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Lemas y pregones
Nathali Reyes - Publicado:
Hay lemas y pregones que se caracterizan por su perfección, y por bellos y persuasivos, pero que no coinciden con la realidad.Un clásico ejemplo lo constituye el lema de la Revolución Francesa: Libertad, Igualdad, Fraternidad.En cuanto a la libertad, su más elocuente negación, precisamente ocurrida en los días de la revolución, la constituye la expresión de madame Roland cuando la conducían en carreta por la calles de París hacia el cadalso, y exclamó: ¡Oh, libertad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre!Otro ejemplo lo constituye el peligro que existía en hablar, aún dentro del recinto de la asamblea.Quien no se mordía la lengua prudentemente, se exponía a perder la cabeza.Una vez le preguntaron en tono de reproche, al diputado Sieyes qué había hecho él durante las deliberaciones en las cuales participó, pues nunca habló, y respondió: "He vivido".¡Libertad, Igualdad, Fraternidad!En cuanto a la libertad, los únicos que la vivían a plenitud eran los cabecillas de la Revolución, ajenos al propio temor.En cuanto a la igualdad, ella fue el gran mentís.Lo que existió fue una funesta aplanadora de implacables perseguidores, por una parte, y por la otra, una pléyade de perseguidos y acusados sin esperanza alguna de escapar de la muerte que los emparejó.Por último, en cuanto a la fraternidad, el vívido ejemplo de su inexistencia lo constituyó el río de sangre derramada por el montón de cabezas que rodó bajo la guillotina.Lo que hubo fue fratricidio.¡Cuántas ironía tiene a veces el destino! En esa brutal carnicería, cayó la cabeza del rey Luis XVI, monarca bonachón y aficionado a la mecánica a la que daba quizá más horas de atención que a los negocios del Estado.Sencillo e inocentón, no llegó a enterarse de las furtivas citas de María Antonieta en el Petit Trianon para solzarse en la compañía de su amado y amante, el conde holandés Hans Axel de Fersen.Más tarde, este, ante la inminente caída de la corona, con admirable valentía y demostración de amor, asumió el riesgo de planear y organizó la fuga de la familia real, la cual fracasó cuando al llegar a Varennes, el ciudadano Drouet la reconoció y la delató con su consiguiente detención.Luis XVI ha pasado a la historia como inepto y débil monarca, que no supo ni se interesó en gobernar.No obstante es digna de admiración la valentía con la cual encaró a la parca.Tan pronto como quedó frente a la guillotina, exclamó: ¡Franceses, muero inocente.Perdono a los que han causado mi muerte.Ruego a Dios que mi sangre no caiga sobre Francia! No se le pudo escuchar las palabras que seguían.Un tamborero, tosco y arrogante, las ahogó con estruendos golpes al tambor diciéndole que no lo había llevado allí para decir discursos sino para dar cumplimiento a una sentencia, y se procedió a ejecutarla.