Panamá
¿No te das cuenta?
- Mons. Rómulo Emiliani cmf.
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No te das cuenta de que cuando das un vaso de agua a un sediento obedeces una inspiración del Espíritu Santo y tu nombre queda escrito en el libro de la vida. No te das cuenta de que cuando hablas de Jesús a tu niño pequeño y le haces ves ver que es nuestro salvador, estás bajo un influjo del Espíritu Santo y los ángeles alaban a Dios por verte evangelizando a tus creaturas. No te das cuenta de que cuando te apuntas a pertenecer como miembro a una fundación que ayuda a niños desamparados o madres adolescentes solteras o a viejos sin hogar, o a cualquier otra organización que atiende a gente pobre, estás dejando que el Espíritu Santo sople dentro de ti como hace el viento que lleva a buen puerto a un barco de vela.
No te das cuenta de que cuando como político dices la verdad y denuncias la corrupción y luchas para que se respete el bien común y los pobres tengan participación en los bienes de la sociedad, estás actuando bajo la fuerza y el dominio del Espíritu Santo. No te das cuenta de que cuando como esposo amas y eres fiel a tu mujer y luchas por tu familia, estás más inmerso en la vida de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, y contribuyes para que el mundo mejore humanamente. No te das cuenta de que vivir dentro de la Iglesia el misterio de la comunión de todos los miembros del cuerpo de Cristo en los sacramentos, las comunidades y otras entidades eclesiales, es señal de que estás inmerso en el misterio del amor del Padre y del Hijo, y que eso es el Espíritu Santo.
Que el Espíritu Santo nos revela a la Iglesia lo que está ya en Evangelio y que necesita ser actualizado y aplicado hoy por el magisterio de la Iglesia y nuestra vivencia personal y comunitaria para ser hecho vida. Que la Verdad infinita y absoluta que es Dios, ese amor misericordioso del Padre y del Hijo, es manifestado por el Espíritu Santo para ser experimentado hoy por nosotros en lo cotidiano de nuestra vida. Que en la oración personal y comunitaria vivimos la paz y la serenidad que nos da el Espíritu Santo. No nos damos cuenta de que los dones y carismas: ser apóstol, evangelizador, maestro, servidor, tener el don de discernimiento, de sabiduría, ciencia, fortaleza, fe, el amor, todo eso es obra del Espíritu Santo. Que tener los frutos del Espíritu, alegría, paz, paciencia, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio, todo eso viene del Espíritu Santo. Por lo tanto, honra y honor, gloria y toda alabanza al Espíritu Santo. Amén.
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