Aportes
Sobre la salud mental y su abordaje
Pero la mayoría de las problemáticas de salud mental no se abordan desde niveles terciarios, sino desde niveles primarios y secundarios que se refieren a aquellos en los que se tiene como objetivo prevenir el desencadenamiento de un trastorno o alteración de la conducta...
- Iván Samaniego.
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- - Publicado: 17/3/2021 - 12:00 am
Cuando los temas o problemas de salud mental de la población son totalmente dirigidos por un enfoque médico psiquiátrico, pueden pasar dos cosas: La patologización de la vida cotidiana, y la creación de una sociedad de fármaco dependiente.
En un artículo publicado años atrás por el argentino Yago Franco titulado “Enfermos, todos”, señala que estamos pasando de la psicopatología de la vida cotidiana, a la psicopatologización de la vida. No va a quedar ninguno sano.
En otras palabras un niño inquieto por la estimulación constante a la que es sometido por la TV, los videojuegos; una mujer que pierde el sueño junto con el amor de su vida, o quien lo sufre por la muerte de un ser querido; un oficinista angustiado por la competencia laboral; un profesional que debe trabajar gratuitamente en hospitales y siente profunda tristeza; un operario que sabe que en la empresa en la que trabaja (y cuyo sueldo no le alcanza) está elaborando una lista de despidos y siente confusión, desesperanza, angustia: ¡todos en la misma bolsa, todos enfermos! (Franco, 2010)
Y señala claramente en la psiquiatría existía una clara diferencia (que hoy no lo es tal) entre la psiquiatría dinámica (aquella rica disciplina ligada a H. Ey y vinculada con el psicoanálisis) y la biológica, que parece haber triunfado finalmente.
No parece descabellado, hasta cierto punto, pensar que quien se beneficia de esto, por supuesto, es el imperio de las farmacéuticas, pues más enfermos, más ventas de medicamentos para conciliar el sueño, para tratar los problemas de conducta, para controlar la ira, para superar la depresión, para tratar la ansiedad, y cualquier otro síntoma propio de lo humano y que es totalmente parte de una vida hiperacelerada, estresante y complicada, pero que puede terminar mal etiquetada en los consultorios u hospitales.
Resulta que, a nivel epidemiológico, no son las patologías severas (por ejemplo, la esquizofrenia) las que ocupan un mayor nivel de prevalencia en la sociedad, patologías en las que es casi indudable que se requiere de tratamientos farmacológicos, sino condiciones como la depresión y la ansiedad (OMS, 2019), entre otras problemáticas de carácter psicosocial y no de orden biológico. El abordaje de condiciones (ejemplo esquizofrenia), se trata desde lo que se conoce en salud como atención del nivel terciario, en la que se trata la enfermedad mental propiamente dicha.
Pero la mayoría de las problemáticas de salud mental no se abordan desde niveles terciarios, sino desde niveles primarios y secundarios que se refieren a aquellos en los que se tiene como objetivo prevenir el desencadenamiento de un trastorno o alteración de la conducta, tratando con población sana, como con población en riesgo, y es, desde ese enfoque, donde los psicólogos cuentan con una gran cantidad de herramientas para trabajar desde la psicoeducación, hasta la psicoterapia, que inclusive demuestra eficacia en el tratamiento de las condiciones que se presentan en el nivel terciario (cuando la persona presenta un trastorno), y que ni siquiera se incluye como término en la ley 314.
Por ejemplo, para el tratamiento de la depresión, tanto la AC (activación conductual) como la terapia cognitiva, han resultado ser tan –o casi tan– eficaces como la medicación en varios ensayos clínicos randomizados (DeRubeis et al., 2005; Dimidjian et al., 2006). Las intervenciones cognitivas y conductuales aportan también una prevención más duradera de las recaídas que la mera medicación (Hollon, Steward y Strunk, 2006). Es relevante que la población sepa que la terapia tiene beneficios a largo plazo, unos beneficios que la medicación no ofrece.
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Es lamentable que en nuestro país con una ley se pretenda, de alguna manera, jerarquizar el papel de los profesionales involucrados en el tema, como si se tratase de señalar quién sabe más, y no de qué manera cada uno, dentro de su propia disciplina científica, puede aportar su granito de arena en el mejoramiento de la salud mental de los panameños.
Mgster. Psicólogo y docente universitario.
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