Apuestas por Harry Potter aumentan
Publicado 2006/07/05 23:00:00
- REDACCION
Desde que la escritora Joanne K. Rowling dejó entrever el 26 de junio que Harry Potter podría morir en el último libro, los teléfonos en las empresas de apuestas no dejan de sonar, según The Sun. Es una buena alternativa a las apuestas por adivinar hasta dónde podría llegar la selección inglesa. Ese dilema ya se cerró.
Según William Hill, dueño de una de las casas de apuestas, la mayoría de los apostadores se ha inclinado por el malvado Lord Vodeldemort.
No obstante, hay algunos que no quieren descartar que el bonachón gigante Hagrid al final se convierta en el sangriento asesino. De acuerdo con el diario, las apuestas por Hagrid están 25 - 1. Sin embargo, quien apueste por Voldemort no puede esperar, de momento grandes ganancias. Por cada cinco libras apostadas por el malvado, se recibirán cuatro.
Cinco libras por cada dos apostadas podrá ganar quien apueste que fue el profesor Snape del colegio Hogwarts el asesino, mientras que las apuestas están 6 - 1, si se trata del compañero y amigo del aprendiz de mago Ron Weasley, así como su adversario en el colegio Draco Malfoy.
Cuando se le preguntó si lo lava, dijo sin reparos: "no se ensucia".
En varios cubículos de su carro de comida, que dicho sea de paso tenían las puertas oxidadas, se guardan los ingredientes del hot - dog.
Muy cerca de él, una vendedora de comida para los empleados de una empresa telefónica, colocaba los platos listos para repartir, en el suelo.
Y luego, en vía España, justo a un costado del Banco Nacional de Panamá, un vendedor de frutas no se quedaba atrás.
Vende rodajas de piña y melón a B/.0.25, pero éstas eran tomadas por sus manos sin guantes y sin delantal.
A su lado, otro vendedor tomaba las empanadas con las manos. Las tenazas brillaban por su ausencia.
Lo que sigue, es todavía más preocupante. Un peruano que vende chicha, botellas de agua mineral, soda y hot - dog debajo del puente de la avenida Simón Bolívar, no tenía en cuenta las mínimas medidas higiénicas antes de despachar.
Dijo llamarse Lucas Arredondo.
La chicha que vendía Lucas era de naranja, pero tenía un color oscuro, por lo que le preguntamos si le había agregado raspadura y respondió: "no, sólo azúcar blanca"..
En menos de 15 minutos se rascó varias partes del cuerpo y con esas misma manos procedió a tomar los alimentos que eran solicitados por los clientes.
Su descuido tuvo agravantes. Con un pañuelo que reposaba en el agarradero del carro, se sacudió las secreciones nasales y luego, con ese mismo trapo, se secó el sudor del rostro.
Este manipulador de alimentos no contaba ni con guantes ni con delantal y lo peor es que tenía la nevera de las aguas y las gaseosas, en la acera del extremo de la calle, expuestas al humo vehicular.
Nos trasladamos después a Plaza Edison donde una vendedora de chicha y hot - dog en menos de 25 minutos, limpió el cuchillo con el que cortaba el pan con el mismo trapo que aseaba la parte delantera del carro movible.
Esa misma mujer arrojaba agua de un envase de soda a las salchichas para conservarlas húmedas.
Historias realmente desagradables que se repetían a lo largo de la ciudad, eso encontramos.
Panamá América observó que se trata de gente de todos los estratos sociales, al menos su apariencia así lo indicaba.
Son, según comentaron algunos propietarios de esos puestos ambulantes, personas que por su profesión les toca "comer algo rápido" para pasar el día.
Para ellos, un hot - dog, una empanada y la chicha de naranja son el mejor recurso.
Según William Hill, dueño de una de las casas de apuestas, la mayoría de los apostadores se ha inclinado por el malvado Lord Vodeldemort.
No obstante, hay algunos que no quieren descartar que el bonachón gigante Hagrid al final se convierta en el sangriento asesino. De acuerdo con el diario, las apuestas por Hagrid están 25 - 1. Sin embargo, quien apueste por Voldemort no puede esperar, de momento grandes ganancias. Por cada cinco libras apostadas por el malvado, se recibirán cuatro.
Cinco libras por cada dos apostadas podrá ganar quien apueste que fue el profesor Snape del colegio Hogwarts el asesino, mientras que las apuestas están 6 - 1, si se trata del compañero y amigo del aprendiz de mago Ron Weasley, así como su adversario en el colegio Draco Malfoy.
Cuando se le preguntó si lo lava, dijo sin reparos: "no se ensucia".
En varios cubículos de su carro de comida, que dicho sea de paso tenían las puertas oxidadas, se guardan los ingredientes del hot - dog.
Muy cerca de él, una vendedora de comida para los empleados de una empresa telefónica, colocaba los platos listos para repartir, en el suelo.
Y luego, en vía España, justo a un costado del Banco Nacional de Panamá, un vendedor de frutas no se quedaba atrás.
Vende rodajas de piña y melón a B/.0.25, pero éstas eran tomadas por sus manos sin guantes y sin delantal.
A su lado, otro vendedor tomaba las empanadas con las manos. Las tenazas brillaban por su ausencia.
Lo que sigue, es todavía más preocupante. Un peruano que vende chicha, botellas de agua mineral, soda y hot - dog debajo del puente de la avenida Simón Bolívar, no tenía en cuenta las mínimas medidas higiénicas antes de despachar.
Dijo llamarse Lucas Arredondo.
La chicha que vendía Lucas era de naranja, pero tenía un color oscuro, por lo que le preguntamos si le había agregado raspadura y respondió: "no, sólo azúcar blanca"..
En menos de 15 minutos se rascó varias partes del cuerpo y con esas misma manos procedió a tomar los alimentos que eran solicitados por los clientes.
Su descuido tuvo agravantes. Con un pañuelo que reposaba en el agarradero del carro, se sacudió las secreciones nasales y luego, con ese mismo trapo, se secó el sudor del rostro.
Este manipulador de alimentos no contaba ni con guantes ni con delantal y lo peor es que tenía la nevera de las aguas y las gaseosas, en la acera del extremo de la calle, expuestas al humo vehicular.
Nos trasladamos después a Plaza Edison donde una vendedora de chicha y hot - dog en menos de 25 minutos, limpió el cuchillo con el que cortaba el pan con el mismo trapo que aseaba la parte delantera del carro movible.
Esa misma mujer arrojaba agua de un envase de soda a las salchichas para conservarlas húmedas.
Historias realmente desagradables que se repetían a lo largo de la ciudad, eso encontramos.
Panamá América observó que se trata de gente de todos los estratos sociales, al menos su apariencia así lo indicaba.
Son, según comentaron algunos propietarios de esos puestos ambulantes, personas que por su profesión les toca "comer algo rápido" para pasar el día.
Para ellos, un hot - dog, una empanada y la chicha de naranja son el mejor recurso.
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