Los beneficios de la Cinta Costera (2)
Publicado 2000/07/29 23:00:00
- Marlene González
Terminé la semana pasada diciendo que el proyecto de la Cinta Costera pudiese contribuir - además del aporte positivo a nuestra frágil calidad urbana - para mejorar los planes viales, el desplazamiento periférico con peajes, el transporte público y la integración armónica de este sector marino con el barrio de San Felipe y el proyecto de Amador.
He mencionado en repetidas ocasiones que la ciudad de Panamá es una metrópoli con obstáculos que inciden dentro de su crecimiento espacial. Las áreas boscosas de la cuenca al norte, la bahía al sur y el Canal al oeste producen límites naturales que han contribuido a esa conformación lineal que la caracteriza.
A mediados de 1995 se inició el primero de dos sistemas de tránsito rápido vehicular. El Corredor Norte creará - cuando se termine en su totalidad - un cinturón envolvente desde el área de Albrook hasta la carretera Panamericana que conduce a Chepo. El segundo - el Corredor Sur - inicia su recorrido en la vía Domingo Díaz y cerca al aeropuerto internacional de Tocumen, enlazando las muchas barriadas que en ese tramo se encuentran, hasta descargar su flujo en las inmediaciones del antiguo aeropuerto de Paitilla a través de un inconsistente empalme con la Avenida Balboa y otras calles aledañas.
Sin embargo, ambos viaductos carecen de una necesaria continuidad para conectarse entre sí y con la principal ruta hacia el oeste panameño. De igual forma, los dos corredores periféricos tendrán que completarse a cabalidad; de lo contrario serán sólo un paliativo para tramos cortos y contribuyentes a esos espeluznantes embotellamientos que se dan en las viejas arterias y avenidas que aún sirven a la mayor urbe de nuestro país.
Por tal motivo la propuesta Cinta Costera, aparte de su indiscutible contribución para mejorar la calidad de vida dentro de la urbe, bien pudiera perfeccionar la circulación dentro del malecón Balboa adicionando un par de carriles a ésa que se ha convertido en una de las más congestionadas rutas vehiculares de la ciudad de Panamá. Es por eso que resulta ineludible estudiar una solución que integre adecuadamente los empalmes con los barrios de San Felipe y Punta Paitilla como parte del proyecto en referencia.
El exceso de circulación que mencioné en el párrafo anterior se produce, principalmente, por esa inconveniente descarga de automóviles que el Corredor Sur genera sobre la avenida Balboa. Haber escogido un sitio tan complicado como punto terminal y colocar esa maraña de pasos a desnivel, además de emplear calles inadecuadas por el ancho de sus secciones para recibir el volumen que dicho viaducto origina a diario, fue un craso error de planificación y que se multiplicará exponencialmente en el futuro inmediato.
Mantuve antes - y lo reitero hoy - que el Corredor Sur debió haber bordeado Punta Paitilla empleando un puente de pilotes sobre el mar, al igual que se hizo desde el complejo monumental de Panamá Viejo hasta ATLAPA, para lograr esa necesaria circunvalación vial y sin interrupciones que demanda la urbe capitalina. El final de este importante cinturón de tránsito rápido - si de veras se quiere dar otra dimensión urbana a la ciudad de Panamá - tendrá que producirse tarde o temprano en la avenida de los Poetas para así acoplar, simultáneamente, la nueva entrada de Amador, el puente de las Américas y ese obligatorio enlace con el Corredor Norte junto al propuesto paso sobre el Canal en Pedro Miguel.
De llegarse a construir la Cinta Costera manteniendo el propósito que motivó a sus promotores originales, es decir, destinar su uso para el bienestar público integrando otros polos de atracción como San Felipe y Amador, además de incorporar conceptos de vialidad que beneficiarían a todos, este proyecto resultará de los más provechosos que se hayan planteado para mejorar la calidad urbana de la ciudad de Panamá.
He mencionado en repetidas ocasiones que la ciudad de Panamá es una metrópoli con obstáculos que inciden dentro de su crecimiento espacial. Las áreas boscosas de la cuenca al norte, la bahía al sur y el Canal al oeste producen límites naturales que han contribuido a esa conformación lineal que la caracteriza.
A mediados de 1995 se inició el primero de dos sistemas de tránsito rápido vehicular. El Corredor Norte creará - cuando se termine en su totalidad - un cinturón envolvente desde el área de Albrook hasta la carretera Panamericana que conduce a Chepo. El segundo - el Corredor Sur - inicia su recorrido en la vía Domingo Díaz y cerca al aeropuerto internacional de Tocumen, enlazando las muchas barriadas que en ese tramo se encuentran, hasta descargar su flujo en las inmediaciones del antiguo aeropuerto de Paitilla a través de un inconsistente empalme con la Avenida Balboa y otras calles aledañas.
Sin embargo, ambos viaductos carecen de una necesaria continuidad para conectarse entre sí y con la principal ruta hacia el oeste panameño. De igual forma, los dos corredores periféricos tendrán que completarse a cabalidad; de lo contrario serán sólo un paliativo para tramos cortos y contribuyentes a esos espeluznantes embotellamientos que se dan en las viejas arterias y avenidas que aún sirven a la mayor urbe de nuestro país.
Por tal motivo la propuesta Cinta Costera, aparte de su indiscutible contribución para mejorar la calidad de vida dentro de la urbe, bien pudiera perfeccionar la circulación dentro del malecón Balboa adicionando un par de carriles a ésa que se ha convertido en una de las más congestionadas rutas vehiculares de la ciudad de Panamá. Es por eso que resulta ineludible estudiar una solución que integre adecuadamente los empalmes con los barrios de San Felipe y Punta Paitilla como parte del proyecto en referencia.
El exceso de circulación que mencioné en el párrafo anterior se produce, principalmente, por esa inconveniente descarga de automóviles que el Corredor Sur genera sobre la avenida Balboa. Haber escogido un sitio tan complicado como punto terminal y colocar esa maraña de pasos a desnivel, además de emplear calles inadecuadas por el ancho de sus secciones para recibir el volumen que dicho viaducto origina a diario, fue un craso error de planificación y que se multiplicará exponencialmente en el futuro inmediato.
Mantuve antes - y lo reitero hoy - que el Corredor Sur debió haber bordeado Punta Paitilla empleando un puente de pilotes sobre el mar, al igual que se hizo desde el complejo monumental de Panamá Viejo hasta ATLAPA, para lograr esa necesaria circunvalación vial y sin interrupciones que demanda la urbe capitalina. El final de este importante cinturón de tránsito rápido - si de veras se quiere dar otra dimensión urbana a la ciudad de Panamá - tendrá que producirse tarde o temprano en la avenida de los Poetas para así acoplar, simultáneamente, la nueva entrada de Amador, el puente de las Américas y ese obligatorio enlace con el Corredor Norte junto al propuesto paso sobre el Canal en Pedro Miguel.
De llegarse a construir la Cinta Costera manteniendo el propósito que motivó a sus promotores originales, es decir, destinar su uso para el bienestar público integrando otros polos de atracción como San Felipe y Amador, además de incorporar conceptos de vialidad que beneficiarían a todos, este proyecto resultará de los más provechosos que se hayan planteado para mejorar la calidad urbana de la ciudad de Panamá.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.