Panamá
No esperes
- Monseñor Rómulo Emiliani (CMF)
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Escuchar por ejemplo: "Eso no se puede hacer. Ya otros lo intentaron y no se pudo. Es una locura. Tú no podrás. No tienes recursos. Vas a perder el tiempo.
No esperes que nadie te reconozca lo que haces, porque si es útil y bueno para la humanidad, el que te alaben o critiquen tus acciones no debe ser el motivo de actuar o no. Claro que gusta que te digan cosas buenas de lo que haces.
Es realmente un estímulo para uno el que así sea, y un buen líder lo hace con aquellos que él dirige. Pero si lo que haces es realmente noble y hasta sagrado, si es bueno y agradable a Dios, no esperes reconocimiento, porque caes en la trampa tan vieja como la humanidad de vivir dependiendo de la opinión de la gente para realizar acciones nobles.
No caigas en esa trampa. Hacerte esclavo de personas que por su autoridad, amistad, o influencia en la sociedad, te dicen cosas movidas por su enfoque de la realidad, intereses creados, envidias u otras razones, es cavar tu propia tumba, y permanecer inmóvil el resto de tu vida. Lógicamente hay que tener la suficiente inteligencia y humildad para escuchar consejos, guías y ver la experiencia de otras personas y obras, para asumir conocimiento para cumplir tus ideales.
Escuchar por ejemplo: "Eso no se puede hacer. Ya otros lo intentaron y no se pudo. Es una locura. Tú no podrás. No tienes recursos. Vas a perder el tiempo. Te vas a arruinar. Te pueden matar. ¿Qué ganas con hacer eso?" Si Simón Bolívar hubiera hecho caso a sus pesimistas amigos no hubiera llegado en ese momento la liberación de América del dominio de la monarquía ibérica. Si Gandhi hubiera escuchado a sus consejeros temerosos del poder inglés, la India no hubiera roto las cadenas de la dominación británica. Si Martín Luther King hubiera caído en la trampa de cultivar el miedo ante las amenazas a muerte que tuvo, los negros americanos estarían quizá hasta hoy día sujetos a la marginación racial más radical.
Si Jesucristo nuestro Señor hubiera escuchado las voces "prudentes" que le aconsejaban no seguir el camino del profetismo, y jamás intervenir con autoridad en el negocio infame del templo, y no meterse con los fariseos y saduceos, y no ir a Jerusalén porque lo podían matar, no hubiéramos tenido salvación. Si los apóstoles y los mártires que ha tenido la Iglesia hubieran amado más su vida que al Señor Jesucristo y el Reino, y se hubieran escondido, la Iglesia hubiera quedado en lassombras más nefastas.
Sigue tus ideales más profundos, no claudiques, sé fiel a tus convicciones y ayuda a que la humanidad tenga un mejor futuro. Y no esperes que te reconozcan nada. Solo importa lo que Dios piense de ti.
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