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Neoliberalismo y doctrina católica
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Este material no constituye ningún extracto o resumen de un texto de economía política, ni del Manifiesto Comunista y menos de El Capital, obra cumbre de Carlos Marx; por el contrario, es una selección del texto de la Encíclica "Sobre la Restauración del Orden Social" escrita por el Papa Pío XI, en 1931, con motivo del "Quadragesimo Anno" de otra Encíclica económica del Papa León XIII.Rerum Novarum: La Condición del Trabajo (1891).Evidentemente, ambos pontífices hacían referencia al ciclo económico, al injusto orden económico predominante que llegaba a su fin: El Liberalismo Económico.Hoy, cuando el neoliberalismo -como ocurrió con el liberalismo en el reciente pasado que comentamos- se hace "invivible", tanto para la clase trabajadora, como para el pueblo en general, ocupan un lugar destacado y, más que reconfortantes, aleccionadoras, las palabras de Pío XI; así como también, la condena del capitalismo salvaje hecha por el Papa Juan Pablo II y el texto de aquél que "se dirige a una Asamblea" diciendo: ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será.¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.(Eclesiastés 1:9)"Esta acumulación de poder, nota característica del moderno orden económico, es el resultado de la libre concurrencia ilimitada, que solo permite sobrevivir a los más fuertes, lo que significa frecuentemente los que luchan más despiadadamente, los que prestan menos atención a los dictados de la conciencia.Esta concentración de poder ha dado origen a un conflicto triple para el dominio.En primer lugar, existe la lucha para la dictadura en la misma esfera económica; después la fiera batalla para adquirir el control del Estado, para utilizar abusivamente sus recursos y autoridad en las luchas económicas.Finalmente, el choque entre los mismos Estados.Esto último sucede por dos causas: porque las naciones emplean su poderío y su influencia política para aumentar las ventajas económicas, sin tener en cuenta circunstancia alguna, y también, viceversa, porque las fuerzas económicas y el dominio económico se emplean en el interior para decidir las controversias políticas.Además, la mezcla y la confusión escandalosa de los deberes y atribuciones de la autoridad civil y de la economía han originado daños lamentables que han degradado incluso la majestad del Estado.El Estado, que debería ser árbitro supremo, gobernando muy por encima de los conflictos de partido, prestando atención solamente a la justicia y al bien común, se ha convertido, por el contrario, en esclavo, al servicio de las pasiones y de las codicias humanas.En cuanto a las relaciones mutuas de los pueblos, se ha producido una doble corriente desde el mismo manantial: por un lado el nacionalismo o incluso imperialismo económico; por el otro un no menos nocivo internacionalismo o imperialismo internacional en los asuntos financieros, que sostienen que la patria del hombre es aquella en donde halla la fortuna.Puesto que el régimen económico actual se basa principalmente en el capital y en el trabajo, deben aceptarse en teoría y llevarse a la práctica los principios de recta razón y filosofía social cristiana.En primer lugar, debe prestarse la debida consideración al doble carácter, individual y social, del capital y del trabajo, para evitar los peligros del individualismo y del colectivismo.Y, en segundo lugar, las relaciones mutuas de capital y trabajo en conformidad con las leyes de la justicia estricta que llamamos conmutativa, templada, sin embargo, por la caridad cristiana.La libre competencia, y más aún la dominación económica, deben ser contenidas dentro de los límites justos y determinados, y sometidas al control eficaz de la autoridad pública en las materias de su competencia.Las instituciones públicas de las naciones deben ser tales que permitan a toda la sociedad humana conformarse al bien común, es decir a las normas de la justicia social.Sí ello es así, el sistema económico, la parte más importante de la vida social, se verá necesariamente restaurado sanamente y en un orden justo." (Tendencias del Pensamiento Económico.Paul A.Roberson, Robert L.Bishop, John Coleman).(*) Coordinador del Movimiento Democrático Torrijista (MDT)También laboratorios de huella genética, serología forense, fibras y pelos y un banco de datos de ADN que servirá para cotejar las muestras obtenidas con la de posibles delincuentes.El director del Instituto de Medicinal Legal, Humberto Mas, aseguró que los equipos permiten la investigación de casos graves en donde resulta difícil ubicar a los sindicados en la escena del crimen.Precisó que la prueba de ADN tiene un 99% de certeza y ello hace posible identificar a una persona responsable de un crimen, a pesar de la ausencia de testigos.