Panamá
Los primeros buenos pasos de un mandatario electo
- Arnulfo Arias Olivares
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Comparto con otros la convicción de que las máximas y los aforismos destilados por el tiempo sí contienen enseñanzas de experiencia concentrada de la humanidad.
Comparto con otros la convicción de que las máximas y los aforismos destilados por el tiempo sí contienen enseñanzas de experiencia concentrada de la humanidad. Desde ese sencillo "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy", hasta "el que madruga Dios lo ayuda" y "más sabe el diablo por viejo que por diablo".
Es precisamente por una de esas máximas por las que me gustaría empezar mi reflexión el día de hoy. Esa que dice "toda escoba nueva barre bien". En lo material, eso resulta indiscutible; pero en cuanto a los hombres, ni somos escobas, ni se encuentra fuera de nosotros esa carga de basura anímica que debemos barrer, sino dentro de nosotros mismos.
Toda escoba nueva barre bien significaría, en el contexto humano, que primero se ha barrido uno por dentro. Su conciencia, su persona, su crecimiento personal, que a menudo están cargados de pesados resentimientos y pasiones que no permiten el progreso, al menos al hablar de ese nivel íntimo de una persona.
Por eso, quienes administran una cuota de poder político, sea grande o sea pequeña, deben despojarse, en lo posible, de la pesada carga de desechos de emociones y de cruces del pasado que, quiérase o no, se van acumulando como una basura en el espíritu, como resultado de los malos actos que de otros hemos recibido. Ya se trate del adversario que, con la crueldad suprema atizó los fuegos del poder político para utilizarlo en contra nuestra; o de los que, pudiendo haber intervenido en ese momento para que cesaran los ataques, y no lo hicieron…. Todo eso debe quedar en el pasado, o pospuesto por lo menos, si se quiere hacer un ejercicio claro, responsable y objetivo de la cuota poder político que se administra.
En el Presidente electo estamos viendo muestras claras de desprendimiento de pesadas cargas emotivas, aunque muchos de sus adversarios se ensañaron en su contra en forma virulenta, mediante desviaciones de poder que todos conocemos. A pesar de su experiencia ardua en ese tema de persecución política, hoy mira sin rencor los adversarios y los tolera, a pesar de que, sin el más mínimo pudor y escrúpulo, le extienden esa mano traicionera que él estrecha.
Esa capacidad de superar y de elevarse por encima de las experiencias personales del pasado sin guardar rencores, por el bien de la nación, me parece a mí que lo han engrandecido como mandatario ante los ojos de nuestra nación. Pudiera haber sido todo lo contrario, si hubiese recaído ese poder en alguien que no se sabe gobernarse, por ejemplo; pero pienso yo que ha puesto por encima de sus malas experiencias personales a la patria. Tal vez asimiló las enseñanzas de Confucio, quien advertía que si se va uno a aventurar en una senda de venganza, mejor cavar dos tumbas. Sin duda que esos adversarios ensañados, crueles y sin empatía que hicieron daño en el pasado, ahora se desvelan cada noche; y así, posiblemente pasarán los cinco años de gobierno, corroídos por los ácidos de su conciencia
Como Martin Luther King decía, hay que humanizar ese concepto del amor hacia los enemigos, porque la mayoría no somos santos; simplemente no se puede amar a quien se ensaña y le hace daño a uno, pero sí se puede comprender al adversario, cobrando una distancia emocional y manteniendo sana la conciencia propia. Comienza, entonces, nuestro mandatario con el pie derecho y dando claras dimensiones de estadista.
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