¿Y por qué sufrió tanto?

¿Por qué sufrió tanto Jesús? Porque es de nuestra condición humana el experimentar un desgarrón en el alma cuando nos apartamos del camino del Reino, cuando abandonamos a Dios. Aparece el vacío, el dolor por la ausencia del Trascendente y Misericordioso, de la Fuente Eterna de nuestro amor, del Divino providente, del Dios creador, redentor e iluminador, el Dios uno y trino. Y como Jesús vino para cargar con nuestras culpas, para pagar el precio del rescate, para asumir nuestro pecado y lavarlo con la sangre derramada en la cruz, experimentó el dolor de toda la humanidad cuando está en pecado, el sufrimiento por apartarse de la fuente de todo gozo, de todo amor, de toda paz y esperanza, del Dios santo, santo, santo. Por eso exclama con tanto dolor en la cruz, "¿Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?

Este sufrimiento empezó cuando fue atacado por calumnias por el poder religioso de su tiempo: Se hace pasar por Dios, es un blasfemo. Es comilón y borracho. amigo de pecadores. Es Belcebú, el príncipe de los demonios. Es un embaucador y mentiroso y quiere ser rey. Se sintió totalmente incomprendido y atacado de la manera más burda y canalla. Luego vio como lo fueron abandonando los apóstoles a los que tanto había cuidado y enseñado. Y después fue capturado como si fuera un criminal, el juicio injusto, las torturas físicas y las burlas por la soldadesca romana. El pueblo malagradecido y canalla gritando pide que lo crucifiquen. Y el camino al calvario donde es expuesto a los insultos del mismo pueblo. En la cruz es despojado de su ropa, y la agonía fue terrible, muriendo desangrado, deshidratado y asfixiado. Se ve además solo, con su madre desamparada, y por eso le pide a Juan que la cuide. Y el culmen de su sufrimiento, cuando siente la lejanía de Dios Padre, silencio en el seno de la Santísima Trinidad. Y todo esto como consecuencia de los pecados de la humanidad. Aun así morirá entregando su espíritu a Dios Padre, perdonando a sus asesinos y a toda la humanidad. Humanamente dicho, muere como un fracasado.

Podríamos decir entonces que el sufrimiento de Jesús fue extremadamente horroroso, terrible. Pero todo esto sirvió para salvar a toda la humanidad, abrirnos las puertas del cielo, y de manera gratuita. Todo es gracia, todo es misericordia. Fue un sufrimiento y una muerte redentora. Allí demostró hasta donde fue capaz de amarnos. Aun así habrá personas que no acepten este regalo divino y lo nieguen. Allí se juegan su propia salvación. Jesús sufrió porque amó, y con el más grande, el infinito amor.