Terror en Los Angeles
Publicado 2002/07/05 23:00:00
- EE.UU.
Otra vez la seguridad norteamericana resultó vulnerada con un confuso incidente en el Aeropuerto Internacional de Los Angeles (LAX). Un ciudadano egipcio atacó a personal y pasajeros en un "counter" de la Aerolínea El Al, dentro de la Terminal Tom Bradley, causando la muerte a dos personas y dejando heridas a cuatro. El sujeto murió tras disparos de la seguridad de la empresa israelí.
Este hecho, sumado a otro muy confuso ocurrido horas después en el mismo Los Angeles, cuando una avioneta cayó sobre varias personas que disfrutaban de un picnic, provocó cierto grado de preocupación dentro de la Unión Americana. La sombra de los ataques terroristas parecía asomarse de nuevo sobre la nación líder del mundo.
Empero, lo más extraño del caso, es que el gobierno norteamericano, las autoridades del Bureau Federal de Investigaciones (FBI, en sus siglas en Inglés), además de los oficiales del Estado de California, negaron inmediatamente de que estos hechos fueran considerados como "actos del terrorismo internacional". Algo es seguro, nadie le creyó a las palabras de los encargados de la seguridad interna estadounidense, ni siquiera los mismos gringos.
El error garrafal de un ataque terrorista durante las celebraciones del 4 de julio, día de la independencia norteamericana, debía ser mediatizado, hasta el punto que los medios de información de Estados Unidos "nuevamente volvieron a colaborar con la reducción de la tensión social interna", por no decir que fueron intervenidos por el mismo gobierno.
Otro caso fue que el gobierno israelí "dijo que el ataque en Los Angeles fue un atentado terrorista", pues es el mismo método de accionar de los grupos islámicos: atemorizar a los pasajeros con atentados o secuestros en aviones y terminales aéreas de todo el mundo. Israel, incluso, ya venía advirtiendo de posibles ataques a intereses hebreos, debido a la tensa situación en Oriente Medio. Ante los eventos ocurridos en California, es evidente que la comunidad estadounidense vive la psicosis de intranquilidad luego de los atentados terroristas del 11 de septiembre, que derrumbaron dos gigantescas torres de la ciudad de Nueva York, además de la destrucción de una sección del Pentágono, el símbolo militar de la potencia norteña.
Eruditos de la materia internacional consideran que el posible atentado en Los Angeles puede tener tres orígenes: 1- Que sea una maniobra orquestada por elementos del gobierno norteamericano para justificar la represión y la vigencia de leyes restrictivas al libre movimiento ciudadano, con la excusa del terrorismo; 2- que éste haya sido un hecho aislado, de un incidente que actuó de forma individual por razones desconocidas aún y 3- que en realidad fue un atentado terrorista, un aviso que Estados Unidos todavía es vulnerable a acciones violentas del integrismo subversivo procedente del Oriente Medio, o del Asia Central.
Por otra parte, la causa de la lucha contra el terrorismo parece no haber logrado su principal objetivo: la captura de Osama bin Laden y la completa destrucción de la estructura terrorista de Al Qaeda. Es más, la vorágine de violencia surgida tras el 11 de septiembre, la crisis de la Segunda Intifada en los territorios palestinos, la guerra en Afganistán y la problemática en Kashmir (Cachemira), tienden a generar más movimientos extremistas que actúan ahora en contra de los representantes evidente de este mundo contemporáneo: Estados Unidos.
Sinceramente, pienso que la lucha contra el terrorismo no ha llegado siquiera a su climax. Incluso temo que dentro de poco habrá actos terroristas mucho más violentos que el 11 de septiembre. El uso de armas nucleares tácticas por parte de los elementos terroristas, la premeditada contaminación ambiental con dispositivos de guerra química-bactereológica, o hasta la aparición de células guerrilleras dentro de las grandes ciudades norteamericanas o europeas, sólo nos hace imaginarnos un futuro dantesco, tenebroso y dominado por el miedo colectivo. "En verdad el tiempo no nos favorece en nada", decía un famoso científico escritor, ante la incertidumbre del futuro de la Humanidad.
Este hecho, sumado a otro muy confuso ocurrido horas después en el mismo Los Angeles, cuando una avioneta cayó sobre varias personas que disfrutaban de un picnic, provocó cierto grado de preocupación dentro de la Unión Americana. La sombra de los ataques terroristas parecía asomarse de nuevo sobre la nación líder del mundo.
Empero, lo más extraño del caso, es que el gobierno norteamericano, las autoridades del Bureau Federal de Investigaciones (FBI, en sus siglas en Inglés), además de los oficiales del Estado de California, negaron inmediatamente de que estos hechos fueran considerados como "actos del terrorismo internacional". Algo es seguro, nadie le creyó a las palabras de los encargados de la seguridad interna estadounidense, ni siquiera los mismos gringos.
El error garrafal de un ataque terrorista durante las celebraciones del 4 de julio, día de la independencia norteamericana, debía ser mediatizado, hasta el punto que los medios de información de Estados Unidos "nuevamente volvieron a colaborar con la reducción de la tensión social interna", por no decir que fueron intervenidos por el mismo gobierno.
Otro caso fue que el gobierno israelí "dijo que el ataque en Los Angeles fue un atentado terrorista", pues es el mismo método de accionar de los grupos islámicos: atemorizar a los pasajeros con atentados o secuestros en aviones y terminales aéreas de todo el mundo. Israel, incluso, ya venía advirtiendo de posibles ataques a intereses hebreos, debido a la tensa situación en Oriente Medio. Ante los eventos ocurridos en California, es evidente que la comunidad estadounidense vive la psicosis de intranquilidad luego de los atentados terroristas del 11 de septiembre, que derrumbaron dos gigantescas torres de la ciudad de Nueva York, además de la destrucción de una sección del Pentágono, el símbolo militar de la potencia norteña.
Eruditos de la materia internacional consideran que el posible atentado en Los Angeles puede tener tres orígenes: 1- Que sea una maniobra orquestada por elementos del gobierno norteamericano para justificar la represión y la vigencia de leyes restrictivas al libre movimiento ciudadano, con la excusa del terrorismo; 2- que éste haya sido un hecho aislado, de un incidente que actuó de forma individual por razones desconocidas aún y 3- que en realidad fue un atentado terrorista, un aviso que Estados Unidos todavía es vulnerable a acciones violentas del integrismo subversivo procedente del Oriente Medio, o del Asia Central.
Por otra parte, la causa de la lucha contra el terrorismo parece no haber logrado su principal objetivo: la captura de Osama bin Laden y la completa destrucción de la estructura terrorista de Al Qaeda. Es más, la vorágine de violencia surgida tras el 11 de septiembre, la crisis de la Segunda Intifada en los territorios palestinos, la guerra en Afganistán y la problemática en Kashmir (Cachemira), tienden a generar más movimientos extremistas que actúan ahora en contra de los representantes evidente de este mundo contemporáneo: Estados Unidos.
Sinceramente, pienso que la lucha contra el terrorismo no ha llegado siquiera a su climax. Incluso temo que dentro de poco habrá actos terroristas mucho más violentos que el 11 de septiembre. El uso de armas nucleares tácticas por parte de los elementos terroristas, la premeditada contaminación ambiental con dispositivos de guerra química-bactereológica, o hasta la aparición de células guerrilleras dentro de las grandes ciudades norteamericanas o europeas, sólo nos hace imaginarnos un futuro dantesco, tenebroso y dominado por el miedo colectivo. "En verdad el tiempo no nos favorece en nada", decía un famoso científico escritor, ante la incertidumbre del futuro de la Humanidad.
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