda es un bien social de naturaleza compleja. No se da ni se consume por fragmentos. Una marcada mejoría de las normas habitacionales exige una extensa reestructuración de los sistemas de toma de decisiones. Una vez creado, un conjunto de viviendas representa un bien comunitario de gran importancia que la comunidad, en una forma u otra, administra como un todo. Los complejos de unidades habitacionales afectan de modo muy real la vida de los que en ellos residen. A su vez, la estructura de las relaciones sociales, morales, legales y comerciales en la comunidad ejerce efectos inexorables en el desempeño del sector vivienda.
Esto se verifica debido a la naturaleza misma de la vivienda considerada como mercancía. Tiene su origen en recursos fundamentales de tierra y capital. La tierra (en los predios urbanos), no es solamente escasa e indispensable, sino que une a los individuos en el espacio. En la medida en que debe participar en la tierra que define a la comunidad y en el capital creado conjuntamente por ésta o por el gobierno, el individuo tiene menos oportunidades de definir su propio nivel habitacional.
La vivienda recibe comúnmente el nombre de “albergue”. Pero también vivienda significa algo más, y es evidente que la simple función de servir de protección contra los elementos y enemigos constituye algo mucho más complejo que el simple albergue. Otro atributo importante de la vivienda es su ubicación relativa. Las familias urbanas obtienen de ordinario sus ingresos de un trabajo que exige recorridos diarios entre el hogar y el puesto de trabajo. Deben también acudir periódicamente a otros lugares, para ir a la escuela, para compras, diversiones y necesidades generales de la familia. Vale decir, la ubicación del domicilio en relación al lugar del trabajo, y a todo lo demás, es una de sus características más importantes.
La calidad de la ubicación depende en gran medida de la existencia y el costo de los medios de transporte hacia otras áreas. Los transportes mejoran al aumentar el poder de compra y al progresar la tecnología. Una ciudad puede agrandarse, proporcionando la misma intimidad a un mayor número de familias siempre que los sistemas de transportes mejoren.
Consecuentemente, la palabra vivienda no significa gran cosa para una familia urbana si ignora los beneficios de su ubicación y los medios de transporte disponibles.
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