Una mujer que cumple con la República
Publicado 2002/11/03 00:00:00
- VÃctor A. Santos J.
Sentada en una silla, esperaba ansiosa para contar el relato de su vida. Con sus aretes coloridos y la tradicional flor en la cabeza, "Chabela" recuerda las inolvidables fiestas patrias, de aquellos años en donde niños ataviados con hermosos vestidos con los colores del emblema nacional, pupulaban por las calles de los pueblos al son de contagiantes tambores.
Aún perduran estas imágenes en la memoria de Isabel Ostía, quién al igual que nuestra república nació el 3 de noviembre de 1903. Con su mente lúcida aún pese a los años, quién dice pertenecer a la patria por habérsele permitido venir al mundo ese día, relató que hoy son muchas las costumbres que han cambiado, pues las personas han olvidado ese fervor patriótico de victoria que existían en esos tiempos en donde Panamá por fin había logrado convertirse en un país independiente.
Pese a las dificultades económicas que existían, Chabela comentó que las madres hacían muchos esfuerzos para que cada noviembre fuera mejor que el otro.
Hacían trabajos en su mayoría domésticos para comprar a sus hijos los vestidos blanco, rojo y azul y acicalarlos para que salieran a las calles y no desentonar en la celebración.
Su madre, Manuela Ostía, una mujer humilde, cuando no tenía los 0.25 centésimos para pagar el costo de la confección del vestido que mandaba a elaborar en donde la señora Elvira de Grajales, lo cosía ella misma a mano y conseguía una banderita panameña para que saliera a celebrar el 3 de noviembre.
Esta singular señora, quién a sus 99 años aún mantiene este espíritu festivo y sobre todo el recuerdo de aquellas cumbias y tambores que aún baila, expresó que esos fueron tiempos "mozos".
Jocosamente "Chabela", sostuvo que uno de sus peores momentos fue cuando su madre la llevó al baile después de los desfiles y mientras que se desprendía por la pista su vestido blanco, se le rompió, dejando el encaje en el suelo.
222 "Chabela", como cariñosamente le llaman a esta bella mujer, celebra cada año en compañía de vecinos en el distrito de Remedios, provincia de Chiriquí, su cumpleaños, con un gran fiesta en su casa.
Esto fue muy vergonzoso para ella por lo que decidió irse de inmediato a su casa, sin embargo al llegar a la vivienda se impregnó de mucha preocupación al pensar que no tenía otro de igual color, y como la tradición decía que ataviarse con otro color era desentonar, buscaron entre su ajuar en donde finalmente encontraron uno.
Cuando llegaba el mes de noviembre todo el pueblo se llenaba de fervor patrio desde la organización de los actos hasta el mismo pueblo. "Era muy bonito, muy bonito todo", dijo.
Manifestó que ahora las fiestas han cambiado, sin embargo ella continua su tradición poniéndose una hermosa pollera y saliendo al portal de su casa desde tempranas horas de la mañana para saludar a su patria, igual como se hacían hace 99 años.
"El tamborito, vamos al tamborito en donde esta la casa mía, se baila el tamborito" "Arriba Monteariano, Monteriano es Chiricano caramba, Arriba Monteriano"
"Adiós cucuyo mío, cucuyo de la mañana, Ay mi cucuyo, cucuyo de la Montaña, Ay mi cucuyo, cucuyito". Estas son tonadas que hoy con su voz muy tenue interpreta con mucha alegría esa singular ciudadana para quién el baile se convierte en su mayor satisfacción.
Residentes en el distrito de Remedios lugar que la vio nacer, del cual mantiene mucho orgullo, organizan diversos actos, sobre todo con bailes para que celebre su cumpleaños.
Lourdes y la sobrina Felicia quienes la tienen a su cargo, comentaron que ya es una tradición en el distrito que año tras año con tambores, violines y coronas de flores llenas de confites y otros productos, celebren en su casa el cumpleaños de esa especial mujer que al igual que la patria le rinden honores ese día.
Todos han muerto lamentablemente, dijo Chabela, quién con pesar recuerda esos tiempos que con la compañía de sus amigas Celia Marcussi y algunas otras le decían "vente Chabela a bailar".
No todo fue felicidad, pues Isabel vivió Guerra de Coto, la cual según relató, fue muy fea, pues los soldados llegaban a las casas y se llevaban enseres, animales e inclusive las hijas menores de las familias y si hablaban algo que no les gustaba, las mataban.
Dijo que su mamá y casi todos los moradores de Remedios, para dar seguridad a sus hijos, hacían hondos huecos en el patio de sus casas los cuales tapaban con pencas y otras hojas de plantas en el monte Chiquito para evitar que se llevaran a sus niñas.
Comentó que los hombres son muy malos, por lo que decidió quedarse sola, sin embargo procreó dos hijos de los cuales uno se le murió a los 11 años y el otro reside en Panamá, de quién tiene 14 nietos y varios bisnietos.
"El Chaflán" como le dice al dinero, se lo suministra uno de sus nietos y con éste su sobrina le prepara una sabrosa sopa de gallina, ensaladas, cremas y cereales que la mantienen en buenas condiciones físicas.
Hoy todo es el "Loco Loco", dijo Chabela, refiriéndose a los bailes populares de la actualidad, por lo que hizo un llamado a las autoridades para que retomen las verdaderas fiestas patrias para que Panamá vuelva a vivir los hermosos tiempos de antaño.
Esta mujer, quien espera llegar a los 100 años, pues se mantiene físicamente bien, pidió que se mantengan las buenas costumbres y tradiciones, pues eso es lo que único que mantiene la cultura de un país.
Aún perduran estas imágenes en la memoria de Isabel Ostía, quién al igual que nuestra república nació el 3 de noviembre de 1903. Con su mente lúcida aún pese a los años, quién dice pertenecer a la patria por habérsele permitido venir al mundo ese día, relató que hoy son muchas las costumbres que han cambiado, pues las personas han olvidado ese fervor patriótico de victoria que existían en esos tiempos en donde Panamá por fin había logrado convertirse en un país independiente.
Pese a las dificultades económicas que existían, Chabela comentó que las madres hacían muchos esfuerzos para que cada noviembre fuera mejor que el otro.
Hacían trabajos en su mayoría domésticos para comprar a sus hijos los vestidos blanco, rojo y azul y acicalarlos para que salieran a las calles y no desentonar en la celebración.
Su madre, Manuela Ostía, una mujer humilde, cuando no tenía los 0.25 centésimos para pagar el costo de la confección del vestido que mandaba a elaborar en donde la señora Elvira de Grajales, lo cosía ella misma a mano y conseguía una banderita panameña para que saliera a celebrar el 3 de noviembre.
Esta singular señora, quién a sus 99 años aún mantiene este espíritu festivo y sobre todo el recuerdo de aquellas cumbias y tambores que aún baila, expresó que esos fueron tiempos "mozos".
Jocosamente "Chabela", sostuvo que uno de sus peores momentos fue cuando su madre la llevó al baile después de los desfiles y mientras que se desprendía por la pista su vestido blanco, se le rompió, dejando el encaje en el suelo.
222 "Chabela", como cariñosamente le llaman a esta bella mujer, celebra cada año en compañía de vecinos en el distrito de Remedios, provincia de Chiriquí, su cumpleaños, con un gran fiesta en su casa.
Esto fue muy vergonzoso para ella por lo que decidió irse de inmediato a su casa, sin embargo al llegar a la vivienda se impregnó de mucha preocupación al pensar que no tenía otro de igual color, y como la tradición decía que ataviarse con otro color era desentonar, buscaron entre su ajuar en donde finalmente encontraron uno.
Cuando llegaba el mes de noviembre todo el pueblo se llenaba de fervor patrio desde la organización de los actos hasta el mismo pueblo. "Era muy bonito, muy bonito todo", dijo.
Manifestó que ahora las fiestas han cambiado, sin embargo ella continua su tradición poniéndose una hermosa pollera y saliendo al portal de su casa desde tempranas horas de la mañana para saludar a su patria, igual como se hacían hace 99 años.
"El tamborito, vamos al tamborito en donde esta la casa mía, se baila el tamborito" "Arriba Monteariano, Monteriano es Chiricano caramba, Arriba Monteriano"
"Adiós cucuyo mío, cucuyo de la mañana, Ay mi cucuyo, cucuyo de la Montaña, Ay mi cucuyo, cucuyito". Estas son tonadas que hoy con su voz muy tenue interpreta con mucha alegría esa singular ciudadana para quién el baile se convierte en su mayor satisfacción.
Residentes en el distrito de Remedios lugar que la vio nacer, del cual mantiene mucho orgullo, organizan diversos actos, sobre todo con bailes para que celebre su cumpleaños.
Lourdes y la sobrina Felicia quienes la tienen a su cargo, comentaron que ya es una tradición en el distrito que año tras año con tambores, violines y coronas de flores llenas de confites y otros productos, celebren en su casa el cumpleaños de esa especial mujer que al igual que la patria le rinden honores ese día.
Todos han muerto lamentablemente, dijo Chabela, quién con pesar recuerda esos tiempos que con la compañía de sus amigas Celia Marcussi y algunas otras le decían "vente Chabela a bailar".
No todo fue felicidad, pues Isabel vivió Guerra de Coto, la cual según relató, fue muy fea, pues los soldados llegaban a las casas y se llevaban enseres, animales e inclusive las hijas menores de las familias y si hablaban algo que no les gustaba, las mataban.
Dijo que su mamá y casi todos los moradores de Remedios, para dar seguridad a sus hijos, hacían hondos huecos en el patio de sus casas los cuales tapaban con pencas y otras hojas de plantas en el monte Chiquito para evitar que se llevaran a sus niñas.
Comentó que los hombres son muy malos, por lo que decidió quedarse sola, sin embargo procreó dos hijos de los cuales uno se le murió a los 11 años y el otro reside en Panamá, de quién tiene 14 nietos y varios bisnietos.
"El Chaflán" como le dice al dinero, se lo suministra uno de sus nietos y con éste su sobrina le prepara una sabrosa sopa de gallina, ensaladas, cremas y cereales que la mantienen en buenas condiciones físicas.
Hoy todo es el "Loco Loco", dijo Chabela, refiriéndose a los bailes populares de la actualidad, por lo que hizo un llamado a las autoridades para que retomen las verdaderas fiestas patrias para que Panamá vuelva a vivir los hermosos tiempos de antaño.
Esta mujer, quien espera llegar a los 100 años, pues se mantiene físicamente bien, pidió que se mantengan las buenas costumbres y tradiciones, pues eso es lo que único que mantiene la cultura de un país.
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