Ricardo Martinelli, un fenómeno político positivo
- Saúl Maloul
Nos quieren saturar hasta el cansancio, con una muletilla política izquierdista, que no podemos aceptar, y que consiste en la pretensión de que como el candidato presidencial de Cambio Democrático es empresario y es multimillonario, ello sería un pecado político mortal -dicen ellos-, que si bien no le impide aspirar a la presidencia de la República, sí le impide ser presidente.
Lo único que tendríamos que hacer para desvirtuar ese pretendido mito político, sería pedirle al PRD que haga pública la lista de los donantes a sus campañas presidenciales. Así, por lo menos, tendríamos la lista completa de los multimillonarios del país.
Lo cierto es que Ricardo Martinelli, el candidato presidencial de Cambio Democrático, es todo un fenómeno político. Es un fenómeno político porque es la primera vez desde la década del ´90 que se rompe el tradicional bipartidismo entre el PRD y el Partido Panameñista; y también lo es, porque es la primera vez desde 1968, que los liberales regresarían unidos a la presidencia de la República, luego de los mandatos de Ernesto de la Guardia, Roberto F. Chiari y Marco Robles.
Si queremos ser serios sobre el tema, me parece que el ex presidente Guillermo Endara Galimany es quien pone el dedo sobre la llaga. No es que la participación política esté vedada a quienes tienen dinero, pero las reglas de tope de campañas y tiempos de las mismas tienen que darle oportunidad política también a quienes no tienen tanto recurso económico. Y esta es una de las tareas que le quedan pendientes al Tribunal Electoral y a la Comisión Nacional de Partidos Políticos.
No obstante, y dentro de tanto supuesto mar de dinero, se trata de la primera elección luego de los 90 en que hay tantos candidatos independientes a diputaciones, así como son independientes casi todos los candidatos postulados por los partidos políticos a la alcaldía capitalina. La exigencia de dinero no parece haber frenado, en ese sentido, la mayor participación independiente.
Por otra parte, parece una grosería afirmar que si una persona apoya al empresario multimillonario, es porque éste la ha comprado. Pero, a veces, el ejercicio de la tolerancia democrática exige que seamos un poco groseros.
Finalmente, no observo ni en Martinelli ni en las fuerzas políticas que lo acompañan, veleidades autoritarias ni anárquicas de ninguna naturaleza. Por supuesto, que como se reconocerá que la candidata oficialista tiene preferencia por la izquierda, no se negará que el candidato de Cambio Democrático tenga preferencia por la derecha.
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