Ganadería y proyección, el compromiso de Juan Carlos López Tovar con un sector estratégico
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Juan Carlos López Tovar forma parte de una familia con una tradición ganadera que se extiende por más de 150 años. Su vinculación con este sector responde tanto a un legado generacional como a una decisión consciente de continuar desarrollando una actividad que considera estratégica. En un país como Venezuela, donde la ganadería representa un componente esencial para la seguridad alimentaria y la economía rural, actores como López Tovar aportan estabilidad en un contexto marcado por la incertidumbre. Representa la cuarta generación dedicada a la cría, levante y engorde de bovinos, a lo que suma también la cría de caballos Cuarto de Milla, actividad que se ha fortalecido con el paso del tiempo.
El desarrollo de la actividad ganadera de Juan Carlos López Tovar se ha sostenido con recursos propios. Siendo el acceso al crédito agropecuario limitado o prácticamente inexistente, Juan Carlos López Tovar ha logrado ampliar su operación mediante la adquisición de nuevas tierras y el crecimiento progresivo de su pie de cría. Esto le ha permitido establecer una base sólida en un entorno productivo que exige constancia, capacidad de adaptación y decisiones bien fundamentadas. En su caso, esa base no ha sido resultado de una estrategia especulativa, sino del trabajo continuado y de una lectura realista de las oportunidades y restricciones del mercado.
Juan Carlos López Tovar y los desafíos estructurales del sistema ganadero venezolano
Más allá del aspecto operativo, su visión sobre la ganadería en Venezuela parte del conocimiento acumulado y de la observación directa del sector. A su juicio, uno de los retos más relevantes que enfrenta la ganadería hoy en día es la escasez de madres reproductoras, un déficit que, según cifras de Fedenaga, supera el 40% respecto a las necesidades para mantener un ciclo reproductivo estable. Esta situación limita el desarrollo de ciclos productivos sostenidos y reduce las posibilidades de crecimiento a escala nacional. López Tovar considera que este cuello de botella repercute directamente en la oferta de carne y en la calidad genética del rebaño venezolano.
A pesar de ese escenario, reconoce algunos avances importantes. Entre ellos, destaca la mejora genética de los rebaños y la incorporación de nuevas razas como la Brangus, que antes no estaban presentes en el país. Estos procesos, aunque aún incipientes, son una señal de transformación técnica y de esfuerzo colectivo por mejorar la productividad. No obstante, también subraya que estos avances requieren acompañamiento institucional, algo que hasta ahora no ha tenido el alcance necesario.
Un enfoque empresarial aplicado al campo
El recorrido profesional de Juan Carlos López Tovar no se limita al campo. Durante más de tres décadas ha trabajado en el sector de neumáticos, un ámbito donde adquirió herramientas de gestión, planificación y estructura organizativa. Esa experiencia le ha sido útil también en su faceta ganadera, donde aplica criterios de eficiencia, seguimiento y control de procesos. A diferencia de otros enfoques más improvisados, su línea de trabajo se orienta a construir una actividad que pueda sostenerse a largo plazo, con metas claras y recursos bien administrados.
Quienes han emprendido proyectos en el ámbito agropecuario suelen coincidir en algo: no es una actividad sencilla. Por eso, a quienes se inician en este camino, Juan Carlos López Tovar les recomienda asumirlo con preparación y sin subestimar las exigencias del sector. La constancia, la disciplina y la planificación son, según su experiencia, los pilares fundamentales para cualquier desarrollo ganadero serio. Se trata de producir con estructura, comprensión del entorno y objetivos realistas.
Un modelo de trabajo que apuesta por la permanencia
El caso de Juan Carlos López Tovar se define por la capacidad de sostener una actividad en el tiempo, incluso cuando el entorno es adverso. Su manera de entender la ganadería combina tradición familiar, capacidad de análisis y adaptación progresiva. En lugar de perseguir resultados rápidos, ha construido un modelo que busca permanencia, con decisiones enfocadas en el mediano y largo plazo. Esa continuidad, en un sector que suele estar expuesto a ciclos de abandono y retorno, representa una contribución valiosa a la consolidación de la actividad agropecuaria en Venezuela.
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