Organización y fortalecimiento de la sociedad civil
Publicado 2000/03/01 00:00:00
- Gap
Muy recientemente nos fue publicado un artículo el que denominamos, "La civilidad limita la intensidad de todo conflicto", y ahora, como complemento del mismo, deseamos exponer un aspecto que consideramos de lo más interesante y es con relación al fortalecimiento y la organización de la sociedad civil.
En una sociedad como la nuestra tan heterogénea por factores de orden histórico, cultural, económico y político, constituye un verdadero problema pensar siquiera en organizar y fortalecer la sociedad civil, sobre todo, porque como está ocurriendo hoy en día en nuestro país, las acciones y tácticas que están utilizando los diversos grupos y asociaciones como cuerpo de presión para el reclamo y el reconocimiento de sus demandas sociales, las mismas se realizan dentro de un ambiente de actividades violentas con cierres de calles y voces desabridas y altisonantes que las más de las veces, no se corresponden legítimamente con el sistema político democrático al que aspiramos lograr los panameños sensatos, precisamente en este momento en que hemos obtenido la soberanía total de nuestro territorio, a base de ingentes luchas y sacrificios generacionales.
Para que un Estado funcione bien y en forma organizada, con el debido control de su política social, que es el objetivo y fin último de la sociedad civil, se requiere que ésta se desempeñe como un socio útil y necesario del Estado, capaz de defender no los intereses individuales o particulares de las personas, sino los de la sociedad en general, solucionando así los apremiantes problemas sociales, y por consiguiente, llenando el espacio público donde se encuentran e identifican las necesidades colectivas. Este es un proceso paulativo que debe desarrollarse mediante un crecimiento y maduración mental y espiritual de los grupos y asociaciones constituidas dentro del conglomerado social panameño.
La sociedad civil organizada debe funcionar como socia del Estado y junto al gobierno de turno que, viene siendo una representación del Estado. De esta manera, la sociedad civil puede motivar y acrecentar la implementación de estrategias y políticas públicas al mismo tiempo que canalizar y ejecutar secciones tendientes a que dichas políticas se realicen y desarrollen por mutuo acuerdo entre las partes involucradas. Como la sociedad civil se deriva y nace del Estado, el Estado en aras de su propio fortalecimiento y organización, debe influir en la constitución de una estructura organizada para que ambos, gobierno y sociedad civil, de manera participativa y en razón de la naturaleza de sus principios, actúen y tomen decisiones hacia un mismo fin y objetivo, sin perder de vista sus marcadas diferencias.
Siempre en una sociedad como la nuestra, existirán por diversas naturaleza, una multiplicidad de conflictos generados por la mayor o menor movilidad social de los grupos o personas ante los problemas socio-económicos que se presentan. Esta movilidad social es en esencia conveniente y necesaria, sobre todo, en un país como el nuestro, necesitado, la mayoría de su población, de mejores niveles de vida, pero la solución exitosa de los problemas sociales estará determinada por la prudencia y sensatez con que se actúe y por la suficiente capacidad de organización y movilización autónoma con que cuenta la sociedad civil que a la postre, viene representando, a la mayoría de los ciudadanos, como fieles componentes del Estado.
Si los grupos u organizaciones en nuestro país son o no representativos de la sociedad civil, y por consiguiente, algunos de sus dirigentes gozan de la suficiente credibilidad en sus actuaciones públicas, en torno al particular, convendría hacer un análisis y estudio. Lo que sí es concluyente, es que todos aquellos grupos, gremios y asociaciones que negaran en algún momento la existencia de otros, por motivos políticos, económicos, religiosos o de otra índole, de acuerdo con la concepción de la sociedad civil, quedarían excluidos dentro de esta dinámica social por cuanto no observan las reglas del sistema político democrático que señala que la democracia va más allá de los intereses personales, particulares o de grupos.
Muy lejos estamos, entonces, en Panamá de contar con una sociedad civil organizada, cuando aún no existe en nuestro medio un acuerdo generalizado de integración de los gremios, de las Organizaciones No Gubernamentales, Asociaciones Cívicas y Sociales y quizás esto se deba a la heterogeneidad de sus criterios, opiniones e intereses particulares y el limitado reconocimiento que tiene la ciudadanía de sus demandas lo que, efectivamente, viene a implicar un problema social de raíces profundas precisamente, cuando se trata de organizar y fortalecer conscientemente a la sociedad civil organizada en nuestro país.
En una sociedad como la nuestra tan heterogénea por factores de orden histórico, cultural, económico y político, constituye un verdadero problema pensar siquiera en organizar y fortalecer la sociedad civil, sobre todo, porque como está ocurriendo hoy en día en nuestro país, las acciones y tácticas que están utilizando los diversos grupos y asociaciones como cuerpo de presión para el reclamo y el reconocimiento de sus demandas sociales, las mismas se realizan dentro de un ambiente de actividades violentas con cierres de calles y voces desabridas y altisonantes que las más de las veces, no se corresponden legítimamente con el sistema político democrático al que aspiramos lograr los panameños sensatos, precisamente en este momento en que hemos obtenido la soberanía total de nuestro territorio, a base de ingentes luchas y sacrificios generacionales.
Para que un Estado funcione bien y en forma organizada, con el debido control de su política social, que es el objetivo y fin último de la sociedad civil, se requiere que ésta se desempeñe como un socio útil y necesario del Estado, capaz de defender no los intereses individuales o particulares de las personas, sino los de la sociedad en general, solucionando así los apremiantes problemas sociales, y por consiguiente, llenando el espacio público donde se encuentran e identifican las necesidades colectivas. Este es un proceso paulativo que debe desarrollarse mediante un crecimiento y maduración mental y espiritual de los grupos y asociaciones constituidas dentro del conglomerado social panameño.
La sociedad civil organizada debe funcionar como socia del Estado y junto al gobierno de turno que, viene siendo una representación del Estado. De esta manera, la sociedad civil puede motivar y acrecentar la implementación de estrategias y políticas públicas al mismo tiempo que canalizar y ejecutar secciones tendientes a que dichas políticas se realicen y desarrollen por mutuo acuerdo entre las partes involucradas. Como la sociedad civil se deriva y nace del Estado, el Estado en aras de su propio fortalecimiento y organización, debe influir en la constitución de una estructura organizada para que ambos, gobierno y sociedad civil, de manera participativa y en razón de la naturaleza de sus principios, actúen y tomen decisiones hacia un mismo fin y objetivo, sin perder de vista sus marcadas diferencias.
Siempre en una sociedad como la nuestra, existirán por diversas naturaleza, una multiplicidad de conflictos generados por la mayor o menor movilidad social de los grupos o personas ante los problemas socio-económicos que se presentan. Esta movilidad social es en esencia conveniente y necesaria, sobre todo, en un país como el nuestro, necesitado, la mayoría de su población, de mejores niveles de vida, pero la solución exitosa de los problemas sociales estará determinada por la prudencia y sensatez con que se actúe y por la suficiente capacidad de organización y movilización autónoma con que cuenta la sociedad civil que a la postre, viene representando, a la mayoría de los ciudadanos, como fieles componentes del Estado.
Si los grupos u organizaciones en nuestro país son o no representativos de la sociedad civil, y por consiguiente, algunos de sus dirigentes gozan de la suficiente credibilidad en sus actuaciones públicas, en torno al particular, convendría hacer un análisis y estudio. Lo que sí es concluyente, es que todos aquellos grupos, gremios y asociaciones que negaran en algún momento la existencia de otros, por motivos políticos, económicos, religiosos o de otra índole, de acuerdo con la concepción de la sociedad civil, quedarían excluidos dentro de esta dinámica social por cuanto no observan las reglas del sistema político democrático que señala que la democracia va más allá de los intereses personales, particulares o de grupos.
Muy lejos estamos, entonces, en Panamá de contar con una sociedad civil organizada, cuando aún no existe en nuestro medio un acuerdo generalizado de integración de los gremios, de las Organizaciones No Gubernamentales, Asociaciones Cívicas y Sociales y quizás esto se deba a la heterogeneidad de sus criterios, opiniones e intereses particulares y el limitado reconocimiento que tiene la ciudadanía de sus demandas lo que, efectivamente, viene a implicar un problema social de raíces profundas precisamente, cuando se trata de organizar y fortalecer conscientemente a la sociedad civil organizada en nuestro país.
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