HOMENAJE PÓSTUMO.
Un hombre llamado Aquilino Boyd
Mañana se cumple el octavo aniversario en que se abrió ante nosotros la tumba para recibir los despojos de un ser humano que a
Mañana se cumple el octavo aniversario en que se abrió ante nosotros la tumba para recibir los despojos de un ser humano que a su paso por la vida dejó una límpida estela de honor, de mérito y de servicios a la patria. Nos queda, empero, el recuerdo inmortal de un panameño de bien que reunió en su persona los encantos de la hidalguía, la dignidad y los rasgos severos del carácter: un hombre llamado Aquilino Boyd.
William Jorden, ex Embajador estadounidense en Panamá, en su libro “La Odisea de Panamá”, hace un recuento esclarecedor y convincente de la gestión del canciller panameño, Aquilino Boyd, afirmando: “En la mañana del lunes 31 de enero (1977), Boyd y cinco colegas llegaron a la entrada diplomática del Departamento de Estado… El grupo fue recibido y escoltado hasta el despacho del secretario Vance en el séptimo piso. La reunión resultó muy exitosa para ambas partes”.
“Boyd regresó a Panamá encantado por el éxito de su misión en Washington. Estaba deseoso de informar a Torrijos sobre su fructífera conversación con el secretario Vance y la cálida recepción que había tenido por parte de los senadores. Lo primero que hizo a la mañana siguiente fue telefonear a Torrijos.
Una secretaria le contestó que el General no se encontraba pero que devolvería la llamada. Esperó toda la mañana sin recibir noticia alguna del General. Al día siguiente, llamó una vez más, con idéntico resultado. Esa noche la televisión panameña transmitió una declaración del jefe de gobierno anunciando que puesto que una nueva ronda de conversaciones estaba a punto de comenzar, se disponía cambiar el sistema de negociaciones. De allí en adelante dijo Torrijos, no habría “negociadores permanentes de primera línea”. Los representantes panameños tratarían con los estadounidenses “como equipo”...
“El Canciller, hombre orgulloso y sensible, se exasperó. No se le había dado la cortesía de una simple entrevista con el jefe de su propio gobierno. No se lo había consultado respecto de la nueva técnica para las negociaciones. Sintió que se le había insultado y que su utilidad había llegado a su fin. Encolerizado por el desaire, se sentó a escribir su renuncia... Recordando que su nombramiento había sido anunciado por televisión incluso antes de haber sido consultado, Boyd decidió hacer lo mismo para su despedida. Llamó a un canal local de televisión y leyó su renuncia ante las cámaras…” ¡Qué ejemplo de dignidad! Hoy - humillados, malquistos- presentan renuncia “irrevocable” o amenazan con renunciar; pero se quedan…
Pedagogo, escritor, diplomático.
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