Tercera Independencia
- Ginela Escala M./
Mañana harán diez años de una fecha clave para el país, que puede catalogarse como la oportunidad para su tercera independencia. Ese día, miles de persona con banderas, pancartas y palabras de dignidad ocupamos al fin la colina del edificio de Administración (antiguas oficinas del Gobernador de la zona del Canal), para reafirmar la soberanía y autodeterminación de Panamá.
Después de más de tres siglos de dominación española, más de 80 años de subordinación a Colombia, y casi cien años de presencia directa de EE.UU. que en base a un tratado leonino manejó la zona canalera, la posición geográfica y el Comando Sur.
No fue fácil llegar a ese momento de la historia. La ruta estuvo sembrada de cruces y dolores. La lucha permanente del pueblo panameño, pagó un alto precio en sangre, sudor y lágrimas para cambiar el destino de ser colonia y convertirlo en patria libre.
Gestas, mártires, conciencia, tratados, solidaridad internacional se juntaron como piezas de un rompecabezas para lograr el momento de la entrega de un canal y de un territorio, la desmilitarización de bases extranjeras, y sobre todo el retorno de la capacidad plena de determinar nuestro propio camino.
Pero no todo es color de rosas. El acto del 31 de diciembre de 1999 a las doce del día, dejó pendientes los tonos intervencionistas del Tratado de Neutralidad. Al mismo tiempo, presentó el enorme desafío de como traducir esa soberanía en menor deuda social. Como lograr que lo revertido se insertara en un modelo de desarrollo equitativo y sostenible que erradicara la pobreza y la desigualdad. Esto no lo hemos logrado, aún.
Otro desafío, era y es mantener al territorio libre, al fin y para siempre, de la presencia militar exógena. No ha sido fácil, pues en el gobierno del Pérez Balladares se intentó negociar el CMA, y en la actualidad el gobierno construye bases aeronavales sospechosas de ser bases extranjera encubiertas. Panamá debe moverse en este mundo globalizado con una política exterior independiente.
El desafío de la sostenibilidad ambiental es fundamental, un Canal que funciona con agua dulce exige la conservación de la naturaleza, al mismo tiempo nos invita a mantener y conservar la biodiversidad del istmo como generadora de calidad de vida para la actual y futuras generaciones. Inversiones depredadoras del medio ambiente, permitidas y fomentadas por los gobiernos, conspiran contra esta posibilidad.
Los hechos históricos de hace una década, están condicionados por la voluntad nacional de convertir esta tercera independencia en un algo real. El neocolonialismo también está marcado en la mente y comportamiento de las personas y de los intereses de los grupos de poder.
No olvidemos los versos de Pablo Neruda: “El manantial del mar que te rodea/ es tuyo, es una vena de tu sangre/ y los vampiros que te la devoran/ deben hacer sus valijas y marcharse/ y sólo tu bandera de navío/ debe mover al viento de la tarde: / el viento panameño que pregunta/ como un chiquillo que perdió a su madre/ dónde está la bandera de patria./ Está esperando. Y Panamá lo sabe./ Y lo sabemos los americanos/ desde la Patagonia al Río Grande: / una sola bandera en el canal/ debe mover su pétalo fragante/ no puede ser bandera de piratas/ sino una rosa más de nuestra sangre/ y el puro pabellón de Panamá/ presidirá el camino de las naves".
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