Coronavirus
Doctor Emilio Saturno y las secuelas que le dejó la COVID-19: 'Todavía siento la falta de aire'
Emilio Saturno conversó con Panamá América sobre algunas secuelas respiratorias que padece por el coronavirus, lo que le dificulta las terapias, entre ellas practicar ejercicio físico.
- Tharyn Jiménez
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- - Actualizado: 24/8/2020 - 12:51 pm
Tres meses después de haber superado un cuadro crítico producto del contagio del nuevo coronavirus, el doctor Emilio Saturno aún sigue luchando contra las secuelas que le dejó la mortal COVID-19, una enfermedad de la que poco se conoce, pero que cada día alcanza a más personas en el mundo.
“He quedado como que se me aprieta el pecho. Todavía siento la falta de aire, tengo que usar dos veces al día un broncodilatador con corticoides; si no lo uso, se me aprieta más. A veces estoy tranquilo y siento que me cuesta respirar hondo. Limito mi actividad física, he hecho ejercicios, corrido un poco, he manejado bicicleta un poquito, para hacer ejercicios, porque lo tengo que hacer como parte de la rehabilitación pulmonar que necesito. Todavía me cuesta un poco respirar y, aparentemente, puede durar muchos meses o años”, resaltó el doctor Saturno.
Fue el primer médico que se contagió en Panamá, situación que lo dejó recluido por 18 días en un hospital.
"De esos 18 días, los primeros nueve días muy, muy grave, con mucha dificultad para respirar, con un requerimiento de oxígeno al máximo, cada vez que me movía se me bajaba la oxigenación, el riesgo era que no volviera a subir. El ventilador estaba listo, allí en la habitación, pero nunca se terminó usando", dijo.
Contrario a lo que se conoce sobre el diagnóstico y el tratamiento, Saturno tiene su propia opinión de acuerdo a la experiencia que vivió. "Hay gente que dice, incluso doctores, que se puede curar fácilmente (la COVID-19) y no es así. Algunas personas pueden curarse, como un resfriado común, y otras no".
De acuerdo a la estadística epidemiológica, en Panamá se han reportado un total de 40,291 casos, con un porcentaje de recuperación del 46%; es decir, unas 18,726 de las personas contagiadas con el virus han logrado superar la enfermedad.
“Los anticoagulantes que comencé a utilizar al tercer día y la gammaglobulina intravenosa fue la que me sirvió. Me la recomendó un colega amigo de Estados Unidos, de Houston, que había estudiado conmigo la carrera en México hace muchos años y que se enteró que estaba en el hospital, por las redes sociales. Me contactó por medio de mi esposa que sirvió como enlace entre mi colega y el médico de acá en Panamá que me atendió, que es un científico muy conocido, el doctor Nelson Ferrer, experto en neumología e intensivista que practica la medicina basada en evidencia y en este caso le tocó practicar medicina, no basada en evidencia y fue quien tomó la decisión de darme ese tratamiento”, mencionó el doctor Saturno.
Las secuelas que dejó el virus en Saturno no solo fueron a nivel de malestares en su cuerpo, sino que también atacó a varios miembros de su familia. Por ejemplo, su hija, que tiene 14 años se enfermó, estuvo un día con fiebre y dos días con dolor de cabeza; dos de sus hermanas y una sobrina también se enfermaron, estuvieron en casa, "pero muy, muy enfermas con muchos síntomas como por 20 días, les costaba mucho respirar. Una de ellas estuvo en contacto conmigo, la otra había viajado".
“Es un virus muy contagioso, pero que no se le pega a todo el mundo. Mi hijo mayor que estuvo conmigo la semana antes que yo fuera al hospital, comía conmigo, pese a que yo guardaba la distancia. Él me llevaba al hospital, la chica que trabajaba con nosotros también estuvo en contacto directo conmigo, mi esposa estuvo expuesta a mí y a mi hija, a mis dos hermanos y mis sobrinas en el carro con ellas, antes de saber que tenía el virus, viajando a la finca de mi suegro y mi hermana no se enfermó, o sea, no todo el mundo se enferma, no sabes cómo te puede tocar a ti y a mucha gente le toca enfermarse”, indicó el galeno.
El último informe de las autoridades de Salud en Panamá también destaca un alto nivel de contagio, con un número reproductivo efectivo (Rt) del virus en 1.35 desde que se anunció el primer caso, dato que varía como consecuencia de la transmisión comunitaria y que ha quedado en evidencia en la trazabilidad de los casos.
Como médico considera que el personal de salud en los hospitales de Panamá ha hecho un trabajo extraordinario con todas las herramientas que hay, obviamente, en ciertas instituciones hay ciertas limitaciones con equipos, con material de protección que es indispensable para que estos estén protegidos, "porque, desgraciadamente, se han enfermado médicos y disminuye más la capacidad de los que quedan para poder trabajar, es muy agotante".
“El personal que me atendió, gracias a Dios, no se enfermó durante el tiempo que estuve ahí, pero tenían todo el equipo favorable; pero estos equipos, que muchos son desechables, llega un momento en el que se agotan, pero si hubieran tenido que trabajar en instituciones públicas y no hay el equipo para protegerse, corren el riesgo de enfermarse”, aclaró.
Recomendó que si no tienen la necesidad de salir, es mejor quedarse en casa, y si tienen que salir por motivos de salud, para buscar alimentos, hacer alguna diligencia o por trabajo tienen que usar la mascarilla.
“Si tú tienes mascarilla y yo tengo mascarilla, y yo estoy asintomático, la cantidad de virus que va a salir de mi boca va a ser menor y la cantidad de virus que tú vas a poder absorber, va a ser menor y eso disminuye aún más la posibilidad de contagio, lo que es sumamente importante, pero no sirve de nada usarla de forma incorrecta, porque no tendrá la función protectora que se busca”, puntualizó.
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