Realidad en pandemia
La mitad de la fuerza laboral (más de un millón) se encuentra en situación precaria. El otro millón de asalariados no está bien porque muchos han visto sus jornadas de trabajo y salarios recortados, y sus pocos ahorros acabados.
Un hombre vende cuerdas en la Avenida Central. Hay un promedio de 716 mil sobrevivientes con empleo informal. Foto: EFE.
Actualmente hay 300 mil nuevos desempleados. A inicios del 2020 unos 146 mil obreros estaban desocupados. Hay 716 mil sobrevivientes con empleo informal.
La mitad de la fuerza laboral (más de un millón) se encuentra en situación precaria.
El otro millón de asalariados no está bien porque muchos han visto sus jornadas de trabajo y salarios recortados, y sus pocos ahorros acabados.
En las comarca la cosa está difícil. No hay interner, niños y jóvenes sin laptops.
¿Cómo realizarán estudios virtuales? ¿Se están formando estudiantes aceptables con conocimientos que permite la demanda del mercado laboral? El sector empresarial se pronuncia sobre esto, y califica de "grave", al sistema de enseñanza público de "baja calidad", de "graves deficiencias". Los egresados del sistema educativo en la educación formal o técnica, resultan ser jóvenes con muchas carencias y las empresas tienen que invertir tiempo y recursos para llenar los vacíos que se arrastran desde la educación secundaria, vocacional y universitaria.
Según la Cámara de Comercio Industrias y Agricultura de Panamá (CCIAP), las consecuencias para las empresas son serias, porque se da pérdida de productividad y competitividad, dificultades para conseguir personal calificado, sumado a una alta rotación de personal por canibalización del recurso humano.
VEA TAMBIÉN: ¿Repensar el agro, ¿para quién?
También tienen que hacer una mayor inversión en entrenamiento, contratar personal extranjero en sectores dinámicos de la economía que requieren de talento no disponible localmente y los costos salariales que esto conlleva. En las comarcas, las necesidades educativas necesitan manos que les tiendan ayuda.
Panamá, a mediados de los años 60 del siglo pasado tenía uno de los mayores empeños educativos, con un analfabetismo que apenas llegaba al 25%, y con un presupuesto educativo nacional relativamente alto, pero carecía de aulas escolares suficientes, de materiales pedagógicos y de personal docente. Bocas del Toro, según el censo de 1970, tenía entonces 43.531 habitantes, y de ellos 13.831 (el 31.8%) eran indígenas.
VEA TAMBIÉN: “Robin Sharma: el monje que vendió su Ferrari”
El motor económico bocatoreño era la Compañía Bananera. Por ello, los indígenas eran muy indispensables
Hoy, Bocas, se caracteriza por el turismo, su producción de banano y energía. Cuenta con una población de 125.461 en el 2010, esta población creció un 40,5% con relación del último censo del 2000.
Este crecimiento está asociado al fuerte desarrollo del turismo, que genera oportunidades de empleos, permitiendo a la población mantenerse en su lugar de origen y atrayendo migración de otros sitios, tanto nacionales como extranjeros. Chiriquí, provincia con gran población indígena, se identifica por el turismo ecológico, producción agropecuaria y es la provincia con más habitantes, fuera de la región interoceánica. Cuenta con una población de 416.983 en el 2010, población que creció un 13,0% con relación del último censo en 2000.
Creó la comarca Ngäbe Buglé en 1997. ¡Meto!
Educador.