Rebelión en La Villa
Publicado 2000/03/09 00:00:00
Resulta reprensible lo acaecido el martes de Carnaval en La Villa de Los Santos, donde un grupo de lugareños y turistas intentaron celebrar la fiesta del dios Momo a pesar de su prohibición y cancelación por parte del gobierno nacional como medida preventiva de una epidemia por la aparición del fatal virus hanta.
Los carnavales en estas provincias fueron cancelados por el gobierno nacional el 24 de febrero pasado, al declararlas una "zona epidémica sujeta a control sanitario". La decisión se adoptó luego que las autoridades del Ministerio de Salud confirmaron la existencia de una enfermedad respiratoria aguda provocada por el hantavirus, la cual puede provocar la muerte hasta del 50% de las personas infectadas.
La responsable prohibición de culecos, celebraciones públicas y mojadera en estas provincias, buscaba contener la enfermedad en la zona afectada y prevenir el contagio de los miles de turistas nacionales y extranjeros que tradicionalmente acuden a los pueblos del área para los Carnavales.
Durante el sábado, domingo y lunes último pasado, tanto en Herrera como en Los Santos se cumplió con la orden ejecutiva. No hubo aglomeraciones populares y sus habitantes se concentraron para celebrar en sus casas con sus respectivas familias, cuyos integrantes en algunos casos llegaron desde otras ciudades y pueblos. El martes ocurrió igual, salvo en La Villa de Los Santos donde con el sol creciente, varios pequeños culecos se convirtieron en uno que llegó a sumar cientos de personas en desafío de la orden del gobierno nacional.
Hasta el martes, la policía en La Villa, reforzada de antemano con personal de otros pueblos, había permanecido visible en lugares estratégicos como medida preventiva. El martes, sin embargo, fue atraída por la algarabía y los fuegos artificiales, y actuó en la forma y con la rapidez típica de los pueblos donde todos se conocen. Al llegar a la muchedumbre e intentar disiparla mediante el diálogo, resultó que estaba presente en la improvisada celebración el polémico asesor presidencial, Miguel Antonio Bernal.
Todavía no está totalmente claro lo que sucedió. Bernal dice que se le arrestó en cumplimiento de una orden de detención del director de la Policía, Carlos Barés, mientras que éste lo niega. Bernal añade que la policía se excedió y sin duda vendrá una lluvia de denuncias, demandas y contrademandas. En todo caso, le quedará de tarea a las autoridades determinar los detalles y deslindar responsabilidades, para lo cual los videos de las televisoras serán concluyentes.
Sin embargo, el Dr. Bernal haría bien al menos en reconocer que, por accidente o con premeditación, se estaba violando la ley y que las autoridades tenían que actuar. No se puede cubrir esa realidad concentrando sus ataques en los supuestos abusos de autoridad de los funcionarios de la Fuerza Pública. Y la desafortunada intervención de la señora presidenta de la República, Mireya Moscoso, es producto de su iniciativa y no de la forma en que el gobierno debe atender este tipo de problemas.
Los carnavales en estas provincias fueron cancelados por el gobierno nacional el 24 de febrero pasado, al declararlas una "zona epidémica sujeta a control sanitario". La decisión se adoptó luego que las autoridades del Ministerio de Salud confirmaron la existencia de una enfermedad respiratoria aguda provocada por el hantavirus, la cual puede provocar la muerte hasta del 50% de las personas infectadas.
La responsable prohibición de culecos, celebraciones públicas y mojadera en estas provincias, buscaba contener la enfermedad en la zona afectada y prevenir el contagio de los miles de turistas nacionales y extranjeros que tradicionalmente acuden a los pueblos del área para los Carnavales.
Durante el sábado, domingo y lunes último pasado, tanto en Herrera como en Los Santos se cumplió con la orden ejecutiva. No hubo aglomeraciones populares y sus habitantes se concentraron para celebrar en sus casas con sus respectivas familias, cuyos integrantes en algunos casos llegaron desde otras ciudades y pueblos. El martes ocurrió igual, salvo en La Villa de Los Santos donde con el sol creciente, varios pequeños culecos se convirtieron en uno que llegó a sumar cientos de personas en desafío de la orden del gobierno nacional.
Hasta el martes, la policía en La Villa, reforzada de antemano con personal de otros pueblos, había permanecido visible en lugares estratégicos como medida preventiva. El martes, sin embargo, fue atraída por la algarabía y los fuegos artificiales, y actuó en la forma y con la rapidez típica de los pueblos donde todos se conocen. Al llegar a la muchedumbre e intentar disiparla mediante el diálogo, resultó que estaba presente en la improvisada celebración el polémico asesor presidencial, Miguel Antonio Bernal.
Todavía no está totalmente claro lo que sucedió. Bernal dice que se le arrestó en cumplimiento de una orden de detención del director de la Policía, Carlos Barés, mientras que éste lo niega. Bernal añade que la policía se excedió y sin duda vendrá una lluvia de denuncias, demandas y contrademandas. En todo caso, le quedará de tarea a las autoridades determinar los detalles y deslindar responsabilidades, para lo cual los videos de las televisoras serán concluyentes.
Sin embargo, el Dr. Bernal haría bien al menos en reconocer que, por accidente o con premeditación, se estaba violando la ley y que las autoridades tenían que actuar. No se puede cubrir esa realidad concentrando sus ataques en los supuestos abusos de autoridad de los funcionarios de la Fuerza Pública. Y la desafortunada intervención de la señora presidenta de la República, Mireya Moscoso, es producto de su iniciativa y no de la forma en que el gobierno debe atender este tipo de problemas.
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