Remedios para la crisis asiática
Publicado 1998/02/16 00:00:00
En la reciente reunión del Grupo Intergubernamental de Los 24 para Asuntos Internacionales (G24) celebrada en Caracas, con participación de naciones de todos los continentes, se analizaron las causas y los posibles remedios para prevenir crisis financieras como la que todavía azota al Asia.
Como se sabe, el tifón que causó la caída de las más importantes bolsas de valores de la región y la bancarrota de empresas y bancos que hasta entonces se percibían inconmovibles, fue ocasionado por la corrupción endémica a nivel público y privado.
En Japón, por ejemplo, el dimitido ministro de finanzas, Hiroshi Mitsuzuka, no pudo impedir que bajo sus narices se dieran todo tipo de malas prácticas, desde regalías ilícitas, hasta chantaje para ocultar dificultades financieras en empresas.
En Malasia e Indonesia, los bancos se embarcaron en negocios inmobiliarios sin sentido, igual en Hong Kong. En Corea del Sur, las grandes empresas resultaron no ser lo eficientes y competitivas que decían.
Las cifras en toda la región, no son confiables y los inversionistas no saben a qué atenerse. El resultado ha sido una estampida de capitales que sólo ha podido paliarse en parte con multimillonarias transfusiones de préstamos de emergencia del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Precisamente, el Director Gerente del FMI, Michel Camdessus, dijo en Caracas que la fórmula para impedir crisis como la que padece Asia, empieza con el fomento de la transparencia en los mercados. Es pues menester que el público y los inversionistas sepan fehacientemente cuál es la real situación de los participantes en el mercado.
Dijo asimismo Camdessus, que es necesario que los gobiernos fortalezcan los sistemas financieros y bancarios, haciendo más rigurosa su supervisión, consejo éste que nos viene al pelo, a propósito de la reforma de nuestra ley bancaria.
Añadió también el alto funcionario, que es recomendable liberalizar el movimiento internacional de capitales, en lo cual Panamá está entre los más adelantados del planeta. Pero subrayó también que es necesario combatir la corrupción, terreno en el cual nos queda aún mucho que hacer.
Finalmente abogó el alto funcionario del FMI, por una mayor cooperación internacional, para prevenir y afrontar crisis financieras como la asiática, para disminuir el impacto y riesgo de contagio.
Cierto que para Panamá el efecto de las crisis en oriente no será notable, excepto para la Zona Libre y las áreas revertidas con prevista inversión asiática; pero, al margen de que nos beneficiemos circunstancialmente con artículos más baratos, productos de la devaluación monetaria, debemos aprender de la experiencia ajena, a ser más transparentes, a combatir la corrupción y aplicar mayor supervisión financiera y bancaria.
Como se sabe, el tifón que causó la caída de las más importantes bolsas de valores de la región y la bancarrota de empresas y bancos que hasta entonces se percibían inconmovibles, fue ocasionado por la corrupción endémica a nivel público y privado.
En Japón, por ejemplo, el dimitido ministro de finanzas, Hiroshi Mitsuzuka, no pudo impedir que bajo sus narices se dieran todo tipo de malas prácticas, desde regalías ilícitas, hasta chantaje para ocultar dificultades financieras en empresas.
En Malasia e Indonesia, los bancos se embarcaron en negocios inmobiliarios sin sentido, igual en Hong Kong. En Corea del Sur, las grandes empresas resultaron no ser lo eficientes y competitivas que decían.
Las cifras en toda la región, no son confiables y los inversionistas no saben a qué atenerse. El resultado ha sido una estampida de capitales que sólo ha podido paliarse en parte con multimillonarias transfusiones de préstamos de emergencia del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Precisamente, el Director Gerente del FMI, Michel Camdessus, dijo en Caracas que la fórmula para impedir crisis como la que padece Asia, empieza con el fomento de la transparencia en los mercados. Es pues menester que el público y los inversionistas sepan fehacientemente cuál es la real situación de los participantes en el mercado.
Dijo asimismo Camdessus, que es necesario que los gobiernos fortalezcan los sistemas financieros y bancarios, haciendo más rigurosa su supervisión, consejo éste que nos viene al pelo, a propósito de la reforma de nuestra ley bancaria.
Añadió también el alto funcionario, que es recomendable liberalizar el movimiento internacional de capitales, en lo cual Panamá está entre los más adelantados del planeta. Pero subrayó también que es necesario combatir la corrupción, terreno en el cual nos queda aún mucho que hacer.
Finalmente abogó el alto funcionario del FMI, por una mayor cooperación internacional, para prevenir y afrontar crisis financieras como la asiática, para disminuir el impacto y riesgo de contagio.
Cierto que para Panamá el efecto de las crisis en oriente no será notable, excepto para la Zona Libre y las áreas revertidas con prevista inversión asiática; pero, al margen de que nos beneficiemos circunstancialmente con artículos más baratos, productos de la devaluación monetaria, debemos aprender de la experiencia ajena, a ser más transparentes, a combatir la corrupción y aplicar mayor supervisión financiera y bancaria.
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