Coronavirus en Panamá
El calvario de los pacientes que mueren por la pandemia del COVID-19
Los cuerpos de las víctimas por COVID-19 deben ser metidos en bolsas plásticas en las morgues y permanecer así en las cremaciones o entierros.
- José Chacón
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- - Actualizado: 30/3/2020 - 10:09 pm
Los cuerpos de las personas que fallecen por coronavirus tienen que pasar un proceso traumático que es exigido por el Ministerio de Salud a través de una guía para el manejo de cadáveres con sospecha o confirmación de Covid-19.
La lista de esas recomendaciones que, fueron enumeradas en la Resolución N°354 de 27 de marzo de 2020 es larga y muy rigurosa, dada la rapidez con la que se propaga el virus.
La guía, que fue emitida en la Gaceta Oficial N° 28991, de hoy lunes 30 de marzo, debe ser cumplida al pie de la letra por personal de salud, las funerarias y hasta los familiares de las víctimas por coronavirus.
Si un paciente muere en una instalación de salud la preparación del cadáver debe realizarse en el área del deceso. El personal que interviene en esta preparación debe utilizar equipo de protección personal (EPP) exclusivo para atender pacientes con COVID-19: bota desechable, guantes, mascarilla y protección ocular.
Ahora bien, en esta etapa comienza el calvario de aquellos cuerpos inertes: taponamiento de los orificios con algodón impregnado en solución de hipoclorito de sodio al 0.5%. Además se coloca una etiqueta en un pie con la identificación del difunto.
Los cadáveres deben ser puestos dentro de una bolsa plástica con cremallera o zipper, cuyo cierre debe quedar hacia la porción cefálica (la cabeza); esto para que, en caso de que se tenga que realizar una identificación posterior, sea más fácil hacerlo.
Una vez se mete el cuerpo dentro de la bolsa plástica se tiene que limpiar la parte exterior de la misma con alcohol al 70%.
De ahí el cuerpo es trasladado en camilla a la morgue; ese personal que hace el traslado también debe utilizar equipo de protección personal (EPP). Cuando se recibe el cadáver dentro de la bolsa plástica, se introduce en las neveras a una temperatura de entre 2° a 4°, hasta que sea retirado el mismo.
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Mientras tanto, la camilla donde se trasladó el cuerpo es desinfectada y, quien lo transporta, debe desechar el equipo de protección en bolsas especiales y colocarse otro; también debe realizar un lavado minucioso de manos.
El Ministerio de Salud ha sido enfático en advertir que no se debe realizar autopsias o necropcias a los cadáveres de personas fallecidas confirmadas por COVID-19, debido a la posibilidad de generación de aerosoloes.
Cuando se decida realizar el sepelio, ya sea cremación o inhumación (velación), el transporte hasta al cementerio se efectuará en el menor tiempo posible, con el fin de prevenir la exposición de los trabajadores y comunidad general al virus.
Para la movilización del cuerpo se debe colocar la bolsa dentro del ataúd, el cual debe permanecer cerrado en el centro de velación y en todo momento, no debe permitirse el contacto de los familiares con el cadáver. En caso de contar con ataúdes con centana de cristal, es posible abrir la cremallera para descubrir el rostro del cadáver.
Por último, luego de la entrega del cadáver por parte de la funeraria, se debe realizar inmediatamente, el procedimiento de limpieza y desinfección del vehículo con hipoclorito de sodio, alcohol al 70% y otras sustancias.
Y mientras dure el toque de queda, en la celebración de los servicios funerarios, solo se autoriza la asistencia de 5 personas como máximo, dentro del primer grado de consanguinidad o afinidad con el fallecido.
Todos los presentes deben guardar una distancia de metro o metro y medio y utilizar mascarillas quirúrgicas.
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