"Por amor a ti morí en la Cruz”(Jesús)
- Osman Esquivel López
En medio del bullicio, mientras Jesús entraba a Jerusalén, los discípulos y la gente gritaba de alegría. Pero él miraba más allá de las ramas de palmas y de olivo, más allá de los montes que eran puestos en su paso. Ante esta escena, nos surge una interrogante, basado en el evangelio según San Lucas 19, ¿Por qué Jesús lloró? Él lloró por los jóvenes que toman el camino del vicio; lloró por las jovencitas que, despreciando a sus padres, siguen su camino; lloró por los matrimonios que diariamente se desintegran; por cada uno de nuestros altibajos y vaivenes a causa de la indiferencia e inseguridad.
En esta semana los cristianos conmemoramos y recordamos lo que Jesús vino a realizar por nosotros: morir en la cruz del Calvario para salvación nuestra. Miremos, pues, cada una de nuestras situaciones espirituales. ¿Somos iguales a Judas, o bien hemos vendido a este hombre por cosas insignificantes? Entonces, ¿qué esperamos para que El nos lave, así como hizo al lavar los pies de los discípulos?
Todos somos culpables a causa de nuestros pecados; esa fue la causa de su muerte. Sin embargo, la Santa Biblia dice en Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios tanto al mundo que dio a su hijo unigénito para que todo que en él crea sea salvo, más tenga vida eterna”.
Nos queda demostrado que, a causa del amor, Jesús murió por ti y por mí. Morir en una cruz, en la época de Cristo, era lo más humillante, pero esta muerte fue diferente a cualquier otra registrada en la historia, pues Jesús no murió como un mártir, sino como sacrificio al pronunciar “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Lucas 23:46.
La muerte de Jesús en aquella cruz,transformó su significado para siempre; de una terrible estrategia de tortura y muerte pasó a ser un símbolo de amor, victoria y esperanza. Por lo que hoy es un medio en el cual Dios y nosotros nos podemos encontrar, y así la deuda nuestra quedó cancelada para siempre, demostrando que el Perdón se escribe con Sangre.
Contemplemos aquellas tres cruces, la del centro es en la que murió nuestro redentor, hacia ambos lados los dos ladrones, cuál ladrón quieres representar y practicar; el que se arrepintió o aquel que blasfemó. Si escogemos ser el primero, de seguro escucharemos las palabras de Jesús dicha a este hombre: “Te aseguro que desde hoy, estarás conmigo en el paraíso”. Lucas 23.
Que en esta semana nos alejemos de lo que nos aleja de Jesús, y vayamos a misa, celebraciones o cultos, según tu religión, y escuchemos el mensaje que se nos exponga y no ver quién lo expone. Y que al pensar y analizar, salgamos con otra visión de la vida. O bien, si desea peregrinar en las diferentes procesiones, hágalo. Si siente la necesidad de leer la Biblia, léala; ore y ayune. Lo importante es que estemos más cerca de Jesucristo y no hayamos olvidado el sacrificio de su hijo.
Estimado lector, arrodíllese al pie de la cruz y ante el Señor crucificado y, posteriormente, resucitado en el tercer día. Acéptelo hoy; mañana puede ser demasiado tarde.
Panamá, Dios te bendiga.
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