Visas canceladas y esclusas
Publicado 2004/08/10 23:00:00
- Humberto E. Ricord
En el programa matinal de "Encontremos Soluciones", que dirige el experimentado periodista Julio Miller, a través de RCM, hace una semana, el sereno canciller Harmodio Arias Cerjack puso dedo sobre una llaga de última hora, al referirse a varias cancelaciones de visas norteamericanas, concedidas ordinariamente a algunos panameños (de paso, funcionarios de categoría entre nosotros).
Aclaró el Canciller que es una práctica de cortesía diplomática de un país, conceder, negar y cancelar visas sin explicaciones de ninguna clase, lo que es cierto; y no constituye derecho alguno de quien la solicita y la obtiene, todo lo cual es así. Pero añadió el distinguido Ministro que la medida norteamericana se relacionaba con la voluntad estadinense de que empresas de Estados Unidos sean seleccionadas en los futuros trabajos de ampliación del Canal, aunque la motivación coetánea de las cancelaciones se relacionaba con el célebre tema de la supuesta y conocida tacha de "corrupción".
Esto de la ampliación del Canal es un aspecto al que se le están apareciendo varias ronchas, y nosotros, en extremo susceptible, entendemos que el homónimo del Presidente panameño del período 1932-1936, es persona muy cuidadosa y medida, como su distante pariente, y sabe muy bien lo que dice. No es un cargo gratuito, puesto que ya semanas atrás, se mencionó el hecho filtrado de intereses norteamericanos, a propósito de las futuras construcciones canaleras, vientos que aparecieron en los pasillos de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio Panamá-Estados Unidos.
La misma negociadora estadinense, Regina Vargo, dio a conocer que "su país tiene interés en participar en la ampliación del Canal", desde luego que a través de empresas muy calificadas.
Como es costumbre en la actual Administración del Canal, siguen campañas de propaganda, muy prematuramente avanzadas, para que el tercer juego de esclusas y su referéndum se decidan a favor de una construcción que todavía tiene estudios pendientes, y algunos ya producidos y nada públicamente conocidos.
Pocos han pensado que es indispensable una ley que autorice el referéndum relativo a la ampliación del Canal, ya que no tiene lógica alguna dejar tan importante paso a las conocidas improvisaciones nacionales, para resolver después serios problemas de envergadura, mediante un simple decreto ejecutivo o una genial y acomodaticia resolución que llevaría el sello de la Administración canalera actual.
Nosotros, que siempre nos hemos mantenido atentos sobre lo que han hecho varios gobiernos panameños de los últimos tiempos, con el destino que se ha dado a los bienes revertidos o al Canal nacionalizado jurídicamente pero no prácticamente, podemos expresar que hacia el pasado inmediato existieron vínculos del gobierno norteamericano, ex administrador del Canal, con personas ubicadas en posiciones neurálgicas de la vía acuática panameña, en plan de "buenas relaciones", incluso hasta contractuales con personas colocadas dentro de la maquinaria canalera. Se trata de vínculos de vieja data que renacen en un presente que se pinta feliz.
Hay algo de particular que debe ser resaltado. Cuando Estados Unidos cancela visas, queda un indefinido sabor u olor a la bendita "corrupción". Pero cuando son norteamericanos los que traen aproximaciones al baile canalero de las nuevas esclusas, todo es considerado como muy honestos negocios.
Desde luego que no nos estamos refiriendo a asuntos lejanos, sino a ocurrencias muy actuales, dignas del neoliberalismo, de la bienamada globalización, que solamente corre con dirección de una vía y sin reciprocidades, amén de otras bellas palabras de estos años (nuevos odres, para vinos añejos), que dejamos para otra oportunidad, no sin expresar nuestra solidaridad con las declaraciones del Ministro de Relaciones Exteriores Arias Cerjack, quien muy pronto gozará de largas vacaciones, por su decisión personal, como lo conjeturamos.
Aclaró el Canciller que es una práctica de cortesía diplomática de un país, conceder, negar y cancelar visas sin explicaciones de ninguna clase, lo que es cierto; y no constituye derecho alguno de quien la solicita y la obtiene, todo lo cual es así. Pero añadió el distinguido Ministro que la medida norteamericana se relacionaba con la voluntad estadinense de que empresas de Estados Unidos sean seleccionadas en los futuros trabajos de ampliación del Canal, aunque la motivación coetánea de las cancelaciones se relacionaba con el célebre tema de la supuesta y conocida tacha de "corrupción".
Esto de la ampliación del Canal es un aspecto al que se le están apareciendo varias ronchas, y nosotros, en extremo susceptible, entendemos que el homónimo del Presidente panameño del período 1932-1936, es persona muy cuidadosa y medida, como su distante pariente, y sabe muy bien lo que dice. No es un cargo gratuito, puesto que ya semanas atrás, se mencionó el hecho filtrado de intereses norteamericanos, a propósito de las futuras construcciones canaleras, vientos que aparecieron en los pasillos de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio Panamá-Estados Unidos.
La misma negociadora estadinense, Regina Vargo, dio a conocer que "su país tiene interés en participar en la ampliación del Canal", desde luego que a través de empresas muy calificadas.
Como es costumbre en la actual Administración del Canal, siguen campañas de propaganda, muy prematuramente avanzadas, para que el tercer juego de esclusas y su referéndum se decidan a favor de una construcción que todavía tiene estudios pendientes, y algunos ya producidos y nada públicamente conocidos.
Pocos han pensado que es indispensable una ley que autorice el referéndum relativo a la ampliación del Canal, ya que no tiene lógica alguna dejar tan importante paso a las conocidas improvisaciones nacionales, para resolver después serios problemas de envergadura, mediante un simple decreto ejecutivo o una genial y acomodaticia resolución que llevaría el sello de la Administración canalera actual.
Nosotros, que siempre nos hemos mantenido atentos sobre lo que han hecho varios gobiernos panameños de los últimos tiempos, con el destino que se ha dado a los bienes revertidos o al Canal nacionalizado jurídicamente pero no prácticamente, podemos expresar que hacia el pasado inmediato existieron vínculos del gobierno norteamericano, ex administrador del Canal, con personas ubicadas en posiciones neurálgicas de la vía acuática panameña, en plan de "buenas relaciones", incluso hasta contractuales con personas colocadas dentro de la maquinaria canalera. Se trata de vínculos de vieja data que renacen en un presente que se pinta feliz.
Hay algo de particular que debe ser resaltado. Cuando Estados Unidos cancela visas, queda un indefinido sabor u olor a la bendita "corrupción". Pero cuando son norteamericanos los que traen aproximaciones al baile canalero de las nuevas esclusas, todo es considerado como muy honestos negocios.
Desde luego que no nos estamos refiriendo a asuntos lejanos, sino a ocurrencias muy actuales, dignas del neoliberalismo, de la bienamada globalización, que solamente corre con dirección de una vía y sin reciprocidades, amén de otras bellas palabras de estos años (nuevos odres, para vinos añejos), que dejamos para otra oportunidad, no sin expresar nuestra solidaridad con las declaraciones del Ministro de Relaciones Exteriores Arias Cerjack, quien muy pronto gozará de largas vacaciones, por su decisión personal, como lo conjeturamos.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.